domingo, 24 de enero de 2021

La oración: la disciplina del espíritu (1-2)

DÍA 21: 40 días de oración con propósito

 (4 de enero al 9 de febrero 2021)

Operación 6*3*9 en acción:

6:00 AM. Liderazgo pastoral y su familia

3:00 PM. (Hora de la muerte de JESÚS). Su

                  patria, sus gobernantes y los del mundo.

9:00 PM.  La familia modelo de DIOS al crearla. 

Francisco Aular

faular@hotmail.com

Lectura devocional: 1 Tesalonicenses 5:16-28        

Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23 (NVI)

 

A través de la historia se ha explicado la pregunta: ¿Cómo está constituido el ser humano?, la respuesta se ha dado de tres maneras: Unidimensional, “somos nada más un cuerpo”, proponen los materialistas, los ateos: “cuando morimos se acaba todo…” Bidimensional, “somos cuerpo y alma” los filósofos griegos, y teólogos cristianos influenciados por los primeros: “muere el cuerpo, pero sobrevive el alma inmortal”. La tercera propuesta es Tridimensional, “somos espíritu, alma y cuerpo” viene dada la explicación por ese gran teólogo sistematizador del Cristianismo el Apóstol Pablo, en nuestra cita de hoy de 1 Tesaloniceses 5:23: “espíritu, alma y cuerpo. En griego: “pneuma, psuke, soma”. Aquí me uno al Apóstol.

 

¡Eso es lo que creo, vivo y enseño! Justamente este ser humano tripartito, lo es porque también es espíritu. El espíritu humano, nacido de nuevo y en la plenitud espiritual que tal hecho implica, permitió que JESÚS, DIOS mismo hecho hombre, viniera del cielo a la tierra. Porqué ÉL mismo es la vida eterna. Todo esto, lo entendemos mejor y empezamos a vivirlo por medio del Nuevo Nacimiento, que transforma nuestra vida temporal en esta tierra -vida “bíos” a Vida “Zoé”- la vida que viene del cielo, por medio de nuestra fe en JESUCRISTO, porque lo repito, Él y solo Él, es la Vida Zoé… “Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.” (Juan 17:3, NTV). 

 

Solo un cristiano nacido de nuevo puede poseer esta seguridad: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25, RV60). ¡Esto hace posible que tengamos VIDA, en y después de esta vida!

 

¿Por qué todos los seres humanos tenemos que nacer de nuevo? ¿Por qué tenemos que experimentar esa nueva vida que viene de lo alto? ¿Por qué tiene que existir esa regeneración espiritual para todos los pecadores? La Biblia dice que desde la caída de Adán y Eva en desobediencia a DIOS, todos los seres humanos, si bien tenemos un espíritu dentro de nosotros, ese espíritu está muerto en nuestra relación con DIOS:

 “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1,2 RV60). Desde luego como seres humanos, poseemos las facultades del espíritu que son la intuición, la conciencia y la comunión, para poder comunicarnos con el mundo espiritual, lamentablemente, no con el DIOS Verdadero. Porque cuando no hemos experimentado el nuevo nacimiento, ese espíritu humano prácticamente está muerto para relacionarse con DIOS y con la Palabra de DIOS como debe ser. Así JESÚS lo afirmó: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24 RV60). ¡Nótese la diferencia, DIOS es Espíritu…los que le adoran deben hacerlo en “espíritu y en verdad”!

 

Fíjense que Pablo en nuestro versículo de hoy, enumera primero el espíritu, después el alma, y luego, el cuerpo. Porque en el ideal de DIOS para el ser humano, debe ser nuestro espíritu -controlado y dirigido por el Espíritu de DIOS-, quien nos guíe en este mundo y en el venidero. Por eso JESÚS le dijo a un hombre muy religioso llamado Nicodemo, “de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (…) lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (Juan 3:3,6 RV60).

 

 En conclusión, como resultado de todo esto, se resalta esta verdad: La principal manifestación espiritual de un verdadero nacido de nuevo es adorar a DIOS “en espíritu y en verdad”. Esto lo hacemos primordialmente por medio de la oración. Orar es hablar con DIOS. Sin conversación a DIOS no puede haber comunión con Él. La oración es comunicarnos con DIOS por medio de nuestro espíritu vivificado por Su gracia y poder. La oración ejercita a nuestro espíritu, lleno del poder y la gracia del Espíritu Santo a vivir una vida de oración con propósito que no puede ser otro que este:

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. 

(Hechos 1:8, RV60).


¡Pongámonos en oración ahora mismo!

¡Adelante siempre adelante! 

 

Oración:
PADRE ETERNO: ¡Te alabo nuevamente en esta hora en mi tiempo de comunión contigo! Ayúdame a disciplinarme y a ejercitarme en la oración. En el nombre de JESÚS, amén. 
Perla de hoy:
En nuestro tiempo de orar en espíritu, nada es tan grande, ni tan insignificante como para no llevarlo ante DIOS.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo 

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