viernes, 31 de agosto de 2018

¿Desanimado?

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmos 103
Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmos 103:2 (NVI) 

Al caminar por los senderos de la Biblia nos encontramos a menudo con un hecho: el punto de partida para salir airosos en la labor que nos ha tocado hacer,  asciende o desciende según el estado de ánimo que tengamos. Sin embargo, no es pecado estar temporalmente desanimados, el pecado está en dejarnos dominar por el desánimo. Grandes hombres de Dios pasaron por el desánimo, Job, Nehemías, Elías, Jeremías y para no ser tan extensos, Juan el Bautista, pero todos ellos se libraron del desánimo.

El ánimo es la fuerza que nos pone en acción, el desánimo nos quita la fuerza. El rey David, en sus Salmos, nos confiesa en mchos de ellos, su breve paso por la tristeza y su compañero inseparable, el desánimo. En algunos de ellos, el salmista eleva su alma deprimida por la nostalgia de los éxitos del pasado, el asecho de sus enemigos y los recuerdos de Jerusalén con su templo. Pareciera que el salmista ha tocado fondo y no le quedan esperanzas para salir adelante; pero nuestro Dios está allí en esos momentos, cuando como seres humanos, conocemos y reconocemos nuestro desvalimiento, cuando no nos quedan más asideros de donde agarrarnos porque pareciera que todas las vigas de sustentamiento crujen y ceden ante nuestro peso, entonces ahí, Dios, que hasta ese momento ha estado acompañándonos sin que lo notemos, se levanta en el camino como la única columna de seguridad del creyente, al igual que ocurrió con el salmista, es una buena idea concentrarse en las bendiciones de Dios, en vez de nuestras carencias.

La tentación permanente del ser humano es la idolatría, es decir, poner cualquier cosa entre él y Dios: éxito, fuerza, poder, juventud, sexo, negocio, dinero, belleza, y el activismo político, deportivo o religioso; todo esto seduce al ser humano, y lo hace sucumbir y doblar sus rodillas ante estas cosas que lo mantienen ocupado y sin tiempo para Dios. Un día se da cuenta de que el gusano roe las entrañas de sus ídolos, que los sueños huyen, los muros se vienen abajo piedra por piedra, y es capaz de pensar la brevedad de su paso por este mundo; en esas condiciones el ser humano queda desnudo y desarmado ante la realidad, este puede ser el momento del desánimo pero está en condiciones de adorar y alabar a Dios de manera consistente si lo asume como su única esperanza:

“¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!” (Salmos 42:11, NVI).

Esto lo ilustro mejor por medio de una experiencia pastoral. Sonó el teléfono a medianoche, mientras caminaba para atenderlo vi el reloj de la sala y eran la 1:30 AM.  ¿Quién sera a estas horas? Me pregunté. Atendí el teléfono y se trataba de una mujer cercana a sus cuarenta años, era fiel creyente, miembro de la iglesia. Su esposo y sus hijos adolescentes, eran un buen testimonio de quien era ella como esposa y madre. Pero tenía un fuerte cuadro de depresión en aquel momento. Hablamos y oramos, le pregunté: “¿Hija, tienes una Biblia cerca?” “La tengo entre mis manos”, fue su respuesta. Abrimos nuestras Biblias en el Salmo 103, le pedí que lo leyéramos al únisono, al dirigir la lectura, yo hacía énfasis en la alabanza al SEÑOR, al llegar al último versículo, nuestra voces unidas en aquella “noche triste del alma” para aquella mujer, escuché su voz, llena del gozo del SEÑOR que repitió entre sollozos de entusiasmo: “¡Alaba alma mía al SEÑOR!” Ese domingo siguiente, entre los asistentes a la iglesia creo que no había persona más feliz, en toda la congregación que aquella mujer.

¿Desanimado? ¡Pon en práctica la alabanza a DIOS!

Oración:
Amado Padre celestial:
¡Quiero alabarte Padre porque eres lleno de misericordia y amor por tus amados hijos en todo el mundo! ¡Me pongo a contar tus beneficios para conmigo de ayer, hoy y mañana que no hay maneras de sumar tus bendiciones! ¡Ayúdame para que mi gozo lo muestre hoy como testimonio a los demás! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Dé gracias al Señor porque nunca estaremos tan desanimados como para que no contemos con su presencia a nuestro lado y en nosotros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 30 de agosto de 2018

¡Unidos con CRISTO!

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Gálatas 2:15-21
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20 (RV60)

Supóngase que usted hace la siguiente prueba, toma su Biblia y le mete un billete de 20 dólares adentro, pegado con alguna sustancia. Si usted, sin sacar el billete, envía su Biblia a la China ¿en dónde estará su billete?, por supuesto, en la China también. A donde esté la Biblia estará también el billete añadido a ella, y lógicamente, en donde esté el billete estará la Biblia.

Pasé años de mi nueva vida en CRISTO, sin entender mi unión con Él, como consecuencia yo hacía esfuerzos inmensos para vivir la vida cristiana; hasta que un día entendí que la Biblia enseña que se debe dejar que   CRISTO viva Su vida eterna a través de cada uno de los que somos Sus hijos. JESÚS mismo habló de las metáforas que ilustran esta verdad: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”. Él se comparó con el pan que comemos cada día, con el agua de la vida que debemos tomar. Orando al Padre dijo: “Yo en ellos, y tú en mí para que sean perfectos en la unidad” (Juan 17:23ª). La misma idea está implicada cuando dice: “El que a vosotros oye, a mí oye; y el que a vosotros desecha, a mí desecha…” (Lucas 10:6). ¡Lo que me ocurre a mí, le ocurre al SEÑOR!, y del mismo modo, lo que le ocurre al SEÑOR me ocurre a mí.

Eso me lleva a la gran verdad de que la muerte de CRISTO en la cruz -y como estoy en Él- fue también mi propia muerte, ¡yo morí cuando CRISTO murió, pero también, yo resucité cuando CRISTO resucitó!:

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.” (Efesios 2:4-7, RV60).

¡Alabado sea el SEÑOR! Aquí vemos que, desde tomar la iniciativa en el nuestra salvación hasta coronarla con nuestra resurrección, -tanto aquí en la tierra por mí unión con CRISTO- hasta la glorificación final, es ver en acción el plan de nuestra salvación que tuvo siempre en la Mente del Padre Celestial. ¡De JESÚS, depende nuestra pasión y triunfo!

En consecuencia, en nuestro andar diario en este mundo, vemos que por la sangre de CRISTO yo soy perdonado de todos mis pecados, pero al mismo tiempo, por la resurrección tengo la victoria total sobre mí mismo, de esta manera tengo paz con DIOS, conmigo y mi prójimo.

Estaba inciando mi conferencia en un auditorio universitario, para “romper el hielo” le pregunté a mi audiencia cristiana: “¿La vida cristiana es fácil o difícil?”, fue claro que las opiniones estaban divididas, al  yo ver las manos levantadas ante la repuesta que me daban, les dije entonces, “¡la vida cristiana es imposible vivirla por nuestros propios esfuerzos!, solamente nuestra unión con CRISTO la hace fácil al dejar que Él viva Su vida a través de nosotros.”

Oración:
Amado Padre celestial:
Esta verdad de mi unión con tu Hijo amado para poder vivir la victoria de mi vida cristiana desde el más acá hata el más allá, me entusiasma, me llena de fe, amor y esperaza. Ayúdame a vivir crucificado para poder vencer hasta el final. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Pidamos al SEÑOR que podamos vivir una vida cristiana que sea testimonio que estamos unidos a CRISTO, y Él vive Su vida a través de nosotros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 29 de agosto de 2018

Amor y perdón

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Mateo 5.38-42
Y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.  Mateo 5.41

Desde el oriente venezolano, específicamente desde la ciudad turística de Carúpano, llegó a nuestra escuela una muchacha, no era bonita, pero en su rostro había una sonrisa para todos nosotros. Llevaba en su cabeza una par de trenzas que como lianas negrísimas caían sobre su vestido de lunares blancos y rojos.

Apenas hubo comenzado el año escolar, cuando el más atrevido del grupo le puso un sobrenombre Carúpano. En realidad, nunca la llámamos por su verdadero nombre, pero ella siempre con una sonrisa decía, “por favor, no me llamen Carúpano”, pero aquel muchacho no estaba dispuesto a que se le escapara su víctima, y se las ingeniaba para burlarse de ella todos los días. Todos nosotros, sus compañeros éramos cómplices, porque no decíamos nada para defenderla.

Transcurrió el año escolar y vino el terrible examen final. Era un requisito en aquellos días que cada alumno trajera hojas de examen, lápiz, borrador y sacapuntas. El profesor, cerró la puerta y todos empezamos a temblar cuando nos dijo: “¡Escriban!...”

De pronto escuchamos la voz del atrevido del grupo, que nerviosamente exclamó: “¡Se me olvidó mi lápiz!” “¡Póngase de pie!”, gritó el profesor, un frío nos congeló a todos mientras un solo murmullo recorría toda la clase: “¡Perderá el año!”. Allí estaba nuestro compañero, de pie, temblando y sin palabras; de pronto, del primer pupitre se levantó Carúpano, y dijo: “¡Con su permiso profesor!”, y sin esperar respuesta, quebró su lápiz nuevo en dos,  rápidamente le sacó punta y fue en auxilio del compañero en apuros… Todos salimos bien.

Sin duda, magistralmente, Carúpano nos había enseñado otra vez su lección favorita de amor y perdón.

De hecho, JESÚS nos dice  que en el reino de DIOS en el cual andamos desde en día en que  nacimos de nuevo, el resentimiento y la venganza están excluidos de nuestra manera normal de vivir. El cristiano nacido de nuevo no debe ser víctima del rencor ni de la práctica de la venganza, sea cual sea el grado de la ofensa recibida. Caminar un poquito más cuando alguién nos ofende y perdonar al ofensor y hacerlo con gozo es ganancia y no pérdida.

¡Amar y perdonar, es un buen consejo para disfrutar de una buena salud, pregúntele a su médico!

Oración:
Amado Padre celestial:
¡Gracias por amarnos de tal manera que enviaste a tu Hijo amado para darnos tu favor, el perdón de nuestra maldad y pasar por alto el castigo que merecemos. Aunque estamos bajo tu justa ira, no siempre la muestras porque tu mayor placer es amarnos. ¡Gracias Padre Eterno! Ayúdame, a mostrarle al mundo tu amor y perdón. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Roguemos a Dios que Él pueda amar y perdonar a través de nosotros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 28 de agosto de 2018

¡Piénsalo y actúa!

perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmo 119:57-64 (RV60)
Consideré mis caminos, Y volví mis pies a tus testimonios. Salmo 119.59

Lo conocí cuando él tenía 14 años, en realidad todo un prodigio intelectual en su adolescencia, en la iglesia, todos pensábamos que sería un hombre de Dios inmerso en Su Obra, que impactaría a su generación, pero él escogió el mundo intelectual secular y ha llegado a ser un hombre brillante con una trayectoria académica reconocida. Es profesor universitario, columnista de un diario de alcance nacional, además, produce y dirige un programa de televisión de mucho éxito; algunos consideran que puede llegar a ser un político destacado con muchas posibilidades. Hace poco le escribí, y me respondió con una carta muy conmovedora, he aquí algunas de sus palabras: “Yo me descarrié pero no por razones pasionales sino intelectuales. De tanto leer y leer llegó un momento en que mi fe se enfrió y en una época terrible hasta me declaré agnóstico. Pues bien el Señor Dios me llevó entre correazos y pañuelos de nuevo al redil y ahora estoy de nuevo en la misma iglesia de siempre.”

El salmista del Salmo 119, utilizó el vocablo testimonios como sinónimo de la Palabra de Dios. De hecho, pensar en los caminos humanos sin la dirección de la Palabra de Dios, nos puede desviar del verdadero propósito de la nueva creación de Dios en nosotros por el nuevo nacimiento. Sin embargo, acudir a la Biblia como nuestra única fuente de vida nos mantiene en la fe y al mismo tiempo en la acción y pasión evangelizadoras para alcanzar a otros con el mensaje, eso incluye a los intelectuales. Por eso, debemos llenar nuestros pensamientos de los hechos de Dios, en sus atributos divinos, en las diversas profecías cumplidas, en sus promesas para el ser humano, que encontramos en su Palabra, la Biblia.

El salmista nos dice y “volví mis pies a tus testimonios”, significa que el ser humano pensante no encontrará ni en el intelecto, ni en las cambiantes emociones, y mucho menos en las tradiciones religiosas, llenar su vacío espiritual. El pensar en estas cosas, lo hará volver a las riquezas de la Biblia y al centro de su propósito que es encontrar a  Jesús como la única respuesta porque es la única solución provista por Dios para el ser humano:
No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2, NTV).

Considere lo que dijo el Apóstol Pablo, cuando se enfrentaba a los intelectuales de su tiempo y amantes de la sabiduría humana:
Como dicen las Escrituras: «Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé la inteligencia de los inteligentes». Así que, ¿dónde deja eso a los filósofos, a los estudiosos y a los especialistas en debates de este mundo? Dios ha hecho que la sabiduría de este mundo parezca una ridiculez. Ya que Dios, en su sabiduría se aseguró de que el mundo nunca lo conociera por medio de la sabiduría humana, usó nuestra predicación «ridícula» para salvar a los que creen.” (1 Corintios 1:19-21, NTV).

La conversión al Señor implica volvernos desde todas las cosas a la Palabra de Dios para examinarnos en profundidad en lo que pensamos, hablamos y hacemos. Piénsalo y actúa.

Amado Padre celestial:
Como te oró uno de los grandes de la fe, hazme un instrumento tuyo para alcanzar a aquellos pensadores del mundo actual. Con tu luz y tu Palabra quiero iluminar el intelecto del perdido y persuadirlo por el Espíritu Santo a volver a tus caminos. En el nombre de JESÚS. Amén.
Señor hazme pensar en tu Palabra y andar en ella como mi única brújula espiritual.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 27 de agosto de 2018

Convertido por “casualidad”

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Lucas 19:1-10
Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Lucas 19.9

“Me convertí al Evangelio por “casualidad”,-afirmó aquel líder de la juventud delante de la Asamblea Anual de nuestra Convención-Todos clavamos en él la mirada esperando una ampliación de lo dicho. No se hizo esperar y continuó: “Sucedió que yo estaba en la parada del autobús, a la salida de la universidad en dónde estudiaba y vi llegar a tres jóvenes que andaban compartiendo su fe en Cristo. Los evangelizadores habían contactado a una joven y le estaban explicando el plan de la salvación. La curiosidad pudo más que yo, y me acerqué a una distancia en donde podía oírlos, sin que ellos se percataran de mi presencia. Escuché la explicación, y me dije, esto es lo que yo he andado buscando. Uno de los evangelizadores le pregunto a la joven que estaban evangelizado, si quería aceptar el regalo de la vida eterna en JESÚS, y ella dijo que sí. Le pidieron que repitiera una oración, y sin que ellos supieran, yo oré también. Invitaron a la joven a verse al siguiente día, y estuvieron de acuerdo que sería allí mismo y a la misma hora para comenzar con ella un material de estudio de crecimiento cristiano. Todos se marcharon felices y yo, también…” ¡No había nadie sin dar gloria a Dios en aquella reunión de nuestra Convención! Pero el hombre continuó su relato: “Al día siguiente, y a la hora indicada, yo estaba allí. Vi a los jóvenes llegar puntualmente, pero no vi a la muchacha que había hecho su decisión el día anterior, los tres evangelizadores estaban visiblemente tristes. Ya se iban de regreso, cuando me les presenté y les conté mi testimonio, los tres me abrazaron, y me dieron mi primera lección de discipulado inicial con el material discipular “Sigue a Cristo”.

Algo parecido le ocurrió a Zaqueo, el cobrador de impuestos y hombre muy rico, movido tal vez por la conciencia de pecador o por la curiosidad natural, vino a ver a Jesús. Debió de haberse quedado mudo cuando Jesús le dijo: “Zaqueo, date prisa desciende porque hoy es necesario que pose yo en tu casa”, Zaqueo no sólo vio a Jesús, sino que se convirtió en su discípulo también.

Ahora bien, la verdad es esta como lo dijo Albert Einstein: “Dios no juega a los dados con el Universo.” De hecho, mucho menos con la salvación eterna del ser humano: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” (Juan 3:16,17, RV60). Es palpable que una poderosa Causalidad, y no, “casualidad”, está detrás de nuestro testimonio de salvación: DIOS.

En conclusión, debemos entender que la salvación no es algo, sino Alguien: ¡JESÚS morando en nosotros!

Oración:
Amado Padre celestial:
¡Gracias por tu Santa Palabra, la Biblia! La Biblia es el tesoro perfecto que nos has dejado para nuestra salvación, la verdad sin mezcla y errores. Ella “me dice quien soy, de quien vine y a quien voy”. Soy un testigo de lo que tu Palabra ha hecho en mí, ayúdame a predicarla y aplicarla, sin mirar atrás. Tu Palabra no volverá vacía. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Dígale al Señor que usted quiere ser un discípulo dispuesto y disponible para Él, todo el tiempo y Dios le usará para alcanzar para CRISTO, “a todo aquel” que  le oiga y se convierta de las tinieblas a Su luz. ¡Adelante, siempre adelante!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 24 de agosto de 2018

¡Arriésgate a ser como JESÚS!

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Efesios 4:1-16
En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia. Efesios 4:15 (NTV)

Cuando vemos que el hijo se asemeja tanto en personalidad como en carácter al padre, decimos: “De tal palo, tal astilla”; en realidad, en la fe cristiana, el Padre quiere que nosotros seamos en todo como su Hijo JESÚS: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:4,5 RV60). Solamente Dios tiene una respuesta para la salvación del ser humano, adoptarnos como sus hijos y, ¡hacernos como su Hijo JESÚS! Pero esto no ocurre automáticamente en el ser humano, y por eso, necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados, alcanzar el perdón de Dios, y nacer de nuevo (Juan 3:3), y como bebés espirituales crecer, “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13 RV60). En efecto, como decía mi pastor Eusebio Pérez Domínguez: “Lo que no nace no crece”. ¡Parecernos a Cristo no es una opción, si nacimos de nuevo es necesario que esa transformación se vea en nosotros! “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6).

Pues bien, ser como JESÚS es un riesgo, Él mismo lo dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23 RV60). El Señor JESÚS nos exige un amor supremo y una lealtad a toda prueba, “tome su cruz cada día” suena muy suave hoy porque la cruz,  para muchos de sus seguidores, ha venido a ser parte del vestuario, un adorno y nada más, o simplemente, un símbolo al cual algunos adoran. Pero en los días de JESÚS, la cruz era símbolo de vergüenza y muerte, así que ¡ese cristianismo ligero, como una dieta alimenticia que hoy en día se vive, no aparece en el Nuevo Testamento! JESÚS fue muy claro con sus discípulos, una y otra vez, él les dijo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 RV60). El cristiano solamente encuentra paz a medida que crece, y en ese tránsito es probada su verdadera afiliación espiritual a través del sufrimiento, por la verdad, por las aflicciones, los problemas, las tentaciones, sus luchas, sus lágrimas, y aun, el martirio, pero sigue firme confiando en las promesas del Señor JESÚS, no mirándose a sí mismo; se parece a JESÚS en todo: ama como Él nos amó; perdona como él perdonó; y esa similitud, nos libra de llevar un cuaderno con las fallas de los demás y con lo que le han hecho para justificarse a sí mismo; no apela a la autoconmiseración que lo hunde en depresión, sino que pone toda su confianza en el Señor y Salvador JESÚS durante toda su vida en esta tierra; el verdadero discípulo de JESÚS sabe que su crecimiento hacia la madurez en Cristo no es una emoción pasajera, sino una decisión hecha con todas las fuerzas del espíritu, del alma y del cuerpo.

Permítame decirle que cuando leo la vida del apóstol Pablo -quizás el héroe más importante del Cristianismo-, después de la de JESÚS, me impacta; antes de nacer de nuevo, lo vemos perseguir hasta la muerte a la Iglesia y consentir en la muerte de los primeros mártires de la fe cristiana; luego, su conversión en el camino a Damasco; vemos su humillación, el hombre religioso judío, doctor y observador de la ley, el orgulloso Saulo de Tarso, tiene que aprender el discipulado inicial de manos de un hermano desconocido llamado Ananías; después depende para su desarrollo del hombre de Dios, Bernabé; de repente, se destaca en medio de todos los apóstoles; hoy conocemos el verdadero Plan de Dios para el ser humano, y gracias a que el Espíritu Santo usó a Pablo para decírnoslo de manera que todos lo podamos entender; Pablo sufre en todo su trayecto hasta la madurez en Cristo de muchas maneras, sin embargo, él no se amilana, no culpa a otros, no se deprime; ni la más oscuras cárceles de Imperio Romano lo silencian. Uno no puede ver lo que Dios hace con ese ser humano tan especial llamado Pablo de Tarso y seguir viviendo en la mediocridad espiritual. ¿Cuál fue la marca distintiva de aquellos hombres y mujeres del primer siglo de la Cristiandad y nosotros? Ellos, consideraron la fe cristiana no como una religión llena de ritos vacíos, en los que uno practica a ver qué pueden hacer esas prácticas por nosotros, sino que sencillamente, aquellos primeros discípulos de JESÚS, corrieron el riego de parecerse a JESÚS, de tal manera que pudieron decir: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20 RV60). En otras palabras: ¡Arriésgate a ser como JESÚS!

Oración:
Amado Padre celestial:
Tú no quieres que yo sea un pequeño dios, sino que a través del sufrimiento de JESÚS, yo me parezca a Él; que a través de su resurrección, yo aprenda a confiar, que día tras día, el mismo poder que levantó a JESÚS de los muertos, está a mi disposición para vivir la vida cristiana en toda su plenitud. Gracias Señor por darme vida en JESÚS y hacerme tu hijo; ayúdame a ser como tu amado Hijo. En el nombre de JESÚS. Amén.
Arriesgarnos a ser como JESÚS en todo lo que somos y hacemos, habla de quienes somos y a dónde vamos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?