jueves, 31 de diciembre de 2020

Un año más

 

En verdad no niego, que el año 2020 que muere hoy, puede desesperanzarnos. Quizás ha sido uno de los años más complicados con sucesos y fatales consecuencias para la humanidad. Sin embargo, tengo la convicción de que nuestro DIOS está en control y mi oración es que muchos en el mundo en esta noche puedan exclamar como el pueblo judío, frente a los sufrimientos que Jeremías les había profetizado: “Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros nohemos sido salvos”. Jeremías 8:20 (RV60). La “siega y el verano” en el sentido espiritual de hoy, son las oportunidades perdidas, sin arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar el Regalo de DIOS para nuestra salvación, Su Hijo JESÚS. ¡Todo es diferente con nuestro amado SEÑOR Y SALVADOR en nuestras vidas! 

Pero volvamos al tema de hoy: Un año más. En efecto, Jeremías, escribió en un tiempo difícil y predicó 12 grandes sermones, pero la reacción negativa del pueblo contra el Profeta y el Mensaje de Dios que portaba condenaron a Judá a sufrir un cruel destierro de 70 años. Que enseñanza tan grande: DIOS nos da un tiempo para que vivamos, nos arrepintamos de nuestros pecados y nos encontremos con Él. Alegorizando es como un año viejo que nos deja… Pero la misericordia de DIOS, ¡es como un año nuevo de grandes oportunidades! Después de 70 años de castigo el Profeta Jeremías, promete que el pueblo del SEÑOR retornaría, ¡y así fue! Como siempre el amor inagotable del ETERNO es manifestó, la historia nos dice: ¡Que Israel tuvo un año nuevo con el SEÑOR!

 

Delante de nosotros está el 2021, no sabemos lo que nos traerá, sin embargo, pueden ocurrir grandes cosas, entre ellas, nuestra salvación eterna. ¡Busca al SEÑOR con todo tu corazón y atiende a Su llamado! Esto lo expreso mejor en un poema a continuación. Se los dejo:

Un año más

Francisco Aular

“Pasó la siega, terminó el verano,

 y nosotros no hemos sido salvos.”

Jeremías 8:20 (RV60)

I

Viejo año, ¡que raudo te vas!:

y no volverás a mi calendario,

ante lo inmenso de esta verdad,

como el Profeta, hago el comentario:

“Pasó la siega, terminó el verano, 

y nosotros no hemos sido salvos.”

Viejo año, ¡no te vayas! ¡No te apresures!

Porque nosotros como todo humano,

al principio lloraremos tu ausencia, pero

un año más, es tiempo olvidado:

Dejas en mi rostro tus huellas…

y dejas mi cuerpo un poco gastado,

llenaste mis sienes de preciosa plata,

y dejaste sin fuerzas, mis manos…

¿Por qué vuelas siempre así tan veloz?

Tal vez, ni respondas a mi  comentario:

“Pasó la siega, terminó el verano, 

y nosotros no hemos sido salvos.”

Pero no regresa lo que ya se fue, 

no se puede deshacer lo andado.

Esta vida es solo un paréntesis de 

la eternidad que DIOS nos ha dado…

para que busquemos a JESÚS,

mientras pueda ser hallado…

JESÚS, es el camino, y la verdad y la vida.

Salvación nos ofrece como un Regalo.

Esta vida humana es tiempo fugaz,

que Dios ha prestado. 

¿Qué triste será? Oírte decir, 

cuando tu tiempo lo hayas gastado:

“Pasó la siega, terminó el verano, 

y nosotros no hemos sido salvos.”

II

Tu misericordia es tan grande SEÑOR

y amas en gran manera al ser humano,

que hoy llega a nosotros otra oportunidad:

que viene vestida de un Nuevo Año…

Tal vez, venga lleno de felicidad,

o de penas o risas de tiempos dorados…

¡Es un año más que me das SEÑOR!

De ti ¿recibiremos lo bueno y no lo malo?…

En este momento escucho de nuevo, 

la voz del Señor que exclama llamando:

“Pecador, ven a Cristo JESÚS

          y feliz para siempre serás,

que si tú le quisieres tener

         al divino Señor, hallarás.

         Ven a Él, ven a Él, 

         Que te espera tu buen Salvador, 

         Ven a Él, ven a Él

Que te espera tu buen Salvador”. (1)

¡Oh Señor aquí estoy, me arrepiento

y acudo a tu dulce llamado!…

¡Gracias Señor por llenarme de ti

salvo soy, me has salvado!

Y ahora, un año más 

es un tiempo ganado.

Voy por el mundo feliz,

el amor de mi CRISTO, cantando…

Muy lejos se fue mi temor

marcha conmigo, mi JESÚS amado…

Y digo al final de este año:

Ha pasado el otoño triste, 

y el invierno helado…

¡Vive en mí, la eterna primavera

del CRISTO resucitado!…

Un año más, y ahora puedo decir:

Lleno de gozo y bien apasionado:

¡Pasó la siega, terminó el verano

y una gran cosecha el SEÑOR ha dado,

y nosotros… ¡Hemos sido salvos!

 

Toronto, 30 de diciembre de 2016

(1) Himno #62 ENHP, CBP,1982

¡Feliz Año Nuevo para todos en todas partes!

¡Adelante, siempre adelante!

 

Oración
PADRE ETERNO:
¡Alabado seas por este año más que me has dando en mi andar contigo de manera personal! Aquí estamos frente a un año mas como tu Cuerpo en un mundo difícil, por favor, SEÑOR sigue con nosotros y venceremos. Solamente contigo de compañía, será ¡un Año Feliz! En el nombre de JESÚS. Amén.
 Perla de hoy:
¡Gracias SEÑOR por un año más vivido! Hoy nos empinamos sobre las cenizas del año viejo para dar la bienvenida al Nuevo Año, lleno de fe, esperanza y amor.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

 

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Plegaria de fin de año

Francisco Aular
faular@hotmail.com 
Lectura devocional: Salmo 90:12-17       
Enséñanos de tal modo a contar 
nuestros días, que traigamos al 
corazón sabiduría. 
Salmo 90:12 (RV60)

 

“Concluía el año, DIOS vino a su huerta

y buscó fruto en la frondosa higuera.

No lo halló. El verdor tan solo era:

Sombra de vida. ¡Estaba casi muerta!”.

(Estrella de la Mañana, Maracaibo). Enero 1978

 

PADRE ETERNO: 

Te alabaré y exaltaré tu nombre en medio de los tiempos. Al finalizar este año y frente el Año Nuevo, vengo delante de ti en espíritu de adoración, reconociéndome como un humilde instrumento en tus santas manos y estoy aquí de paso y debo contar mis días. Amado JESÚS, te misericordia de mí como tuviste con la higuera, cuando le dijiste al PADRE: “¡Déjala mi Señor, un año más!”.

 

Enséñame a buscarte cada día en tu Santa Palabra, la Biblia. 

Ayúdame a mantenerme delante de ti por medio de la comunión contigo a través de la oración. Ayúdame SEÑOR para estar en primera línea como tu servidor en tu Reino, aquí en la tierra. Que yo pueda decir al final del año, DIOS: “Coronas al año con una copiosa cosecha; hasta los senderos más pisoteados desbordan de abundancia”. (Salmo 65:11, NTV).

 

Enséñame que absolutamente todo en el cielo y en la tierra, la visible e invisible, comenzó en tu Mente.

 

Enséñame a responder la pregunta sin titubeos ¿Para qué estoy aquí en la tierra?

 

Enséñame que se trata de conocerte a ti por el nuevo nacimiento y luego crecer hasta tu plenitud.

 

Enséñame que fui planeado para agradarte porque mi destino final es vivir contigo para siempre.

 

Enséñame que fui hecho para ser parte de tu familia, tu Iglesia, la cual es el campo de entrenamiento en esta vida para la verdadera vida que nos espera al salir de aquí.

 

Enséñame que fui creado para ser como JESÚS y que como Él me corresponde vivir en medio de problemas, pruebas, dificultades, y vivir y morir “porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén” (Romanos 11:36).

 

Enséñame que me has dado talentos, dones como habilidades espirituales para servirte a ti, a tu pueblo y a tus criaturas en general.

 

Enséñame que fui hecho para una misión: Ayudar a alcanzar a este mundo con el mensaje de tu Evangelio y de la salvación que nos ofrece como un regalo en JESÚS.

 

Enséñame que la felicidad no es algo que se alcanza sino que se vive, es disfrutar ahora lo que en tu gracia me has dado.

 

Enséñame a realizar el trabajo que me has dado con gozo en mi corazón y hacerlo como para ti, y no para los demás seres humanos.

 

Enséñame a enfrentar las pruebas para que los músculos de mi fe se fortalezcan.

 

Enséñame que tu Reino no es ni será de este mundo, y a ocuparme en tus negocios que es dar vida al muerto, oído al sordo, vista al ciego, libertad al cautivo y buenas nuevas al pecador.

 

Enséñame que el arrebatamiento de tu Iglesia está cerca, y que lamentarse es mirar hacia atrás, preocuparse es mirar alrededor, pero la esperanza mira hacia ti y el fabuloso mañana que nos espera.

 

Enséñame a amar como tú amaste desde el principio hasta el final y subir la cuesta del Calvario: “sin reservas, sin retiradas, sin lamentos”.

 

Enséñame a mostrar tu paz en donde la guerra se asoma; dar amor en donde el odio reina; a perdonar y pedir perdón y cerrar con ello, las raíces de amargura; a levantarme cuando caiga; ser la esperanza cuando todo se haya perdido; ser la alegría cuando la tristeza como un manto negro llegue; ser sal y la sazón en un mundo desabrido; ser la chispa de fe en medio de las dudas, y ser luz en medio de las sombras.

 

Enséñame que la verdadera sabiduría espiritual, es no buscar ser servido sino servir; buscar ser amado sino amar; ser consultado sino consultar; ser tomado en cuenta sino estar allí sin otra intención que ser útil; que no busque la alabanza sino alabar a otros; ser, ante todo, un constructor de puentes y no de muros.

 

Enséñame a tener por ti, un corazón apasionado en lo que soy y lo que hago, y con un grito de alabanza terminar esta carrera con gozo.

 

Enséñame a ser ejemplo constante y dinámico frente a mi familia y mantener en todo momento este desafío: “Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor.” (Josué 24:15, NTV). 

 

Oro en el nombre de JESÚS “¡Toda la gloria, la majestad, el poder y la autoridad le pertenecen a él desde antes de todos los tiempos, en el presente y por toda la eternidad! Amén”. (Judas 1:25b).

 

¡Adelante, siempre adelante!

 

Perla de hoy:

Un Nuevo Año es una nueva oportunidad que DIOS nos da para hacer la diferencia en este mundo. ¡Feliz Año Nuevo!

Interacción:

¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 

¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?

¿Existe alguna lección por aprender?

¿Existe alguna bendición para disfrutar?

¿Existe algún mandamiento a obedecer?

¿Existe algún pecado a evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 29 de diciembre de 2020

La brevedad de la vida

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmos 90:1-10
Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos. Salmo 90:10 (RV60)

 

“Moreno voy a decir,

Según mi saber alcanza:

El tiempo sólo es tardanza

De lo que está por venir;

No tuvo nunca principio

Ni jamás acabará.

Porque el tiempo es una rueda,

Y rueda es eternidad;

Y si el hombre lo divide

Sólo lo hace en mi sentir,

Por saber lo que ha vivido

O le resta que vivir.”

(Martín Fierro, José Hernández, argentino)

 

Tengo delante de mí, el libro de poesía gauchesca de José Hernández: Martín Fierro; me río con las ocurrencias del Moreno y sus preguntas a Martín, el cual responde siempre tocando su inseparable guitarra. Al final del libro, el Moreno pregunta: “Respóndeme al momento-inquiere el Moreno en tanto rasguea su guitarra-: ¿Cuándo formó DIOS el tiempo y por qué lo dividió? Martín Fierro, se aclara la garganta, la pregunta es muy difícil, pero el cantor no se arredra, y nos habla de la brevedad de la vida.

 

Por otra parte, el filósofo griego Aristóteles concebía el tiempo como una especie de círculo que se movía constantemente, pero que volvía a repetirse –de aquí la idea de la rueda, que el poeta José Hernández, pone en la respuesta de Martín Fierro-. Sin embargo, la concepción aristotélica, no satisface. La idea de la vida cíclica nos condena a la repetición fastidiosa, como lo afirma Alberto Camus: “Levántate, toma el autobús, come de nuevo, duerme; y así el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, el viernes, el sábado. Siempre el mismo ritmo, continuamente la misma rutina. Queda ese tremendo “por qué” que nadie sabe contestar adecuadamente. Y a la mañana siguiente todo empieza de nuevo”. (El Extranjero).

 

Por otra parte, la Biblia nos plantea que la historia del ser humano sobre la tierra tuvo un Génesis y tendrá un Apocalipsis por eso Job, dice: “Mis días se van más veloces que una lanzadera, y sin esperanza alguna llegan a su fin.” (Job 7:6 RV60) Y Moisés afirma:

 

“Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.” Por el motivo de la vida cíclica, muchos creen en una reencarnación hasta ser perfeccionados porque reconocen que este tiempo es imperfecto como lo somos los seres humanos.

 

Por el contrario, la Biblia propone la esperanza de la resurrección de entre los muertos de los cristianos nacidos de nuevo, con un cuerpo resucitado y perfecto para disfrutar una vida perfecta al lado de Señor JESÚS: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25 RV60). Desde luego, que frente a estas últimas horas de este año que ya se nos va, y la realidad inevitable que al despegar la postrera hoja del calendario de este año, y ver la hoja nueva del año que llega, nos preguntemos ¿Será este año el final de mi vida en esta tierra? ¿Se cumplirán en mí las palabras de Moisés al definir la brevedad de la vida: “como sueño”, “como la hierba que crece en la mañana…A la tarde es cortada y se seca”? Sin embargo, para el cristiano, el final de la vida no es un salto al vacío. Morir es depositarse en las poderosas manos de nuestro SEÑOR Resucitado y plenamente confiar en Su promesa: 

 

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:1-3 RV60)

 

Pues bien, mi tiempo con DIOS en el más allá, depende de lo hicimos con Él, en esta vida presente. Debemos tomar conciencia de la brevedad de la vida y del poco tiempo que disponemos para cumplir con el único propósito por el cual DIOS nos puso en esta tierra que es el de conocerlo a través de la Biblia, arrepentirnos de nuestros pecados y confiar únicamente en Él para la salvación de nuestras almas. 

 

El tiempo de DIOS “kairós” según la Biblia es la historia de las intervenciones del Padre y el gran regalo de Su gracia, amor, perdón y esperanza que Él nos ofrece para que nuestro tiempo humano “cronos”, se lo rindamos a Él, y vivamos aquí para Su gloria y honra. De allí que el apóstol Pablo nos aconseje: “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” (Efesios 5:16) Habrá un tiempo que nunca será perdido: Mi tiempo con DIOS frente al hecho de la brevedad de nuestras vidas como lo afirmó, Moisés.

 

¡Adelante, siempre adelante!

 

Oración:

“Yo sólo espero ese día cuando Cristo volverá,

Yo solo espero ese día cuando Cristo volverá,

Afán y todo trabajo para mí terminarán,

Cuando Cristo venga, a su reino me llevará,

Cuando Cristo venga, a su reino me llevará

(…) Yo sólo espero ese día cuando me levantaré,

De la tumba fría con un cuerpo ya inmortal.

Entonces allí triunfante y victorioso estaré,

A mi Señor Jesucristo, cara a cara le veré.

Allí no habrá más tristezas, ni trabajos para mí,

Con los redimidos al Cordero alabaré,

Con los redimidos al Cordero alabaré”.

(HAE #132, Editorial Mundo Hispano, Texas)

Perla de hoy:

Mi tiempo con DIOS diariamente es mi única fuente para renovar mis fuerzas y para seguir adelante.

Interacción:

¿Qué me dice DIOS hoy por medio de Su Palabra? 

¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?

¿Existe alguna lección por aprender?

¿Existe alguna bendición para disfrutar?

¿Existe algún mandamiento a obedecer?

¿Existe algún pecado a evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 28 de diciembre de 2020

El paso del tiempo

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmo 90
Para ti, mil años son como un día pasajero, tan breves como unas horas de la noche. Salmo 90:4 (NTV)
 
“Madre: esta noche se nos muere un año.
En esta ciudad grande, todos están de fiesta;
zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;
claro, como todos tienen su madre cerca...
¡Yo estoy tan solo, madre,
tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;
estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año
pasado que se queda”.
(Andrés Eloy Blanco, venezolano, “Las uvas del tiempo”.
Madrid, España 31 de diciembre de 1923).
 
Estamos a pocas horas de un año nuevo que viene como una página en blanco para llenarla con la historia de cada uno de nosotros. Me lo imagino como los lugares por donde anduve el año pasado caminando en el verano, pero ahora estamos en pleno invierno; anoche, después que nevó se creó un paisaje hermoso y sin huellas, pero, luego, caminé sobre la nieve, y dejé mis huellas marcadas; así veo este nuevo año. Haremos historia en nuestro pasar por este nuevo año como en los anteriores. ¡Que el PADRE ETERNO nos ayude a cumplir con nuestra misión histórica a la luz de nuestro destino eterno con Él!
 
Moisés, el autor del salmo 90, compara la vida en la tierra con un día y sus horas, con una vigilia nocturna, con un torrente de aguas; la vida como un sueño, como un suspiro, como la hierba del campo. Moisés nos dice también: “Si las fuerzas nos ayudan podemos vivir setenta años, y aun llegar a los ochenta; pero no tiene sentido que vivamos tanto tiempo: esa vida de angustias y problemas pasa pronto, lo mismo que nosotros.” (Salmo 90:10 LBLA). DIOS le dio a Moisés la bendición de vivir mucho más tiempo de lo que él mismo había pensado: “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor” (Josué 34:7, RV60).

Ciertamente, este tiempo nuestro “bíos”, que se mueve entre los extremos de la cuna y la tumba, pasa como el vuelo del águila. Nada existe tan fantástico ni tan irreal como el tiempo, el cual nos despierta a los manantiales de la vida y luego como dijo el poeta, Jorge Manrique (1440-1479), “nos precipita a los ríos, que finalmente van a dar a la mar que es el morir…”.
 
En mi oficina de trabajo, en el templo de la iglesia que alquilamos, también alquilan a una guardería infantil y a una organización de ancianos entre los setenta y noventa años, de esta manera paso varias horas del día entre la alegría de los cantos infantiles y los cánticos nostálgicos de los ancianitos. Unos aprenden a vivir y los otros aprenden a morir. Es inevitable el paso del tiempo.
 
Andersen, el de los cuentos infantiles, decía que el tiempo pasa de tal forma que, si no recordamos a DIOS en nuestra juventud, puede que seamos incapaces de encontrarlo en nuestra vejez. En todo caso, para encontrarnos con DIOS, siempre estamos a tiempo. Y ahora, cuando todavía puede usted encontrase con DIOS, en estos últimos dás del año, ¿por qué no lo hace? Justamente, tuve el privilegio de encontrarme con DIOS en mi juventud, y en este año 2020 he cumplido 57 años en mi andar con JESÚS. ¡Esto lo digo con mucha humildad, no jactancia! Todavía me lleno de gozo al recordar aquellos primeros días de convertido con una nueva visión y pasión: ¡Hacer de mi andar con el SEÑOR la prioridad de mi vida! 
 
Cuando acepté el regalo de la Vida Eterna, obviamente, la Vida que nunca se acabará en JESÚS, le hice caso a Él y a sus palabras, cuando nos dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6, RV60). No intente en estos días, cuando en la cristiandad nacida de nuevo celebramos a JESÚS, desviarse con otras distracciones que el mundo nos ofrece. Justamente, JESÚS vino del cielo a la tierra para decirnos que el tiempo de DIOS para la salvación del ser humano había llegado: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15, RV60), desde entonces, la tumba no es el final para el que tiene a JESÚS viviendo en él por el poder del Espíritu Santo (Colosenses 1:27). 
 
El mismo que engendró a JESÚS en el vientre de una virgen, el Espíritu Santo, es capaz de salvarnos y llevarnos a DIOS a través de JESÚS, después de esta vida, porque, así lo afirmó el Hijo de DIOS cuando dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá” (Juan 11:25, RV60). ¿Quiere usted poseer esta vida también? Si usted necesita ayuda espiritual, escríbame a la dirección que está en el encabezamiento de este devocional. Entonces, digamos como Moisés: “Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría” (Salmo 90:12, NTV). 
 
De esta manera, como millones que hoy vivimos, no tendrá temor ante el paso del tiempo y decir: ¡Feliz Año Nuevo!
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Bendito sea tu Nombre por tu plan y el propósito que tienes en mente para el ser humano! Ayúdame a proclamar que hay esperanza en Aquel que nació en una cuna de paja para que nosotros viviéramos en el castillo de Su reino eterno. ¡Esta es la Navidad! En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. (Salmo 90:12, RV60)
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de Su Palabra? 
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
 
 

jueves, 24 de diciembre de 2020

El mundo sin Navidad

 Mis amados todos:

Desde un corazón agradecido a todos ustedes que años tras años, durante trece Navidades consecutivas han estado aquí, les escribo. Hoy la ocasión nos permite reunirnos, bajo restricciones físicas. La Navidad es una celebración espiritual. El Cumpleañero de hoy señaló en una ocasión: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (Mateo 18:20). ¡Teniendo a JESÚS, lo tenemos todo!

¡Feliz Navidad!

Pastor y amigo.

¡Adelante, siempre adelante!

Francisco Aular 

faular@hotmail.com

Lectura devocional: Mateo 1:18-25

El mundo sin Navidad

“¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño!
Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel,
que significa “Dios está con nosotros”.

Mateo 1:23 (NTV)

 

Hace algún tiempo. Al levantarme de mi cama antes del amanecer, me sucedió lo que les contaré a continuación. Me asomé a la ventana de mi casa aquel 25 de diciembre, y recibí el impacto de no ver los adornos de Navidad en ninguna de las casas de mi vecindario. Descalzo todavía caminé rápido, pero con cuidado para no tropezar con los regalos que les habíamos dado a los niños, la noche anterior. ¿Qué raro juraría que por aquí habían quedado los juguetes anoche? 

 

Llegué a la sala, y el arbolito había desaparecido, no estaban colgadas tampoco en las paredes, ni en la chimenea, las campanitas y las estrellas doradas que habíamos puesto al final de noviembre, después del cumpleaños de Mary y que marca para nosotros, en la familia el inicio de la temporada navideña. La mesa del comedor estaba vacía y sin restos de la cena que habíamos celebrado, la noche anterior.

 

¿Guardaría mi esposa el pan de jamón, las hallacas y las nueces?  Allí estaban el cuatro, las maracas y la guitarra, pero no estaba el himnario con los himnos de Navidad que habíamos cantado… Me alegró ver mi Biblia sobre la mesa del recibo. Me arreglé para salir a la calle. 

 

Todo lucía como un día normal de trabajo, cuando no es Navidad. Los adornos de las vitrinas habían desaparecido y la gente se ocupaba de sus labores normales. ¿Qué pasó hoy es Día de Navidad? Pensé. Caminé hacia nuestro templo en donde estaba mi oficina, pero no estaba allí. Tampoco estaba el templo católico ni el presbiteriano de la otra esquina. 

 

Me dirigí al vendedor de periódicos el señor Pedro García. Me reconoció y me dijo ¿Cómo está señor Francisco? ¿Qué raro siempre me dice pastor? Muy bien, señor Pedro, le respondí. No me llamo Pedro, me dijo.  Desde mis interrogantes, tuve el valor de decirle: ¡Feliz Navidad!... Como si fuera la primera vez que escuchaba ese nombre, respondió rápidamente: ¿Navidad, ¿qué es eso? Regresé rápidamente a mi casa, fui a mi biblioteca y todos mis libros cristianos habían desaparecido…

 

Sonó el timbre de la casa y era una joven que lucía tan sombría como la solicitud que la trajo a mi puerta: “Mi madre se está muriendo, por favor venga” … Tomé mi Biblia que tenía sobre la mesa del recibo y salí con aquella desconsolada hija a consolar también a su mamá. Llegué a la casa. 

 

Me senté al lado de la cama de aquella mujer para alentarla con las palabras de JESÚS. Abrí mi Biblia, pero me sorprendí de que terminara en Malaquías… ¡No había Nuevo Testamento! ¡JESÚS el MESÍAS, no había nacido! ¡No había un antes y un después de Su Encarnación! ¡No había Natividad del SEÑOR! ¡No existía la fe, la esperanza y el amor! ¡No había perdón! ¡No había salvación! ¡Reinaba el mal!  ¡No había paz! … Lo único que pude hacer, era lo que hacía rato quería hacer: ¡Llorar desconsoladamente!... Y uní mi llanto al de las mujeres en medio de nuestra desesperación. ¡Estaba en esa angustia de un mundo sin JESÚS! ¡Un mundo sin Navidad!... Pero en eso, desperté. Afortunadamente, todo había sido una pesadilla… 

 

¡Entonces, en el Día de la Navidad, canté feliz aquel himno navideño para despertar a la familia, y luego, todos unidos lo cantamos! “Al mundo paz nació JESÚS” (HB #76, CBP)1994.

I

¡Al mundo paz, nació Jesús!

Nació ya nuestro Rey;

el corazón ya tiene luz,

y paz su santa grey,

y paz su santa grey,

y paz, y paz su santa grey.

II

¡Al mundo paz, el Salvador

en tierra reinará!

Ya es feliz el pecador,

Jesús perdón le da,

Jesús perdón le da,

Jesús, Jesús perdón le da.

III

Al mundo Él gobernará

con gracia y con poder;

a las naciones mostrará

su amor y su poder,

su amor y su poder,

su amor, su amor y su poder.

Oración:

Amantísimo PADRE ETERNO:

Hoy mi corazón tiene un cántico nuevo por habernos enviado a Tu Hijo, y por ello: ¡Hay gozo en la tierra y en mi corazón! ¡El SEÑOR vino para estar a nuestro lado y en nosotros para siempre! ¡Tu brazo es Todopoderoso para levantarnos y sostenernos en medio de las tormentas de esta vida! ¡Qué cada corazón te prepare un lugar para dar a conocer Tu Salvación a las naciones! Hoy disfruto Tu triunfo, y Tu pasión es mi pasión, en el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:

Al celebrar a JESÚS en esta Navidad proclamamos que es la única esperanza de la humanidad.

Interacción:

¿Qué me dice DIOS hoy por medio de Su Palabra? 

¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?

¿Existe alguna lección por aprender?

¿Existe alguna bendición para disfrutar?

¿Existe algún mandamiento a obedecer?

¿Existe algún pecado a evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?