martes, 30 de abril de 2019

Patria

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmo 137:1-6
Patria

La Biblia nos dice que Dios es el autor de todos los grupos étnicos y lenguas y delegó su autoridad para mantener a la sociedad en orden, al hogar, al estado,  a los gobiernos y a las escuelas. Así, la historia de la humanidad, formó, bajo la soberanía divina, a las diferentes naciones, sin embargo, escogió guardarse para sí una nación, con la cual ha tratado a través de los siglos: Israel. En el desarrollo de la historia de la salvación, el pueblo judío juega un papel importantísimo, en realidad, desde el mismo inicio de la historia, como la conocemos; así será hasta el final. Desde la venida de JESÚS, todos los cristianos nacidos de nuevo forman una Israel espiritual, la Iglesia. La unión de los dos pueblo de Dios en uno:
“Pues Cristo mismo nos ha traído la paz. Él unió a judíos y a gentiles en un solo pueblo cuando, por medio de su cuerpo en la cruz, derribó el muro de hostilidad que nos separaba.” (Efesios 2:14, NTV).

Pues bien, en cuanto a la patria terrenal, existe un poema hermosísimo del significado de patria. En efecto, el Salmo 137 encierra una poesía que es una oda a la patria terrenal, allí respiramos la nostalgia de la patria lejana, el gemido del que ha sido despojado por la violencia de sus hogares y de su nación; vemos el lamento de los de los que han salido al exilio, esperando volver. Ellos habían presenciado los horrores de sus compatriotas asesinados en las calles y en las plazas; sus esposas y hermanas violadas y sus hijos degollados; la barbaridad de ver a su amado templo destruido y los muros de Jerusalén derribados. A los más jóvenes se los llevaron cautivos, dejando ellos en el suelo patrio a sus seres amados. Sin duda, por el camino, de sus gargantas sollozantes, salían las hermosas canciones que desde la niñez solían cantar en sus hogares, en el trabajo y en el templo. Pero llegó el momento de guardar silencio “sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas, y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría diciendo, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sión. ¿Cómo cantaremos cantos de Jehová en tierra de extraños?” (Salmo 137:2-4, RV60).

Así aprendemos, que la patria es el lugar en donde tuvimos el amor de nuestros padres, abuelos y otros familiares que iluminaron nuestro andar en la inocencia. Patria es recordar lo que nos fascinó en otro tiempo, que enardeció nuestro corazón al escuchar el nombre de nuestros héroes y sus esfuerzos por darnos una nacionalidad; el sollozo en nuestras gargantas al cantar la canción nacional, mientras los colores de nuestra bandera tremolaban en el viento. Patria son los valores que nos enseñaron nuestros padres y abuelos: El temor y obediencia a Dios, el agradecimiento, la amabilidad, el valor de la amistad, el amor al prójimo, la conciencia del deber, el coraje cívico, la cortesía, el respeto a los demás y a nosotros mismos, la educación, la compasión, la importancia de la iglesia y apoyo a sus planes, los momentos de felicidad y esperanza; en fin, todo lo bueno, lo puro y lo noble.

Mi familia y yo, hace 29 años que vinimos a una nueva patria, Canadá, que abrió sus brazos para recibirnos. Sin embargo a nuestra Venezuela, la patria dejada atrás, jamás olvidaremos. En mi caso, nada de lo que ocurre allí, me es ajeno.  Por aquellos días, de la habitación de mi hijo mayor, Daniel, salieron las notas de una canción que oí por primera vez; mi corazón se llenó de recuerdos mientras la oía y las lágrimas fluyeron sin esfuerzo alguno. El autor de la canción es el panameño Rubén Blades. En ese entonces, Panamá estaba bajo la dictadura y el autor está conmovido. En momentos como esos, el alma se quebranta y quejumbrosa ora a Dios, porque nuevamente la patria sea como lo dijera don Rómulo Gallegos en Doña Bárbara: “Tierra ancha y tendida, toda horizontes como la esperanza, toda caminos como la voluntad. Tierra propicia para el esfuerzo, como lo fue para la hazaña, tierra de horizontes abiertos, donde una raza buena, ama, sufre y espera”. ¡Eso y mucho más es patria!

Patria
Ruben Blades
Hace algún tiempo
me preguntaba un chiquillo
por el significado
de la palabra patria
me sorprendió con su pregunta
y con el alma en la garganta
le dije así: Flor de barrio, hermanito
Patria, son tantas cosas bellas
como aquel viejo árbol
que nos habla y renueva
como el cariño que guardas
después de muerta la abuela
Patria son tantas cosas bellas
son las paredes de un barrio
de su esperanza morena…
Es lo que lleva en el alma
todo aquel cuando se aleja
son los mártires que gritan
bandera, bandera, bandera, bandera
No memorices lecciones
de dictaduras o encierros
la patria no la define
los que suprimen a un pueblo
la patria es un sentimiento
en la mirada de un viejo
son la entera primavera
brisa de hermanita nueva
te contesto, hermanito,
Patria son tantas cosas bellas…
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Creador de todo cuanto existe visible e invisible, haz que llegado el día cuando las naciones desfilen delante de ti, mi patria esté allí. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Patria es el lugar en donde Dios nos ha puesto para influir, para impactar y para cambiar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 29 de abril de 2019

Dios y patria

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmo 144:12-15      
Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el SEÑOR. Salmo 144:15b (NVI)

La Biblia nos dice que Dios es el Autor de la raza humana, y de las lenguas, pueblos y gobiernos que en el transcurso de la historia de la humanidad se han formado. El Creador mismo puso en el corazón del ser humano la necesidad de un sentido de Dios, de familia y de patria para poder orientarse en la vida con un propósito.

Cuando leemos en la Palabra de Dios y revisamos la historia del pueblo israelita, nos damos cuenta que el pueblo escogido y dirigido bajo la soberanía de Señor, siempre se ha caracterizado, en primer lugar, por su adoración al único y verdadero Dios, y en segundo lugar, por el celo con que ha amado a su nación, a la familia, a su lengua y sus costumbres, es decir, los elementos con los cuales describimos lo que es patria.

Uno de los héroes del pueblo judío es el rey David, todavía se visita y se ofrecen los respetos debidos a sus restos en Jerusalén. David fue un verdadero patriota. Entre sus muchas cualidades está la de compositor de salmos o himnos; en muchos de ellos deja sentir su amor, su visión e intercesión delante de Dios por su patria. Para el rey David, Dios y patria son el binomio de la prosperidad de una nación. Pues bien, unas de las citas en donde se ve claramente el concepto que el rey tenía del binomio Dios-patria, es la siguiente:

“Que nuestros hijos florezcan en su juventud como plantas bien nutridas; que nuestras hijas sean como columnas elegantes, talladas para embellecer un palacio. Que nuestros graneros estén llenos de toda clase de cosechas; que los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles, y hasta de a diez miles, y que nuestros bueyes estén muy cargados de alimentos. Que ningún enemigo penetre nuestras murallas,  ni nos lleve cautivos, ni haya gritos de alarma en las plazas de nuestras ciudades. ¡Felices los que viven así!  Felices de verdad son los que tienen a Dios como el SEÑOR” (Salmo 144:12-15. Nueva traducción viviente).

El pasaje anterior nos dice que Dios nos ha dado un hogar que pasa a ser como un palacio, en donde los hijos son un jardín espiritual y las hijas son doncellas de honor; en un hogar así, temeroso de Dios y de su Palabra, el padre es un rey y la madre una reina. ¡Oremos por nuestros hogares y familias de nuestra patria!

Igualmente, Dios nos ha dado una patria, con una lengua que entendemos, con una cultura muy particular, lugares bellísimos y gente amable que se gana el corazón de los extranjeros. En esa patria nacimos, nos hemos criado y vivimos. ¡Oremos por una patria nueva llena de hombres y mujeres con valores cristianos!

Aunque el cristiano nacido de nuevo tiene una Patria celestial, todavía está en la tierra y por lo tanto tiene una patria terrena. En efecto, el cristiano está en el mundo –en sentido físico-, pero no es del mundo porque este es un sistema antagónico a Dios, por ello JESÚS dijo con respecto a nosotros sus discípulos: “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:16 RV60), y el Señor añadió: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:5 RV60). Así podemos decir que según el Señor JESÚS, el cristiano nacido de nuevo es ciudadano de dos mundos. Como el salmista, debemos orar, trabajar, velar y soñar con una patria terrenal en donde la seguridad sea para preservar, especialmente a nuestra familia, niñez y juventud. ¡Soñemos y nos cansemos de soñar con una patria en donde los mejores nos dirijan y nos lleven a la prosperidad espiritual y humana! Cierta vez, un dirigente judío dijo: “Más vale morir que ser expulsado de la propia patria”. Los judíos que anduvieron dispersos por el mundo por dos mil años, saben lo que es patria. Nosotros que tenemos patria tenemos que alcanzar a nuestra nación con el mensaje e influencia de nuestro Señor Jesucristo, porque en la medida que pongamos como la base de nuestros valores las enseñanzas de la Biblia, tendremos la patria que Dios quiso que tuviéramos bajo su soberanía y misericordia.

Y como ciudadanos de ambos mundos debemos caminar sobre nuestro suelo patrio con la mirada puesta en la patria celestial, porque poseemos la esperanza, de que pase lo que pase, tenemos a Dios y a la patria.

Oración:
Padre celestial:
Bendito sea tu nombre porque según tu voluntad pusiste un amor especial por la patria en que nací y por la patria que adopté en esta tierra, pero lo mejor de todo es que por gracia y poder me has dado la esperanza definitiva de una patria nueva, en donde moraré contigo para siempre. Ayúdame a ser un instrumento en tus manos para que mi patria te conozca. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La seguridad de nuestra patria celestial, hace posible que nunca nos sintamos, ciudadanos de segunda clase en ningun lugar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 26 de abril de 2019

Aquí está Dios: ¡fuera tristeza!

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional Salmo 119:17-24
Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros. Salmo 119:24 (RV60). Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! (Filipenses 4:4 NVI)

¡Alégrense!

Un niño de corta edad, que vino a pasar sus vacaciones escolares con su abuelo materno, está tratando de que éste le permita salir a dar un paseo, y no lo logra. El abuelo cristiano evangélico arcaico, vetusto, cara larga, triste, un creyente que pensaba que su fe es la religión de la tristeza y por eso se priva de todo gozo y diversión legítimos, no lo permite.  En la calle-dice al nieto-sólo hallarás maldad. Los niños son pecaminosos; los mayores están corrompidos; el ambiente es impuro y dañino; salir a la calle supone un gran peligro para nosotros los cristianos evangélicos. Pero el nieto insiste y por fin el abuelo cede. Fuera de la casa el niño contempla un panorama totalmente distinto al descrito por el viejo: Los niños juegan felices; en el cielo azul cuelgan nubes limpias, mientras las golondrinas los circundan; el aroma del mar cercano, lo llena todo; la tarde ríe alegremente bajo el sol. En dirección opuesta camina lentamente un burro. Lleva las orejas caídas. Aunque no lleva peso alguno, camina lentamente. Tiene ojos abiertos, pero apagados. Una sombra de tristeza lo invade por completo. El niño, avergonzado, dice para sus adentros: Este burro debe tener la misma religión que mi abuelo.

¡Alégrense siempre!

Por el contrario, la Biblia dice que Dios no quiere que el ser humano viva una vida negativa y miserable. ¡Dios nos hizo para Él, para que seamos felices para siempre! Entonces, cuando el mundo vagaba en oscuridad, y en la maldad, la opresión y los temores invadían el corazón aún de los más fieles, ¡vino JESÚS!: “De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo —dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David!” (Lucas 2:9-11) Con esta acción, el relato bíblico nos dice: Aquí esta Dios: ¡Fuera tristeza!

Nuestro gozo es para siempre

Ciertamente, llegar a ser miembros de la familia de Dios por medio de nuestra conversión que JESÚS compara con un nuevo nacimiento (Juan 3:3), tal vez, es el asunto mas serio y mas trascendente que puede darse en curso de nuestra vida aquí en la tierra. Entre otras razones, lo es porque nacer de nuevo decide el destino eterno del ser humano. Le abre las puertas del más allá, con ello la esperanza más gloriosa que el ser humano pueda imaginar: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”  (Juan 11:25 RV60) Pero es un error creer que Dios le cierra las puertas a toda diversión sana del más acá y lo reduce a un ser tristón, aislado del mundo, de cara larga y consternado, triste y sombrío que solamente espera morirse para ser feliz. No. La verdadera conversión produce un gozo indescriptible en el que la experimenta, que los que no han nacido de nuevo, ignoran. La tristeza no pertenece a los síntomas de una verdadera espiritualidad. En un sentido estrictamente bíblico: “tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.” El gozo del Señor ha de superar a las alegrías naturales, terrenales, temporales, que sin ser necesariamente pecaminosas, proceden de otras fuentes. Las delicias de nuestra experiencia con Dios ha de superar y de influenciar, todo otro motivo de alegría en este mundo, porque tener el gozo de haber llegado a la familia de Dios (Efesios 1:5) también supone la capacidad que Dios nos de comunicación: “Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles.” (Romanos 1:16 NTV).

La fuente de nuestro gozo

Justamente por predicar la Buena Noticia de la Salvación por fe en JESÚS y el arrepentimiento para con Dios,  Pablo es injustamente encarcelado y condenado a muerte por el nefasto Nerón. Si bien, el apóstol Pablo está encadenado y preso, en su espíritu, es totamente libre tanto en el ser como en el hacer, y por ello al momento de escribir la Carta a los Filipenses –por ciento, llamada la carta de la alegría- el Apóstol,  nos enseña que cuando Dios está en nuestras vidas, las circunstancias no pueden quitar la alegría de nuestra fe porque es fruto del Espíritu Santo en nosotros: “En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!” (Gálatas 5:22,23,NTV). Satanás, es el  padre de la desesperanza, el miedo, el desánimo y la tristeza crónica, y otras emociones negativas que nos paralizan. Por ello, con el Apóstol nos aferramos a la alegría de Dios en nosotros, los cristianos nacidos de nuevo, y debemos mostrarla ante un mundo en llamas: “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!” (Filipenses 4:4 NVI). Por eso, podemos decir: Aquí esta Dios: ¡Fuera tristeza!

Oración:
Amado Señor:
Bendito y alabado seas Padre, enviaste a tu Hijo y Él, vino a traer el gozo verdadero a este mundo. Teniéndolo a Él, lo tengo todo y poseo la verdadera razón para vivir. Ayúdame a proclamar la Buena Noticia de tu salvación y gozo para esta vida y la venidera. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La Biblia es la fuente para el verdadero gozo y la felicidad en esta vida.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

jueves, 25 de abril de 2019

Adiós a Roberta

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Daniel 12:1-10
Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará. Daniel 12:4 (RV60)

¿Qué ha hecho la ciencia y la tecnología por nosotros?
La respuesta es mucho, pero me temo que ha roto lo más importante en el ser humano: Su relaciones con otros. Aquí va un ejemplo de ello. En la ciudad de Toronto, donde vivo, el invierno arrecia entre enero y febrero, así que en una mañana de enero de 1991, había caído nieve en abundancia; aquel era mi primer invierno en Toronto, y mi familia y yo lo disfrutábamos.

Caminé hacia la entidad bancaria más cercana, para abrir mi cuenta personal; mis pasos eran cuidadosos para no resbalar en algunos lugares del trayecto, que en vez de nieve, tenían hielo, el viento frío era como el filo de una hojilla en mi cara, y casi traspasaba todo mi vestuario de invierno, pero mi marcha era lenta y temblorosa, no sólo por el frío, la nieve y el hielo, sino por el miedo a que mi escaso inglés me sirviera para dar todos los detalles necesarios para abrir una nueva cuenta bancaria.

Por fin, llegué, enseguida me dirigí a una de las ventanillas de la agencia, allí estaba ella, con una sonrisa maravillosa, como diciéndome bienvenido, medía como un metro ochenta centímetros, tenía una blusa roja y falda azul, sus cabellos rubios caían sobre sus hombros formando un arco detrás de su rostro, sus ojos eran tan azules, como las aguas del Lake Louise en Alberta. Me dijo en su perfecto inglés (traduzco): “mi nombre es Roberta Hutchinson”, yo me presenté advirtiéndole, lo que ella notaría, que mi inglés era muy pobre; le dije de donde era, y ella respondió: “Ah, del país de las mises y de la isla de Margarita”, eso lo entendí y me dio ánimo para seguir conversando.

Roberta me habló despacio, y así llenamos todas las preguntas del cuestionario, me dio una libreta, una chequera y las instrucciones de cómo usarlas; salí.

Lo que Roberta no sabía, ni yo tampoco era que por siete largos años, llegaríamos a una verdadera amistad comercial y humana. Era como un juego que teníamos cada vez que iba al banco, otras ventanillas podían estar abiertas pero ella me hacia una señal y yo me dirigía a la de ella; me orientaba al revisar los estados de cuenta y corregía cuando algo no le gustaba; sus consejos, como mi asesora voluntaria en el manejo de mi cuenta, yo los seguía al pie de la letra. Roberta conoció a Mary, mi esposa y a los cuatro muchachos nuestros, que llegaron a ser parte de la conversación: “¿Cómo le va a Daniel en su nuevo trabajo? ¿Cómo estuvo el matrimonio de Mary Ruth y César? ¿Dejará Mary Ruth la Universidad o seguirá estudiando?”.

Cuando regresábamos de un viaje a Venezuela, nosotros le traíamos algunos de esos regalitos de recuerdo, y ella nos decía que los coleccionaba. Nuestra amistad creció y a medida que nuestro inglés mejoraba, podíamos llegar más lejos en nuestras conversaciones, por eso supe que su esposo y ella, tenían planes para la jubilación, que sería en un par de años.

Un día descubrí al entrar al banco que estaban haciendo un par de huecos grandes en la pared de la entrada, allí pusieron dos máquinas. A la semana siguiente, un hombre de seguridad se me acercó, mientras hacía la fila en donde estaba nuestra amiga Roberta, el hombre me dijo: “Desde la próxima semana, todas las gestiones de rutina tendrá que hacerla por el cajero automático”. Nunca olvidaré la mirada que me hizo Roberta, ella sabía lo que el hombre estaba diciéndome. Hubo un silencio inusual aquella mañana entre Roberta y yo, ambos sabíamos que la hora de la despedida había llegado. Ambos disimulamos las lágrimas, cuando le dije: “¡Adiós Roberta!”…

Oración:
Padre eterno:
Ayúdame a valorar que lo que tú quieres conmigo es una relación personal, en la cual pueda correr tu amor, y ese amor vaya a través de mí para otros. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No dejemos que ciencia y la tecnología nos separen de Dios y de los otros seres humanos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 24 de abril de 2019

Juventud: La primavera de la vida

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1 Timoteo 4:6-16
No permitas que nadie te subestime por ser joven. Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo que dices, en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza. 1 Timoteo 4:12 (Nueva traducción viviente)

La juventud es la primavera de la vida.

Antonio Machado escribió:
Sin placer y sin fortuna,
Pasó como una quimera
Mi juventud, la primera (…)
La de adentro es la de afuera.
También, el nicaragüense Rubén Darío le cantó a la juventud:
Juventud divino tesoro,
Ya te vas para no volver,
Cuando quiero llorar no lloro,
Y a veces, lloro sin querer…
También en mi juventud en la iglesia cantábamos:
Da lo mejor al maestro;
Tu juventud tu vigor;
Dale el ardor de tu alma,
Lucha del bien a favor.
Pongo mi admiración, junto a estos reconocidos poetas, por la edad juvenil, porque recuerdo mi juventud y aquel sentimiento que me envolvía de emprender grandes cosas para mi amado JESÚS, a quien conocí al borde de mis dieciocho años. Me invertí en Él con todas las fuerzas y con mis sueños revestidos con el traje de la esperanza que me dio el sagrado Libro, la Biblia. Las sacudidas de las circunstancias como tormentas vinieron sobre mí, pero las manos del Eterno me sostuvieron y no me dejaron desfallecer. Aproveché la primavera y el verdor de mis primero años y esto dio como resultado el brote de lo que había en mí; tuve flores que esparcieron su polen para bendecir a otros. Hoy, en el otoño de mi vida, puedo disfrutar de lo que guardé en mi granero en los años de mi juventud; porque la juventud es la primavera de la vida.

Juventud desafío y futuro

Mi amado joven estás en esa primavera. Frente a ti están todos los desafíos para vivir o para morir. Sé que en tu ser palpita una energía sin límites, y tu mente, tu corazón y tus pies reclaman impacientes ponerse marcha. ¡Que Dios bendiga esa jornada que estás iniciando! Pero antes de que la emprendas, valdría la pena que te detengas un instante, sólo para considerar la ruta que has de seguir, y, luego, podrás partir con la bendición de los que ya nos encontramos al final de ella. Recuerda que tu juventud es la primavera de la vida.

Joven, no desperdicies tu tesoro

Lo primero que tienes que considerar es que la vida es mucho más que el instante presente. No actúes como aquellos jóvenes cuya vida se centra en satisfacer sus propias necesidades, deseos y apetitos; la preocupación de ellos es comer, descansar, vestirse, y pasarla bien. Toma papel y lápiz y planifica tu vida para los próximos cinco años. Algo tan importante como es el tesoro de tu juventud, no puedes darte el gusto de desperdiciarlo porque sólo una vez en la vida se es joven. Esto me trae a la mente lo que dijo Benjamín Disraeli: “Cuando somos jóvenes creemos que, no sólo nosotros, sino todo lo que nos rodea es inmortal (…) Casi todas las cosas grandes han sido hechas por la juventud”. Tú puedes hacer la diferencia “para que nadie te subestime por ser joven”.

Joven, planifica para triunfar

La segunda consideración que tienes que hacer como joven es llegar a ser alguien en la vida, y tener el coraje de llegar hasta el final. Acepta sin dudar, la responsabilidad de edificar tu futuro y reconoce tus fracasos y corrígete a ti mismo. Nunca te quejes por la pobreza en que naciste. Somos muchos lo que no nacimos en cuna de oro y hemos vencido. No es codiciando a los que tienen que se triunfa. Aprende a convertir toda senda difícil en un camino para triunfar. Desde que llegué al Señor, una de las primeras cosas que hice fue eliminar las palabras “renuncia”, “estoy desanimado”, “no aguanto más”, “la culpa de mi fracaso, la tiene…”, y otras que como esas reflejan una actitud derrotista. Si desde joven te acostumbras a terminar lo que has emprendido, sin mirar atrás y sigues el consejo de Pablo: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23), serás un cristiano triunfador.

Joven, vence las circunstancias o ellas te vencerán

¿Cuál es la bendición de haber sembrado en la primavera lo mejor para Dios? Debes recordar que las grandes conquistas las han hecho personas que desearon algo y lucharon hasta alcanzar su propósito. Todas las personas que han recibido un premio Nobel fueron individuos que durante muchos años lucharon para dar lo mejor a la humanidad y una buena contribución al mundo. ¡No se logra lo máximo de la noche a la mañana! Esto se debe, creo yo, a las siguientes actitudes que los acompañan: (1) Sufren reveses, pero siguen adelante, se caen pero aprovechan para recoger algo del piso, y vuelven a levantarse; (2) pasan por momentos de desaliento debido a circunstancias internas o externas, pero se reaniman y siguen en la carrera hasta terminar lo que han emprendido. Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y vivirás triunfante sobre tus circunstancias.

Joven: ¡Adelante, siempre adelante!

Joven, levántate, mira este nuevo día lleno de luz para ti, levanta tu rostro con la belleza de tu juventud, respira el aire de un nuevo amanecer. Porque tú eres por sobre todas las cosas parte de la fuerza divina con que Dios sostiene el universo; decídete y triunfarás… Sí, en la primavera de tu vida, siembra en grande y luego en el otoño y el duro invierno, tendrás tiempo para descansar: ¡Feliz primavera!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Gracias por haberme permitido servirte desde mi juventud; ayúdame a iluminar a muchos jóvenes con la luz de las enseñanzas de tu Palabra, la Biblia. En el nombre de JESÚS. Amén.
La juventud es la edad adecuada para rendirse a Dios e invertirse en Él, porque JESÚS te espera al final del camino con una sonrisa de satisfacción.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 23 de abril de 2019

Crecer en la gracia

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: 2 Pedro 3:1-18        
En cambio, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria ahora y para siempre! Amén. 2 Pedro 3:18 (NTV)

Yo tendría un año en el Señor, y poco a poco crecía en la fe, me sentía lleno de entusiasmo en  las cosas de Dios. Mi pastor el misionero estadounidense, Carlos Clark, y su preciosa familia, habían impactado mi vida. Igualmente, Dios me había preparado dos amigos para ayudarme a crecer en esos primeros años de mi infancia espiritual, Adonis Rodríguez y Luis Magín Álvarez. Especialmente con Adonis, orábamos y soñábamos con formar familias que amaran al Señor, y con ellos, ayudar a la extensión del reino de Dios en la tierra. Así ha sido.

Verá, la influencia positiva de nuestro pastor y su preciosa familia se reflejaba en muchos de los asistentes en nuestra Misión Bautista Emanuel. Como todas las cosas buenas de la vida, algunos de los nuevos creyentes, no sabíamos que aquella familia misionera, saldría de nuestra iglesia y retornaría a su país por un año. Al retorno, no sabíamos si los destinarían de nuevo para estar con nosotros. 

Así las cosas, todavía recuerdo aquella triste despedida del aeropuerto, cuando vi que el avión de Pan American World Airways, levantó vuelo y se perdió en las nubes. No encontré consuelo por aquella semana porque los Clark, venían a mi mente y corazón.  Confieso que ese domingo siguiente en la iglesia, lloré casi todo el culto. ¡Qué falta me hacía mi pastor y su familia! Pero mi amado pastor, me escribió una tarjeta postal, la cual recibí al mes siguiente de la despedida. En aquella postal escribió palabras llenas de consejos al niño en CRISTO que era yo, y además de sus palabras, añadió el versículo que encabeza este devocional: En cambio, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria ahora y para siempre! Amén.

¿Qué es la gracia de Dios? La gracia es el mayor regalo de Dios hacia los pecadores: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.  La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:8-9 NTV). Sí, la gracia es el amor de Dios aplicado a nuestra total indigencia espiritual. Esa gracia tiene su fuente en Dios mismo y nunca en nosotros. Dios es libre y soberano, y distribuye Su gracia como Él quiere y a quien Él quiera. De manera que nuestro orgullo acostumbrado a no ser recibir favores de nadie, siempre cree que puede hacer algo para ganarse, para merecerse la salvación que Dios otorga. Así el incrédulo rechaza la gracia. Mientras que el pecador arrepentido la recibe con humildad y gratitud.

¿Qué es crecer en la gracia? A medida que dejo que el Señor inunde mi vida con su río de gracia en abundancia, mi ser va creciendo. El Señor va llenando cada espacio mi “espíritu, alma y cuerpo” en la medida en que yo sea dócil a la llenura del Espíritu Santo en mi caminar cotidiano. El apóstol Pedro nos ordena crecer en la gracia, de modo que no es una elección, porque crecer o no crecer, no es una opción, sino un mandamiento para que podamos ser ejemplos a otros. Como dice el especialista en liderazgo John Maxwell “una persona influye en toda su vida, de manera indirecta o directa, en otros diez mil individuos”. ¿A cuántas personas estamos influenciando positivamente? Sin duda un cristiano nacido de nuevo en posición de liderazgo influye mucho más en toda su vida rendido bajo el poder de la gracia de Dios.

Les confieso que las despedidas siempre me llenan de mucha nostalgia, y eso lo saben muy bien mis compañeros en la Marcha Evangelizadora, tras cada evento que realizábamos, después del “despliegue”, limpiábamos todo asegurándonos que el sitio quedaba mejor que como lo habíamos encontrado. Entonces, acostumbraba irme al lugar que nos había servido de santuario principal en dónde estuvimos predicando, enseñando, orando, cantando, y mi alma se derramaba delante del SEÑOR. Los que han estado a mi lado en todos los eventos que he dirigido, saben que soy alguien que necesita un tiempo especial de desapego emocional –para decirlo de alguna forma- entonces me dejaban a solas con mi Padre Celestial. Sabía que sin Su gracia, yo no hubiera estado allí; ni tampoco habría bendición para el ejército de marchistas, servidores en el liderazgo y los nuevos convertidos que salían a sembra la Semilla. Me parecía oír a lo lejos la algarabía de los que habíamos estado allí, y sentía en los más porfundo de mi ser, el estruendo del silencio que es una muestra inéquivoca que nuestro liderazgo está creciendo, está madurando en el SEÑOR. ¡Eso es crecer en la gracia!

El consejo que dio el apóstol Pedro hace dos mil años a todos los cristianos, y que me dio mi amado pastor hace 54 años, se lo aconsejo a usted, ante todo debe: ¡Crecer en la gracia!

Oración:
Padre eterno y lleno de gracia:
Bendito sea tu sagrado nombre, tu gracia me ha llenado para serte útil en tu reino, es la única explicación por la cual me llamaste a tu salvación y para ser quien soy y realizar la labor que me has encomendado. Ayúdame a que nunca me olvide que no se trata de mí, sino de ti. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
En las buenas o en las malas, Dios y Su gracia, están conmigo. No puedo fallar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 22 de abril de 2019

Los tulipanes de mi jardín

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Génesis 8:14-22
Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches. Génesis 8:22 (NVI)

Vivimos siete años en una misma casa que por ser la primera casa que rentamos al llegar a este país, se metió en mi corazón; allí vivimos años muy felices, los años de nuestro comienzo y vimos a nuestros hijos salir del hogar para formar el suyo propio; guardo de ella muchos recuerdos, uno de ellos, el de cuatro hermosos tulipanes que nacían en nuestro pequeño jardín. Los tulipanes nos anunciaban sin faltar que la cita con la primavera había llegado. La vida de aquellos cuatro tulipanes rojos era breve, quizás una semana y media. Algunas veces, aquí, el invierno se niega a marcharse, así que, una helada caía sobre ellos, otras veces, los sacudían las tempestades de finales de marzo o comienzos de abril, pero ellos, aunque maltrechos, seguían luciendo su traje impecable de color carmesí, adornando el frente de nuestro hogar. Cuando los tulipanes morían, dejaban sus bulbos en la tierra, porque así, garantizaban su resurrección al año siguiente. Nos olvidábamos de los tulipanes, y plantábamos nuevas flores, las cuales duraban todo el verano, pero éstas, al caer el otoño, morían.

Un año mis suegros vinieron a visitarnos, justamente a comienzos del otoño, don Enrique era un amante y experto en la jardinería, preparó el terreno para la primavera siguiente, eso incluyó remover la tierra varias veces; se me olvidó decirle sobre los cuatro tulipanes. ¿Se habrían ido para siempre? No. Esa siguiente primavera y por siete años que vivimos allí, sus retoños se levantaban de nuevo para anunciarnos, llenos de alegría, que la primavera había llegado.

En efecto, en la primavera, todo reverdece, florece y prospera. Aunque los seres humanos no hemos tratado con cuidado la Creación de Dios, Él permanece fiel a su promesa de que: "Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha,  frío y calor,  verano e invierno, y días y noches".

Cómo los cuatro tulipanes de nuestro jardín, un día vendrá el duro invierno al final del otoño de nuestra vida; contrario a lo que pregonan algunas nuevas doctrinas, en cuanto al verdadero propósito de nuestra vida, ¡no hemos venido a este mundo para no sufrir! La vida humana sigue siendo breve y llena de muchas dificultades, aun para los seguidores de la fe cristiana. Nunca el Fundador del nuestra fe nos prometió que las riquezas financieras y una excelente salud acompañarían a los que crean en Él. Aunque sus bendiciones temporales pueden alcanzar esos aspectos también, eso, no es lo fundamental. JESÚS murió a los treinta y tres años, no en un hospital cinco estrellas, ni en las comodidades de una casa; sino en una despreciable cruz como un malhechor. Todos sus Apóstoles, exceptuando a Juan, murieron como mártires. El cristianismo es un jardín y los cristianos somos las flores, que como los tulipanes, vivimos para otros y para anunciar la vida que nunca se acabará; aquí en esta tierra habrá siempre injusticias y con ella el dolor del ser humano, pero hemos venido a embellecer a este mundo, con nuestra presencia temporal, nuestra fortaleza de espíritu y, nuestro ejemplo en medio del sufrimiento, del dolor, los problemas y las circunstancias, pero ¡JESÚS en nosotros es nuestra esperanza de gloria! Un día, saldremos de este mundo, nos cambiaremos de dirección, nada más, porque vendrá el día de  nuestra resurrección, sólo que en esa oportunidad: la primavera y nuestra belleza serán para siempre.

Oración:
SEÑOR Todopoderoso:
Tú y sólo tú, has cambiado mi lamento en una fiesta. Tu mano poderosa me mantiene en pie. La vida que vivo en mi cuerpo es tuya. Ayúdame a entender que no puedo entrar con este cuerpo al cielo que me has prometido; como tú, necesito ser sembrado para poder nacer en la primavera de la resurrección. ¡Gracias por esta esperanza en la cual descansa mi alma! En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
La esperanza no nos conduce a JESÚS, es JESÚS que nos conduce a la esperanza, a la fe, al amor y a la vida eterna.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?