viernes, 30 de marzo de 2018

Confianza total

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Lucas 23:44-48
--¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! “ Lucas 23:46

Cuando ingresamos al Seminario, mi hijo Daniel tenía 10 meses de edad. Así que creció entre el hermoso compañerismo de nuestros amados profesores y alumnos. Cuando tenía tres años, uno de mis compañeros lo subió a un muro y le pedía que se lanzara desde allí y le prometía que lo recibiría en sus brazos, yo contemplaba la escena; pero Daniel, no le hacía caso. Decidí intervenir, le extendí mis brazos, y Daniel, sin ninguna duda, se lanzó con toda confianza, y allí abajo lo esperé con mis brazos abiertos. Daniel, tuvo en su padre una confianza total.

Pues bien, aquí tenemos la oración de confianza total que JESÚS tuvo en Su Padre Celestial. “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!” es una oración que los niños hebreos repetían por las tardes y aparece en el Salmo 31:5, posiblemente, JESÚS la aprendió desde niño. ¡Nosotros también como un niño debemos depositar toda nuestra confianza en las manos de Dios! ¿Por qué JESÚS hizo esta oración? A causa de la Persona a la cual la oración se dirige; igualmente a la seguridad de que el Padre la recibiría y haría lo que JESÚS, le pidió; JESÚS nos enseñó a vivir y a morir, sabiendo que el Dueño de esta parte de la vida, también es Dueño de la otra vida.

Actualmente, la Persona a la cual nos dirigimos en oración es el Padre, por medio de JESÚS y en el poder del Espíritu Santo quien nos auxilia en medio de las tribulaciones. JESÚS se dirige al Padre porque de Él había venido y volvía a Él como lo había enseñado en Su oración sacerdotal: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.  Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” (Juan 17:4,5) ¡Ese Hijo “había obedecido hasta la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-11) Así el Hijo volvía confiadamente a la casa de Su Padre.

Podemos tener la seguridad que una oración como esta es orar según la voluntad de Dios y por lo tanto, somos oídos por Él: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14) Sí, no hay sitio mejor donde encomendarse uno que en las manos de Dios. Allí es el lugar de protección, de seguridad y esperar en la omnipotencia de Dios, lo que Él en Su gracia nos dé es lo mejor que nos puede ocurrir. ¿Cómo podemos tener miedo a la muerte, sabiendo que durante toda la vida estuvimos en Sus manos? Podemos repetir nosotros las palabras del Salmo 23. El SEÑOR es mi pastor, nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce.  El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.  Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.”

Del mismo modo, ¡JESÚS, el Buen Pastor estará con nosotros en nuestra hora final, nuestro salto de esta vida a la otra, no será un salto al vacío porque Él nos espera con sus brazos abiertos para pastorearnos para siempre! Conjuntamente con el madrileño Félix Lope de Vega (1562-1635) podemos decir:
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,
 vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
 Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
 Espera, pues, y escucha mis cuidados,
pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?

¡El Pastor divino está esperando por nosotros! Porque nadie entrará al cielo contra su voluntad. ¡Allí estaremos los que queremos estar! Una vez allí al depositarnos para la salvación eterna en los méritos de Cristo, tendremos en todas las circunstancias de la vida presente la confianza en que Dios está con nosotros, y al final como nuestro Señor una confianza total en el Padre.

En su libro “Milagros en la vida de un pastor”, el pastor venezolano Germán Núñez Bríñez, relata los últimos momentos de vida de la hermana Siomara Guerrero de Núñez, su esposa, lo narra así: “Dos días antes de entregar el espíritu al Eterno, la visitó el reverendo José Feliz Liscano (…) “¿cómo está doña Siomara?-Ella no tenía fuerzas para contestar, pero haciendo un esfuerzo inaudito, acumulando el resto de energías que le que le quedaban exclamó: -“¡Muy feliz!”-. ¡Qué les parece! Devorada por un cáncer y en el umbral de la eternidad, y sin embargo muy feliz. Esa felicidad no la da la filosofía, ni la ciencia física, ni la religión. Sólo el Salvador Jesucristo.”

En otras palabras, nuestra amada hermana Siomara, al igual que millones de cristianos de todos los siglos y hasta cuando nos reunamos con Él, repetimos sus mismas palabras: “--¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! ¡La muerte física de un cristiano nacido de nuevo, no es un salto al vacío! ¡De todas las visiones que ponen de manifiesto el amor de Dios, el Cristo crucificado es única porque expresa en sí misma que podemos depositar en Él, una confianza total!

Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Gracias por enviar a tu Hijo amado! Sé que desde principio a fin de Su preciosa vida en esta tierra, anduvo conforme a tu voluntad. Él tuvo todo el tiempo confianza total en tu plan de salvación para el pecador, desde el pesebre hasta la cruz. Ayúdame Señor a vivir para tu honra y gloria como muestra de mi gratitud a mi Señor y Salvador. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No existe una confianza más segura que descansar totalmente, en las manos del Padre eterno.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 29 de marzo de 2018

Cumplimiento total

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: 1 Corintios 1:18-24
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. Juan19:30 (RV60)

Al Cristo Crucificado
Anónimo

No me mueve, mi Dios, para quererte
el Cielo que me tienes prometido
ni me mueve el Infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor. Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas, y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.

No me tienes que dar por qué te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Quizás no exista otro poema tan querido y conocido en el Cristianismo y que diga tanto en pocas palabras como el soneto: “Al CRISTO Crucificado.” Porque en verdad, la visión de JESÚS crucificado es única y sus repercusiones son eternas, como también lo son las Siete Palabras que el Señor pronunciara en la cruz.

Hoy meditamos en la Sexta Palabra: “Consumado es”. En consecuencia, ¿qué siente usted cuando termina una tarea importante que le han asignado? ¿Qué puede sentir un maratonista cuando cruza la línea y es el primero en llegar a la meta? ¿Qué puede sentir un general cuando ve que toda la estrategia para ganar la guerra, le ha dado el triunfo? Los pasajes paralelos de los evangelistas: Mateo, Marcos y Lucas, nos dicen que el Señor “exclamó a gran voz”… ¡Es decir pronunció un grito de triunfo! Ciertamente está palabra nos pone cara a cara con el triunfo de JESÚS al cumplir con la tarea que se la había asignado antes de que el mundo fuese. Todo lo dicho por más de trescientas profecías del Antiguo Testamento, se cumplieron en JESÚS. El plan que surgió de la mente de Dios para entronizar al Señor JESUS, como Señor y Salvador de la humanidad perdida, se había cumplido. En realidad Dios ama al ser humano perdido, pero el pecado hace una separación terrible entre ellos. ¿Cómo se puede solucionar? Dios lo solucionó en JESÚS, Dios envió a Su Hijo al mundo por eso la Biblia dice:
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros.” (Isaías 53:6 LBLA)

¡Ciertamente, el Padre ha puesto todos nuestros pecados y la culpa de ellos sobre JESÚS! ¡Este es el Evangelio, todos mis pecados, los cuales Dios aborrece; han sido colocados en Su Hijo amado. Cristo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo, estando en la cruz: “Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.” (1 Pedro 2:24 DHH)

El Señor dijo: “Consumado es”, o “todo está cumplido”. En el griego la palabra para consumado es “Tetélestai”, esta era una palabra comercial que significa: “Está pago; la deuda está cancelada” Recordemos que la Biblia dice: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23) JESÚS, dijo que nuestra deuda ha sido pagada con Su muerte, y ahora nos compró un lugar en el cielo, el cual nos los regala: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:8,9 NTV).

“Tetélestai” Fue el grito que el Señor dijo en la cruz y también ese fue y será el mensaje del Evangelio de la Gracia de Dios. ¡Todo está terminado! Se ha terminado de pagar la deuda contraída contra Dios por el pecado de la humanidad, como lo dijo Juan el Bautista: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29) Ha sido cancelado el precio de la salvación y desde ahora, es un regalo a favor del ser humano por los méritos de Cristo. En efecto, con su pasión y muerte de JESÚS en la cruz, el Señor nos aseguró un lugar en el cielo para nosotros. ¡Se han cumplido totalmente todos los tipos y profecías del Antiguo Pacto que apuntaban al futuro sufrimiento y muerte del Mesías, el Siervo Sufriente del Señor! La era de la gracia ha entrado al mundo como lo dice la profecía del salmista, en ningún otro lugar como en el Calvario, vemos su cumplimiento: “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron.” (Salmo 85:10 RV60) ¡Este cuadro me conmueve! ¡Nada me habla tan fuerte del amor de Dios como el Calvario! Sí, ¡Cristo murió, fue sepultado pero al tercer día resucitó!  Eso significó que el Padre aceptó la transición y por ello, hoy adoramos a un Cristo vivo con corazones llenos de amor, gratitud y servicio por quien nos amó primero. Al contemplar a JESÚS en la cruz, estamos viendo el cumplimiento en Él de todo el plan de nuestra salvación. También, podemos hacer nuestro, su grito de victoria y decir también: “¡Todo se ha cumplido!” Aleluya. ¡Alabanzas para siempre a nuestro Señor y Rey!
¡Gracias Señor por esta Palabra de cumplimiento total!
Oración:
Padre justo:
¡Gracias, gracias sin fin, Señor, por la vida nueva que me has dado por medio de tu Hijo! ¡Soy salvo por su muerte,  y libre por su resurrección! Ante una salvación tan grande, dame fuerzas y valor, lléname de sabiduría y virtud para cuidarla como la joya preciosa que pusiste en mí, hasta el fin de mi vida aquí y el principio de mi eternidad futura, frente a frente y cara a cara contigo. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
El Calvario habla a mi corazón: ¡Cristo murió por mí! ¿Qué hecho yo por Él?
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 28 de marzo de 2018

Identificación total en la cruz

Francisco Aular
Lectura bíblica: Juan 19:23-30
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Juan 19:28 (RV60)

Josh MacDowell en su libro Evidencia que exige un veredicto dice: “A través de todo el Nuevo Testamento, los apóstoles apelaron a dos sectores de la vida de Cristo para establecer su calidad de Mesías. Uno fue la resurrección, y el otro fue el cumplimiento de la profecía mesiánica”, de hecho, he contado 35 profecías cumplidas en la última semana de la existencia de nuestro amado JESÚS de Nazaret. Solamente el Viernes Santo, en 24 horas se cumplieron, exactamente, 29 profecías. Son profecías que hablan de la traición, tortura, muerte y sepultura de nuestro Señor Jesucristo; éstas fueron anunciadas en diferentes oportunidades, por distintos profetas y durante cinco siglos hasta el año 500 a.C.

Por otra parte, el cumplimento exacto de la profecía, nos habla tanto de la credibilidad de la Biblia, como que JESÚS es quien Él dijo ser: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6; RV60). El hijo de Dios Encarnado se ganó el derecho de ser llamado Señor y Salvador, y nos compró un lugar en cielo, el cual nos los da por su gracia y por nuestra fe y confianza únicamente en Él para nuestra salvación. Por ello, el apóstol Pablo escribió: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás” (Efesios 2:8-10; NTV).

En esta Quinta Palabra se cumple el Salmo 69:21 “Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre…”, Juan, al escribir su Evangelio, hace repetidas referencias a la profecía, y en efecto, ese Salmo de David es mesiánico. ¡Qué cuadro más terrible y angustioso!, el Cristo, Soberano y Poderoso por cuya Palabra fueron hechos los mares y los ríos, ¡tiene sed! ”Tengo sed” es una palabra de identificación total con el ser humano y su necesidad física más vital. Es cierto que JESÚS está padeciendo en la cruz sed física a causa de la tremenda deshidratación producida por tantas horas de torturas y sufrimientos, pero también es cierto que estamos en presencia de otro tipo de sed. Por ello, San Agustín decía que JESÚS tiene sed, pero no solamente física, sino también una sed espiritual: “Tiene sed de que se tenga sed de Él…”, en realidad fue esa sed por la salvación del ser humano que nos puede explicar al Dios que se Encarnó, que derribó las barreras y cambió la historia de la salvación; esa sed explica su gracia, su amor y misericordia, y extiende su oferta salvadora para que los hombres y mujeres de todas las edades, conozcan su Mensaje y lleguen a Él, se arrepientan de sus pecados y se rindan al Señorío de JESÚS.

“Tengo sed”, exclama JESÚS, el dador del “agua viva”. Juan, su discípulo amado, debió recordar a JESÚS hablando con la mujer samaritana: “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:13,14). JESÚS el dador del agua viva, Él es la fuente inagotable que nos llena cada día, aquí, en esta vida temporal, y después, en la plenitud de la vida eterna donde nunca más tendremos sed. Los verdugos que estaban al pie de la cruz, le ofrecieron vinagre, y JESÚS tomó el último sorbo de aquella copa de dolor, de amargura y sufrimiento por el pecador, en una identificación total con el ser humano caído de la gracia, y todo ello, para llevarlo de nuevo delante de Dios.

“Tengo sed” ¡Cuánta identificación total en la cruz con el ser humano!, porque el Dios al cual nosotros servimos, tiene sed de nosotros. Ahora, nosotros debemos tener sed de Él, como lo dice el Salmo 42:1,2: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,  Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”.  ¿Te identificarás totalmente con JESÚS como Él se identificó contigo? Aquí lo digo en un poema:
Tengo sed”
Francisco Aular
“Después de esto, sabiendo Jesús
 que ya todo estaba consumado,
dijo, para que la Escritura se cumpliese:
Tengo sed.”
(Juan 19:28)
Señor, te veo morir allí en el madero
rodeado de aquellos que serviste.
Eres del mundo la luz y el Cordero
el siervo sufriente, humilde carpintero
que para salvarnos apareciste.
“Tengo sed” dijo JESÚS, Ser tan bendecido
Creador de los mares, los lagos y los ríos,
aquel que por nosotros humillado y herido.
tiene sed de nosotros y ha del cielo descendido
y ahora muere como el “Rey de los judíos.”
“Tengo sed” exclama el bienamado JESÚS
no puedo hablar de esta palabra sin pasión,
al ver el rústico madero de la cruz,
¡la muerte es absorbida por la Luz,
teniendo con nosotros, identificación!
“Tengo sed” es palabra que resuena…
¿Cómo es posible que el Señor
se identificara de manera plena?
¿Y en vez de darnos una condena
perdona para siempre al pecador?
“Tengo sed” es el antepenúltimo clamor
de Aquel que dio su vida en una cruz
pero ahora, Él, es Fiel y Verdadero
de los resucitados es el primero…
¡Y bendito es el nombre de JESÚS!

Oración:
Amado JESÚS, derramaste tu vida hasta la cruz para identificarte conmigo, ¡gracias por pensar y actuar por mí, aun antes de la fundación del mundo. Me doy cuenta de las terribles consecuencias de mi pecado pero tu sed por mi salvación y tu amor por mi, hicieron posible que te identificaras totalmente conmigo y me salvaras. ¡Ayúdame a saber que seguirás trabando con tu martillo y cincel hasta perfeccionarme en tu presencia! Amén.
Perla de hoy:
¿Te identificarás totalmente con JESÚS como Él se identificó contigo?
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 27 de marzo de 2018

Soledad total en la cruz

perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Marcos 15:33-40      

Abandonado de tu Dios y Padre,
que con sus manos recogió tu espíritu,
te alzas en ese trono congojoso
de soledad, sobre la escueta cumbre
del teso de la calavera, encima
del bosque de almas muertas que esperaban
tu muerte,  que es su vida. ¡Duro trono
de soledad! Tú, sólo, abandonado
de Dios y de los hombres y los ángeles,
eslabón entre cielo y tierra, mueres,
¡oh León de Judá, Rey del desierto
y de la soledad! Las soledades
hinches del alma, y haces de los hombres
solitarios un hombre; Tú nos juntas,
y a tu soplo las almas van rodando
en una misma ola. Pues moriste,
Cristo Jesús, para juntar en uno
a los hijos de Dios que andan dispersos,
solo un rebaño bajo de un pastor.
Unamuno, 1920, Poema: El Cristo de Velázquez.

¡Allí está JESÚS sufriendo injustamente en el rústico madero de la cruz! Allí, en ese monte Calvario está quien se vació a sí mismo, y vino a ser temporalmente siervo de todos, ¡habiendo sido el Príncipe de los cielos! Empezó por nacer en un pesebre, Aquel para el cual y por el cual todo lo que existe, visible e invisible se hizo para su honra y gloria. ¡Obró como Dios Encarnado dentro de las limitaciones de un cuerpo humano por 33 años! Por la íntima comunión con su Padre, no hizo nada en este mundo sin contar con su voluntad, de tal manera que mientras sus discípulos dormían, Él intercedía por ellos para que el diablo no los zarandeara como veletas al viento. Nunca lo agarró la luz del sol sin estar de rodillas. La oración no era una actividad de su vida; era su vida. JESÚS, no lucha en la cruz, sino que Él vence en la lucha en Getsemaní el día anterior a su muerte, cuando oró en medio de ruegos indecibles: “Se la apareció un ángel del cielo para fortalecerle y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:43,44).

Nosotros nunca podremos imaginar lo que era el tormento de la cruz. En el caso de nuestro Señor y Salvador, los tormentos más crueles, no fueron, tal vez, los físicos, sino los del espíritu, los del alma. El gran teólogo español Francisco La Cueva, especialista tanto en griego como en hebreo, dice que una mejor traducción de esta Cuarta Palabra, sería: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Para qué me desamparaste?”, si fuese, ¿por qué?, estaría demandando explicaciones, y Él había entendido en Getsemaní, al decir triunfante al Padre al final de su lucha: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). En la cruz, JESÚS no clama por razones, sino por el propósito final; no es un rebelde, sino el Salvador, por decirlo de alguna forma, el Pontífice, “el Sumo Sacerdote”, el Puente entre el ser humano pecador y Dios: “Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo de Dios, aferrémonos a lo que creemos” (Hebreos 4:14; NTV). ¡Ya no necesitamos sacerdotes que intercedan por nosotros, sino que nosotros mismos podemos, individualmente, llegar al Padre!: “Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos” (Hebreos 4:16; NTV).

¡En la Cuarta Palabra encontramos a JESÚS expresando sus méritos como nuestro Redentor! “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne pero vivificado en espíritu” (1 Pedro 3:18; RV60).  El tomó nuestro lugar, ¡se hizo pecado por todos nosotros! Llevó en la cruz todo el peso del pecado y el castigo que nosotros merecemos, y, por lo tanto, el Padre Celestial no podía darle otro trato que el de pecador. Cercana la muerte física, cuando es más necesario sentir la paz, la felicidad y seguridad que da Dios, JESÚS no tiene la bendición de su comunión con el Padre, porque Dios escondió de Él su rostro, en medio de la oscuridad que produce el pecado del ser humano ante un Dios tres veces santo. La sangre de Cristo era necesaria que fuese derramada para reconciliarnos con Dios: “Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y no sólo los nuestros sino también los de todo el mundo” (1 Juan 2:2; NTV). “Y por medio de él, Dios reconcilió consigo todas las cosas. Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra, por medio de la sangre de Cristo en la cruz” (Colosenses 1:20; NTV).

JESÚS fue desamparado circunstancialmente, y por unas horas, para hacer posible que Dios pudiera ampararnos a nosotros para siempre. ¡JESÚS compró para todos los que lo aceptan como Señor y Salvador un lugar en el cielo! Desde ese día, el trato de Dios con el pecador cambió, y ahora el ser humano, puede espiritualmente nacer de nuevo, y disfrutar de una nueva relación con Dios, en la cual lo hace hijo, y por ello, miembros de la familia de Dios: “Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19; NTV).

El humano es un ser gregario y necesita la compañía de otros. La soledad es uno de los grandes sufrimientos y JESÚS tenía que experimentar la soledad total y el abandono del Padre. JESÚS sufrió una soledad total, para que nosotros no nos sintamos solos nunca más, así que, ¡teniéndolo a Él, lo tenemos todo! De hecho, mediante este acto tan cruel, de tanta angustia, la exclamación de JESÚS es también un grito de conquista y de triunfo. Es un nuevo amanecer para todos los seres humanos. Aunque el mundo esté como está, a todos los redimidos por la sangre de JESÚS, nos espera un fabuloso mañana en la Nueva Jerusalén, donde moraremos para siempre con el SEÑOR JESÚS, porque debido a su humillación, ¡Dios hizo a JESÚS, SEÑOR! Como lo dice un himno que se cantaba en las iglesias del primer siglo: Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse.  En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo  y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra,  y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre (Filipenses 2:5-11; NTV).  Esa fue la recompensa a JESÚS por haber obedecido al Padre, y entre aquella humillación por descender hasta nosotros, haber padecido por nosotros una: Soledad total en la cruz.

Oración:
Amado Padre Celestial:
Mi corazón se llena de gozo y mi alma se regocija en ti, gracias por darnos a JESÚS, ¡Qué grande es este Evangelio! Ayúdame a vivirlo y a predicarlo. En el nombre de tu Hijo amado, en quien tenemos redención de pecados. Amén
JESÚS, llevó en la cruz todas nuestras crisis, entre ellas, nuestra soledad.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?