viernes, 30 de agosto de 2019

¡Hoy seré agradecido!

Francisco Aular 
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Colosenses 3:5-17
Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos. Colosenses 3:15 (NTV)

¡Hoy seré agradecido!
Soy el milagro de Dios y por eso existo. No soy un accidente en este mundo. Soy fruto del cuidado providencial y de la acción soberana del Padre eterno sobre el universo, y estuve en Su mente: “antes de la fundación del mundo” (Efesios 1:4). En Su gracia, El Padre me proveyó un nombre en la tierra y otro en la gloria.

¡Hoy seré agradecido!
Frente a mí están todas las posibilidades, porque soy un ser finito con posibilidades infinitas. Hoy me siento con energías suficientes y todo mi ser reclama el sendero que todavía debo andar; he escogido el camino de la gratitud.

¡Hoy seré agradecido!
Lo seré con aquellos que ya no están, y, que durante miles de años, muchísimos hombres y mujeres invirtieron sus esfuerzos y vidas para descubrir y desarrollar los adelantos y las ventajas que ellos no tuvieron, pero que gracias a ellos poseo. Mi gratitud me lleva a recorrer los nombres y recordar a algunos de ellos, verdaderos benefactores de la humanidad, investigadores, astrónomos, físicos, químicos, médicos y otros profesionales, esos, que con desinterés y altruismo a prueba, dedicaron sus vidas a escudriñar en sus laboratorios hasta encontrar la respuesta a la enfermedad, al sufrimiento, y mitigar el dolor que como seres humanos enfrentaremos siempre. Desde muy niño, les debo mi existencia, y nunca me alcanzará toda esta vida para agradecérselos.

¡Hoy seré agradecido!
Estoy en deuda con los autores humanos, pero, inspirados por Dios, auxiliados por el Espíritu Santo, los cuales escribieron la Santa Biblia, la Palabra de Dios. Esta Palabra viviente ha sido mi perfecto tesoro de sabiduría divina, y una fuente inagotable para la sabiduría humana; no pido perdón por hacer de la Biblia mi brújula perfecta para guiarme el resto de mi vida, la creo de pasta a pasta, inerrante y soberana, hasta llegar hasta donde esta Palabra nos promete, “un cielo nuevo y una tierra nueva”.

¡Hoy seré agradecido!
Sigo en deuda con aquellos que trabajaron para mí al escribir las páginas de las grandes obras literarias de cuyas fuentes he bebido desde que aprendí a leer. La lectura no es virtud, sin embargo, forma parte de las cualidades para adquirirla; leer es la fuerza de vivir la belleza que toca mi visión y las puertas de mi corazón para  ennoblecerlo; es el secreto que tiene mi alma para sonar como la lira, nada más que con el contacto del escrito; leer es dejarse iluminar y despertar los ojos del espíritu como despertaron sus autores al abrir el entendimiento, convencer la razón y conmover los sentimientos más recónditos del ávido lector. Razón tenía la sabiduría judía cuando enseñó: “convierte a tus libros en amigos”, y el proverbista cuando aconsejó: “Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán.” (Proverbio 22:6; NTV).

¡Hoy seré agradecido!
¿Cómo puedo agradecer a aquellos que sembraron árboles bajo cuyas sombras me deleito y cuyos frutos me sostienen? La mejor forma de pagar mi deuda con ellos será plantar hoy la semilla de un árbol cuyo fruto no alcanzaré a comer, pero con la esperanza de que un día -cuando ya nadie se acuerde de mí, las aves hagan nidos en sus ramas y los seres humanos se deleiten con sus frutos como yo lo hice con aquellos que no sembré, pero cuyos frutos he gustado desde mi juventud.

¡Hoy seré agradecido!
Lo seré con los ancianos y con los jóvenes, porque: “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Proverbios 20:29; RV60). Los ancianos se tornaron en mis guías con sus ejemplos y consejos cuando yo era un joven con la pasión de renovarme y por el anhelo de emprender obras dignas, por los sueños de ser útil y no venir a este mundo solamente para ocupar un lugar; tuve que tomar la decisión de no quedarme plantado en donde me sembraron, sino salir, como Abraham, a buscar mi propia tierra prometida; mis pies reclamaron el éxodo, el cruce del Mar Rojo y el desierto; debo decir que por gratitud a todas las vidas que en mi andar me han tocado y he tocado, soy un optimista a tiempo completo.

¡Hoy seré agradecido! 
No necesité haber nacido en una cuna de oro, ni rodeado de privilegios. Mi triunfo ha dependido de mi actitud frente a la vida, el haber nacido en una choza, no ha impedido que haya tenido el privilegio y la sed inagotables de aprender y compartir lo aprendido; en mi andar, resolví elevarme sobre mis imposibilidades con empeño y nobleza, y sacar lo mejor de mí, sin competir con nadie. Por ello, como Job, si hoy perdiera las pocas cosas que poseo, diría como él:Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo estaré cuando me vaya. El Señor me dio lo que tenía y el Señor me lo ha quitado. ¡Alabado sea el nombre del Señor!” (Job 1:21; NTV). El refrán dice “es de bien nacidos ser agradecidos.” Por esto y mucho más: ¡Hoy seré agradecido!

Oración:
Padre eterno:
¡Te creo Señor cuando dices que me amas y tienes un plan maravilloso para mi vida! ¿Cómo no he de creerte cuando me has dado fe, esperanza y amor? Por todo esto estoy agradecido y seré esternamente agradecido. En el nombre de JESÚS. Amén.
Ser agradecido es simplemente descubrir la belleza de vivir dando gracias a Dios en todo y por todos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 29 de agosto de 2019

¡Volvamos a la oración!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Mateo 26:36-44      
Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: “¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora?” Mateo 26:40 (NTV)

La oración (2)
Francisco Aular
La oración, amigos, es comenzar
con la alabanza.
Es hallar dentro de nosotros mismos
un acto de sumisión del alma.
Es ponerse de acuerdo con Dios
en un trato de admisión declarada.
Es sumergirse en las promesas de la Biblia
hasta que esté nuestra vida saturada.
Es velar contra el enemigo
que intenta destruir nuestra eficacia.
Es interceder por otros, nombre por nombre
hasta que DIOS derrame de Su gracia.
Es pedir por nosotros mismos y disfrutar
su vida en abundancia.
Es concentrarse en la fidelidad de DIOS
y rendirle acción de gracias.
Es elevar cánticos espirituales
y destruir las emboscadas.
Es meditar profundamente en la conversación
del corazón y la Palabra.
Es encontrar el derrotero diario
y del Espíritu Santo, la llamada.
Es concluir como empezamos, porque con
la alabanza está sellada.

¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? Porque la oración es tener compañerismo con DIOS, y en esta comunión con el Eterno, las posibilidades infinitas del ser humano, se unen al poder infinito de DIOS. La historia bíblica nos pone a la primera pareja de seres humanos en una constante comunión con su Creador; luego vino la caída en la desobediencia, y tener comunión con DIOS se convirtió en una tarea en vez del gozo que debiéramos poseer al saber que la oración es un privilegio y una responsabilidad de todo hijo de DIOS. Sin embargo, DIOS ama al ser humano y anhela y busca la amistad con Él.

¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? JESÚS fue ejemplo perfecto de amistad con Su Padre celestial: Él oró. Como Hombre perfecto, Él necesitaba estar en constante relación con el cielo porque de allí vino. Oró tanto en la soledad como en la compañía de sus discípulos: “Después de despedir a la gente, subió a las colinas para orar a solas. Mientras estaba allí solo, cayó la noche.”(Mateo 14:23 NTV) Los discípulos también lo vieron orar por las mañanas como lo relata San Marcos “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” (Marcos 1:35 RV60) El SEÑOR se hizo famoso por las señales y milagros que hacía, sin embargo, la fama no lo distrajo de la comunión con Su Padre: “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.” (Lucas 5:14,15 RV60) Los discípulos de JESÚS, viendo el deleite que tenía en Su amistad con el Padre, le solicitaron que les enseñara a orar:Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.” (Lucas 11:1 RV60) Así surgió Su famosa oración de El Padre Nuestro, aquí es claro que aunque debemos saber de memoria esa maravillosa oración, no es tanto para rezarla sino para orarla: “Y orando, no uséis vanas repeticiones como los gentiles, que piensan que por su palabrerío será oídos.” (Mateo 6:7RV60). Teniendo esto en mente, El Padre Nuestro que aparece en Mateo 6:9-13, es un modelo de los elementos que deberíamos incluir en la oración, en nuestra conversación con DIOS, esto incluye: Dirigirnos a DIOS con respeto y reverencia “Padre nuestro que estás en los cielos”; con alabanza por lo que Él es “Santificado sea tu nombre”; orar por la esperanza del establecimiento del dominio absoluto de DIOS sobre la tierra “Venga tu reino”;reconocer la soberanía de DIOS “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra”; nuestra petición que DIOS provea para nuestras necesidades “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”; el reconocer que somos pecadores que necesitamos perdón “Y perdónanos nuestras deudas”; y mostrarnos amplios en perdonar a los que nos han ofendido “como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”; pedir la protección de DIOS para mantener puros delante de Él y nuestro prójimo “Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal”; terminar nuestra oración con alabanzas por lo que Él es “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”.

¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? Este desafío del SEÑOR JESÚS, es hoy tan necesario como aquella noche en que Él, fue entregado para su crucifixión. Siendo verdadero DIOS, JESÚS, no tenía necesidad de que orarán por Él, la oración es necesaria y urgente por y para nosotros, los humanos. Los cristianos nacidos de nuevo  debemos “velar”, es decir, estar pendientes del mover de los tiempos difíciles en que vivimos y nuestra fragilidad delante de ellos. Solamente velar en la oración, un tiempo al día en tal forma que se haga un hábito cotidiano, nos dará la fortaleza para andar en oración todo el día.

Ciertamente, mediante la oración penetramos en la atmósfera del Reino de DIOS, y podemos verificar por nosotros mismos los innumerables recursos y los tesoros que DIOS tiene a nuestra disposición, como lo dijo el profeta: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3 RV60). ¡Volvamos a la oración!

Oración:
Padre nuestro que estás en los cielos:
Te exaltamos en este día por tu gran misericordia para con nosotros. Eres digno ser alabado. Tenemos la esperanza en que volverás pronto a establecer tu reino. Anhelamos que tu santa voluntad se haga en la tierra como en el cielo. Venimos delante de ti para exponerte nuestras necesidades de pan, seguridad en nuestro andar y que tu poder nos librará de todo mal. En esta hora confesamos nuestros pecados y los pecados de nuestra nación, perdónanos Señor. También ayúdanos a perdonar a nuestros ofensores. Ya sentimos muy cerca de nosotros que vienes desde el cielo con poder y gloria que son tuyos por todos los siglos. Amén
Esfuérzate en la gracia de DIOS para hacer grandes cosas para Él, como si todo dependiera de ti; pero ora intensamente porque todo depende de Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe un algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

miércoles, 28 de agosto de 2019

¡Por favor: regálenme una oración!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 15: 23-30
Mis amados hermanos, les pido encarecidamente en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que se unan a mi lucha orando a Dios por mí. Háganlo por el amor que me tienen, ese amor que el Espíritu Santo les ha dado. Romanos 15:30 (NTV)

La oración
Francisco Aular
La oración, amigos, es encontrar
la delicada fuente de poder.
Es dar al fin con el secreto que nos
ayuda a perfeccionar el ser.
Es recobrar la llave oculta que tuvo Elías
para hacer a los cielos llover.
Es disciplinar los músculos del alma
para poder a lo eterno obedecer.
Es levantarse de las rodillas
sabiendo que Dios lo podrá hacer.
Es respirar la victoria al dejar
nuestras cargas a sus pies.
Es pedir perdón con toda el alma
y fuerzas para no volver.
Es pedir victoria hoy
y olvidar los éxitos de ayer.
Es actuar como Aarón y Hur al levantar
los brazos de Moisés.
Es perdonar las deudas y borrarlas
para siempre del haber.

He tenido a lo largo de mi vida la bendición de hermanos que me han regalado diariamente, al menos, una oración. Creo que mi tía Blasita Aular de Sánchez fue la primera intercesora por mí; yo tenía 15 años en 1960 cuando en unas vacaciones la visité en mi pueblo Albarico, estado Yaracuy, Venezuela. Y ella me dijo que me tenía en oración todos los días para que yo me convirtiera al Evangelio del Reino, y con su hermosa voz me cantó el himno “La tierna voz del Salvador.” ¡No puedo cantar ese himno sin que los ojos se mojen por gratitud!... Tres años después yo vine a Cristo. Mi tía me había regalado sus oraciones, y DIOS la había oído.

Luego en los días del inicio de la Marcha Evangelizadora, conocí en el pueblo de El Palmar, estado Bolívar, a la anciana María Reina, una mujer de oración, inolvidable. Aconteció que ese viaje lo realicé una semana después de una gira por los estados de Florida y Texas, Estados Unidos, ¡el SEÑOR bendijo con muchas decisiones por Él en aquel viaje! Yo venía emocionado al ver cómo DIOS me había usado a mí, un hombre recién egresado del Seminario. Por aquel tiempo estaba en los preparativos de la Marcha de 1979, por el oriente venezolano. En eso andaba cuando llegué a la ciudad de Upata, Edo. Bolívar. Allí se me unió el hermano pastor Samuel Ramírez, y emprendimos nuestro viaje hasta El Callao. Al final de aquel día de viaje llegamos a El Palmar, como a las once de la noche, la hermana María Reina había hablado con la hermana Juana Pulgar para que me llevara delante ella, sin importar la hora en que yo llegara. Así que nos fuimos a la casa de la hermana María Reina, y al ella sentir mi llegada –era casi ciega, pero tenía unos tabiques llenos de mis artículos del Luminar Bautista que alguien le leía- se levantó de su asiento y tocando mi cara con sus manos, me dijo: “Francisco, ¿qué te había ocurrido, en dónde estabas estas semanas pasadas que el SEÑOR no me dejó dormir y puso en mi corazón interceder en oración por ti noche y día? Le conté en dónde había estado, lo que había hecho y las bendiciones recibidas. ¡Salí de aquel hogar convencido que las bendiciones recibidas en aquel viaje a Estados Unidos, vinieron desde el cielo por la oración persistente de una anciana! Nunca más la hermana María Reina y yo nos volvimos a ver en esta tierra; sólo allá en el cielo comprenderé y veré los alcances de su oración en mi vida, porque sé que mientras vivió, me regaló sus oraciones todos los días.

Y que diremos del bien recordado hermano Jesús Bolívar, discípulo y compañero de viaje en aquellos tiempos; y quien integró como misionero voluntario el primer equipo del Departamento de Evangelización de la Convención Nacional Bautista de Venezuela, además era un hombre de oración. DIOS había hallado en el hermano Bolívar un corazón que oraba, y él había hallado al DIOS que le respondía sus oraciones. Un día de julio de 1979 estábamos preparándonos para viajar a Cali, Colombia porque allí celebraríamos la Primera Marcha Evangelizadora fuera de Venezuela, y era importante que todos los del equipo fuésemos. Nos reunimos para orar en casa del hermano Rafael Díaz y el hermano Bolívar pidió su turno para hablar y nos dijo: “Hermanos, yo no viajaré con ustedes a Cali, porque me pondré de rodillas en oración para sostenerlos en ese viaje.” Así fue. Todavía soy sorprendido cuando algún obrero del Reino, colombiano, me dice que DIOS lo tocó por nuestro viaje. Yo sabía que el hermano Bolívar de rodillas en intercesión por nosotros, estaba allí. En aquellos años mientras viajé  incesantemente por los países bolivarianos, cada vez que una persona venía a CRISTO, cada pastor e iglesia fortalecidos, yo sabía que había un hombre orando por mí y por mi ministerio, ¡porque Jesús Bolívar oraba y DIOS le respondía! Aquel hombre piadoso me regaló sus oraciones hasta que murió en 1994.

¡Actualmente, sé que soy el fruto de las oraciones de muchos amados, “por el amor que me tienen, ese amor que el Espíritu Santo les ha dado” por mi persona y el Ministerio que el SEÑOR ha puesto delante de nosotros. DIOS sabe quienes son, los que combaten conmigo a favor de los que no conocen el Evangelio y la vida Zoé! Como Pablo, les ruego: “Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido. Oren también por nosotros, para que Dios nos dé muchas oportunidades para hablar de su misterioso plan acerca de Cristo. Por eso estoy aquí en cadenas. Oren para que pueda proclamar ese mensaje con la claridad que debo hacerlo.” (Colosenses 4:2-4, NTV).

Quizás después de JESUCRISTO, no haya existido para el Reino de DIOS, otro hombre más grande que el apóstol Pablo de Tarso. Sin embargo, ante al desafío de viajar a España y otros lugares de Europa para llevar el Evangelio, él escribe desde Corinto a las iglesias de Roma y de otros lugares en donde tenía muchos discípulos, y este gigante del Cristianismo, sólo hace una petición a sus hermanos, discípulos y amigos: “¡Por favor, regálenme una oración!” ¡Nunca seremos tan grandes en este mundo que no necesitemos la oración de otros a nuestro favor!

Oración:
ETERNO DIOS:
En esta hora mi alma y mi espíritu respiran por la esperanza que deposito en ti tanto para mi salvación eterna como mi triunfo en esta vida presente. Ayúdame a regalar mis oraciones a otros, y a recibir con gratitud las que me regalan. En el nombre de JESÚS. Amén.
Lo mejor que podemos hacer por otros es regalarles nuestras oraciones.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?

martes, 27 de agosto de 2019

La paradoja de la oración

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 119:153-160
Mira mi sufrimiento y rescátame, porque no me he olvidado de tus enseñanzas. ¡Defiende mi caso, ponte de mi lado! Protege mi vida como lo prometiste. Salmo 119:153,154 (NTV)

Alguien dijo: “La oración es la respiración de la esperanza. Quien deja de orar deja de esperar”. ¡Hoy escribimos sobre la oración una vez más, porque la oración es la disciplina del espíritu y la respiración del alma!

Ciertamente, la oración es una doctrina paradójica. Es paradójica porque es un diálogo entre el orante, el ser humano pecador que clama, y DIOS, un ser tres veces santo y soberano que lo escucha; entre el ser humano finito y dependiente, con una voluntad corrompida e imperfecta y un DIOS santo y soberano que está apartado de todo mal y puede hacer lo que Él se propone a hacer. Y porque su voluntad es agradable, santa y perfecta sabemos que siempre obrará a nuestro favor. DIOS responderá a nuestra oración aunque sea con un no, porque tiene el cuadro completo de su Plan para nuestras vidas, Él sabe lo que es mejor para nosotros. Ahora bien, DIOS, Ser perfecto, tiene muchos atributos que lo elevan por encima de todo lo que Él ha creado, pero al mismo tiempo, Dios no abandona al ser humano, sino que lo busca en forma individual para convertirse en su DIOS personal. Frente al desafío de lo infinito de DIOS, ¿qué puede hacer un ser humano con la pequeñez de una gota de agua en medio del océano? En realidad no puede hacer nada, a no ser que DIOS tome la iniciativa y lo invite. Eso es exactamente lo que ha hecho DIOS por nosotros al invitarnos a orar: “Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tú no conoces” (Jeremías 33:3 Reina Valera Contemporánea). En efecto, DIOS  se ha puesto a la distancia de una oración, y por paradójico que esto parezca: ¡Funciona!, y con el gran misionero Martin Lloyd-Jones, podemos decir, llenos de admiración: “La oración es, sin lugar a dudas, la actividad más elevada del alma humana. El hombre nunca es más grande que cuando, de rodillas, se halla frente a frente con Dios”.

¿Por qué Dios quiere que oremos? ¿Para qué la insistencia en la oración? En esta joya literaria que es el Salmo 119, un poema dedicado a la Palabra de DIOS, la oración ocupa un gran lugar, porque la Biblia y la oración son inseparables. Es más, me atrevería a decir que toda la Biblia es la suma de las historias de hombres y mujeres que oraron. Es la historia de DIOS, yendo con los seres humanos en el peregrinaje de sus vidas temporales, no en la distancia del horizonte lejano, sino en ese caminar a nuestro lado, todos los días de nuestra existencia aquí, entre el sudor, el sufrimiento y las lágrimas.

Entonces, la oración surge como una expresión de confianza del orante finito ante el DIOS Altísimo y Soberano: “Mira mi sufrimiento y rescátame, porque no me he olvidado de tus enseñanzas. ¡Defiende mi caso, ponte de mi lado protege mi vida como lo prometiste!” (vv.153, 154); la oración fortalece nuestro caminar con DIOS, en contraste con aquellos seres humanos indiferentes, que conviven con nosotros en este espacio temporal: “Los perversos están lejos de ser rescatados, porque no se interesan en tus decretos. SEÑOR que grande es tu misericordia; que el seguir tus ordenanzas me reanime” (v.155, 156); la oración es el primer paso para el inicio, desarrollo y perfección de nuestra amistad con DIOS, y esto, en amplio contraste con los se burlan y nos persiguen porque menosprecian a DIOS y su Palabra: “Muchos me persiguen y me molestan, sin embargo, no me he desviado de tus leyes. Ver a esos traidores me enferma el corazón, porque no les importa nada tu palabra” (v.158).

Por otro lado, la oración es señal de que nos consideramos dependientes de DIOS, ahora bien, entre los seres humanos adultos, no debe existir una dependencia absoluta porque puede lesionar nuestra dignidad e impedir nuestro desarrollo como individuos, e inclusive obstaculizar nuestro andar con DIOS: “Esto dice el SEÑOR: Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos, que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del SEÑOR” (Jeremías 17:5 NTV). Sin embargo,  entre los seres humanos existe y debe existir la interdependencia, y ayudarnos los unos a los otros. Pero delante de DIOS es diferente porque tal dependencia nos salva, libera, transforma, y nos hace “más que vencedores”. En nuestra dependencia de DIOS y la guía de su Palabra, nuestra vida encuentra propósito y dirección: “Mira cómo amo tus mandamientos, SEÑOR. Por tu amor inagotable, devuélveme la vida. La esencia misma de tu palabra es verdad; tus justas ordenanzas permanecerán para siempre” (vv.159,160). ¿Cuál sería la razón principal para insistir en la oración? Es esta: La oración no se trata del poder mental de nosotros, mucho menos de nuestra palabras, ni de la naturaleza o poderes invisibles que nos rodean, la oración pone en marcha toda la riqueza, grandeza, misericordia y poder inconmensurable del DIOS Todopoderoso, a favor de nuestra pequeñez como seres humanos. Esa es la paradoja de la oración.

Oración:
SEÑOR, estoy maravillado de tu amor, tu gracia y misericordia puestos a mi favor; haz que yo pueda vivir momento a momento bajo tu mano protectora, y que pueda ser portador de esta Buena Nueva a otros. Gracias por dejarme la oración para tener comunión contigo para siempre, hoy como sirviendo al Invisible, pero mañana cara a cara contigo. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Dios  se ha puesto a la distancia de una oración, y por paradójico que esto parezca: ¡Funciona!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe  algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?


lunes, 26 de agosto de 2019

¡Buenos días belleza!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 118:15-29
Este es el día que el SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmo 118:24 (LBLA)

¡Este es el día que hizo nuestro Dios! Es nuestro. Nadie no los podrá quitar. Solamente nosotros tenemos la clave para hacerlo grande o pequeño.

Hoy nos empinaremos sobre nuestras imposibilidades, y con la ayuda de nuestro Dios seremos lo que Él planeó para nosotros antes de que el mundo fuese. Somos parte del plan eterno de Dios para el universo, y por eso, no somos poca cosa.

Hoy diré a los pensamientos de derrota: ¡Se equivocaron conmigo!, porque al ser un hijo de Dios tengo todo lo que la vida me puede dar.

Hoy los pensamientos de culpabilidad por los momentos perdidos, y otras cosas que mi fragilidad humana permitió serán crucificados y exhibidos por JESÚS en la cruz como hace dos mil años. Respiraré profundo, confesaré mis pecados, y me asiré de su perdón, amor y gracia.

Hoy no me sentiré solo porque la presencia de JESÚS va conmigo, como Él lo prometió. Este cuerpo por débil que me parezca es una catedral donde mora todo el poder de Dios; el mismo poder que levantó a JESÚS de la tumba.

Hoy la paz de Dios que sobrepasa todo pensamiento, gobernará mi mente, mi voluntad y mis emociones, nada me perturbará. Nada ni nadie me distraerá de mis responsabilidades y privilegios, haré lo mejor que pueda para la honra y gloria de mi Señor y Salvador JESÚS.

Hoy aprenderé a contentarme cualquiera sean mis circunstancias. Aprenderé a ser feliz, porque la felicidad es gozarse por lo que se tiene. Tengo en mí lo único que debo poseer como ser humano: la vida que viene del cielo y que me acompañará para siempre. ¡JESÚS es la vida eterna, teniéndolo a Él lo tengo todo!

Hoy mis pensamientos, mis actitudes y mis acciones estarán basados en la honestidad, la justicia, la pureza y todo lo que sea de buen nombre; desecharé  todo lo demás por inútil.

Hoy ratifico mis dos resoluciones para esta vida humana: Primera: Viviré para la gloria de Dios. Segunda: Aunque otros no lo hagan, yo lo haré.

Hoy viviré dándolo gracias a Dios por todo. No dejaré que mi corazón se llene de críticas sin presentar soluciones. No dejaré que un recuerdo me haga su prisionero.

Hoy seré como el sándalo que perfuma el hacha que lo hiere. Buscaré el perdón de quienes he ofendido. Borraré con el perdón las ofensas de quienes me han ofendido. Los verdugos de la enemistad no podrán hacerme daño.

Hoy seré libre, cabalgaré con todo lo que soy y tengo sobre el caballo blanco de la victoria. Pondré alas a mi esperanza y volaré. Seré más de Él, y menos de mí mismo.

Hoy le diré al Señor, gracias por hacerme libre para ser tu siervo. Ser discípulo de JESÚS es humillarse bajo su poderosa mano.

Hoy le diré a la vida: ¡Buenos días belleza!

Oración:
Padre eterno:
DIOS TODOPODEROSO:
Hoy entro a tu presencia por la puerta de mi gratitud. Gracias, oh Dios, por esta vida eterna a través de JESÚS. Gracias por los dones y habilidades los cuales te rindo en obediencia. Gracias porque has puesto en mi ser el no depender del éxito o  de las circunstancias para ser feliz. Contigo lo tengo todo, y por eso no me canso de  alabarte y bendecir tu nombre. Te doy gracias por lo que me das, y si nada me das, también te doy gracias. Gracias por la perla de gran precio de la salvación, por enviar a tu Hijo amado para comprármela y regalármela por su muerte y resurrección. Él no murió en vano, porque no tendré en poco una salvación tan grande. ¡Bendito y alabado seas! En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Hoy le diré a la vida: ¡Buenos días belleza!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?