viernes, 30 de septiembre de 2016

JESÚS, el Poeta del amor

Francisco Aular
JESÚS, el Poeta del amor
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16 (RV60)

La vida de JESÚS es el poema del amor de Dios dirigido al ser humano. El poema impacta por su sencillez, por lo profundo, lo alto y lo ancho. JESÚS hace muchas cosas por el pecador que nadie más puede hacer, por eso, al inicio mismo de su Ministerio afirmó: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. (Lucas 4:18,19 RV60).
En efecto, JESÚS, es el poema que vino del corazón de Dios, directamente al corazón aflijido y sin esperanza del ser humano enemistado con Dios, desde el aquel día cuando en desobediencia en Edén, prefirió usar su libre albedrío para alejarse de Dios, y, fue echado del Paraíso, al errar el blanco de la voluntad divina. No obstante esto, al amor de Dios nos envía un Salvador, un Señor para hacernos nacer de nuevo y llevarnos de nuevo a Dios:Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado! Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él.” (2 Corintios 5:17,18 NTV). ¡Qué gran noticia, indudablemente, el cielo es un regalo de Dios! Y JESÚS, vino para comprarnos un lugar allí y hacerlo posible. ¡Que bendición tan grande, cuando se nos agotan las palabras en la prosa, entonces, ¡surge el Poema! ¡Alabado sea Dios por su amor sin límites!
El evangelista Lucas nos dice que fueron beneficiarios de aquel poema, los tristes, los desheredados, los "pobres en espíritu", porque ellos aceptan humildemente que son pecadores que necesitan el perdón de Dios. ¡Delante de Dios nuestras obras para intentar ganar la salvación por ellas, son como trapos sucios que intentan vanamente, cubrir nuestra desnudes! En realidad, el ser humano está en bancarrota a causa de su pecado, delante de un Dios santo; fíjese que no está hablando del pobre socialmente hablando, sino de la pobreza espiritual. La muerte de JESÚS es la glorificación del amor de Dios que abrió el camino de la salvación para lo que quieren ser sus discípulos y seguirle.
Decía el poeta Kahlil Gibrán: Durante mi infancia, mi madre me hablaba de JESÚS, y me decía: "Fue el más grande de todos los grandes poetas, y, sin embargo, nunca escribió una sola línea, salvo aquella que grabó con su dedo en la arena. Y yo, en mi ignorancia, le pregunté: "Pero, madre, ¿cómo pudo ser un gran poeta sin haber escrito nunca nada? Entonces ella, con una gran sonrisa, me contestó: "-Eso, ¿quién lo sabe, hijo mío? Quizás la humanidad entera, y hasta tal vez nosotros mismos, todo seamos los versos que Él nunca llegó a escribir".
Oración:
Padre celestial:
¡Qué mi vida sea un verso en tu poema de amor por la humanidad! ¡Qué pueda yo vivir de tal manera que impacte a mi generación, que sea parte de los que te alaban y sirven! Ayúdame Señor y escucha mi clamor para que tú preciosa vida viviendo en la mía, sea de los que traen la paz en medio de las tormentas, los que edifican con amor y predique con valor el año del jubileo, el año agradable de parte de Dios para renovar la tierra y todo lo que vive sobre ella. Humildemente, te pido esto en el nombre de mi amado JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Somos versos en las manos de Dios, cartas de su amor a un mundo en crisis, no tengamos temor a que el mundo nos lea.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 29 de septiembre de 2016

¡Seguir en la lucha!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Colosenses 1:24-29
Es por eso que trabajo y lucho con tanto empeño, apoyado en el gran poder de Cristo que actúa dentro de mí. Colosenses 1:29(NTV)

Los peldaños de la escalera del éxito, generalmente están llenos de intentos y fracasos. Hace un tiempo, existió un hombre que superó muchos intentos para llegar a ser, un héroe que es admirado y respetado por su pueblo y por el mundo. Se llamó, Abraham Lincoln, en su lucha para llegar a cumplir sus sueños y metas, tuvo mucho obstáculos: En 1833, compitió para ir a la Cámara de Representantes por su estado, y perdió; cuando superó el duelo de su derrota, siguió luchando, volvió a perder en 1848; cada fracaso, lo utilizó como plataforma de lanzamiento de un nuevo intento, en 1854 volvió a perder en su aspiración de ir al Senado; dos años después, en 1858 fue candidato para ser Vicepresidente del Senado, y fue de derrotado de nuevo; siguió luchando y en el año 1860, fue electo como presidente de los Estados Unidos, hoy en la historia de su nación ocupa un lugar de honor como uno de los mejores presidente que ha tenido esa nación. ¡Seguir en la lucha a pesar de sus fracasos le dio el triunfo final¡ Con razón, el suramericano Simón Bolívar, dijo: “El arte de vencer se aprende en las derrotas”.
No le busques tanta vueltas a tus derrotas, no culpes a nadie de ella; no te quedes  tampoco en los logros del pasado; decide no vivir por debajo de tu verdadero potencial; vive el duelo de cada derrota, pero no te postres ni renuncies porque ¡el mundo entero está esperando que te levantes y triunfes! ¡Incríbete ya en la próxima acción que te llevara definitivamente al cumpliento de lo que Dios tiene para ti! ¡Dios no ha muerto, y por lo tanto, no hemos visto, ni veremos a su entierro pasar. ¡Sigue en la lucha, sin mirar atrás, a no ser para conducir a tus seguidores que te admiran y respetan! ¡No importa a donde has llegado, Dios tiene mucho más en tu futuro! Pase lo que pase, si eres una persona de Dios, ya eres un triunfador poque Él no patrocina fracasos.
¡Seguir en la lucha! Fue el lema del apóstol Pablo: “Es por eso que trabajo y lucho con tanto empeño, apoyado en el gran poder de Cristo que actúa dentro de mí.” Colosenses 1:29(NTV) En efecto, Pablo, había sido un hombre muy religioso y celoso de la fe de sus padres; sin embargo, Dios quería mucho más de él y se le apareció en medio de sus luchas por llegar a ser, el fariseo más grande de su tiempo y lo convirtió en el Apóstol más grande de la historia del Cristianismo; y desde aquel precioso día de su encuentro con JESÚS en el camino hacia Damasco, tuvo un nuevo nacimiento, mediante el cual, Dios, le dio un nuevo propósito para vivir y para morir:  “Pero mi vida no vale nada para mí a menos que la use para terminar la tarea que me asignó el Señor Jesús, la tarea de contarles a otros la Buena Noticia acerca de la maravillosa gracia de Dios.” (Hechos 20:24 NTV)
¡Seguir en la lucha! Es proseguir con el plan que Dios tiene para nuestras vidas, Pablo entendió que era un hombre que tendría que forjar otros hombres para Dios. ¡No es tarea fácil! Cuando escribió ese versículo de hoy, usó la palabra “trabajo” que significa “agonía!, es decir, que en griego significaba una tarea que se realiza hasta agonizar por cumplirla. Cuando Pablo, evangelizaba no solamente buscaba un número más, sino forjar en el nuevo creyente el carácter del mismo JESÚS: Por lo tanto, hablamos a otros de Cristo, advertimos a todos y enseñamos a todos con toda la sabiduría que Dios nos ha dado. Queremos presentarlos a Dios perfectos en su relación con Cristo.” (Colosenses 1:28 NTV) Pablo, entendía que todo ser humano cuando llega a tener una relación personal con Dios, el valioso tesoro de su salvación y el poder del Espíritu Santo:Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos.” ( 2 Corintios 4:7 NTV), ahora, este creyente tiene que luchar para que lo que él posee por gracia, les llegue también a otros. De esta manera, ¡un cristiano nacido de nuevo llega a ser “perfecto en su relación con Cristo”, cuando es capaz de ser y hacer discípulos a otros como un estilo de vida. ¡Tienes una misión y un propósito para vivir y Dios quieres que lo hagas desde hoy! No desmayes, pues todos tenemos que ¡Seguir en la lucha!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Aquí estoy SEÑOR, siguiendo en la lucha para el propósito que me has dado por tu gracia para vivir. Me esforzaré en tu gracia como si todo este esfuerzo dependiera de mi solamente; pero confiaré en tu soberanía para el triunfo final. Ayúdame para compartir este tesoro que llevo dentro de mí. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
¡No importa a donde has llegado, Dios tiene mucho más en tu futuro! Sigue en la lucha hasta lograrlo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 28 de septiembre de 2016

“¡SEÑOR, ven pronto!”

Francisco Aular
Lectura devocional: Apocalipsis 22:6-21
He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo. Apocalipsis 22:12

Al final de un día largo y exhausto de tanto caminar, un vendedor regresó a la habitación de su hotel. Era tarde y estaba visiblemente agotado. Se sentó al borde de la cama y comenzó a quitarse los zapatos, uno cayó al piso con un sonoro golpe y el hombre pensó para sí mismo: Que descuidado de mi parte. Es tarde en la noche y es probable que mi zapato haya molestado a la persona en la habitación de abajo. Así que cuando se quitó el segundo zapato, lo colocó sobre el suelo muy suavemente y se puso a dormir. Alrededor de treinta minutos más tarde tocaron a la puerta. Cuando fue a abrir, allí estaba un hombre de pie con su ropa de dormir y unos círculos negros  debajo de sus ojos. El hombre dijo: “Por favor, ¿podría tirar el otro zapato para que pueda dormir un poco?...”. Así está el mundo en esta hora, esperando que caiga el otro zapato.
En tan sólo una década el mundo ha sufrido una serie de cambios catastróficos en todos los sentidos. Hemos vistos cambios sociales, religiosos, políticos, científicos, económicos, epidemias que dejan muchos muertos en su paso, y fenómenos naturales con millones de perdidas humanas y materiales. Mis amados me han buscado y preguntado: “Pastor, ¿hemos tocado fondo?; ¿son señales de la Segunda Venida de Cristo?; ¿son evidencias de la ira de Dios por el pecado de los seres humanos?, ¿o son simplemente fenómenos humanos y naturales?”.
Sea cual fuera nuestra posición escatológica frente a estos sucesos, tenemos que verlos desde el punto de vista de Dios. En verdad, el tiempo humano “cronos” y el tiempo de Dios “kairós”, son diferentes. El primero lo medimos con el reloj y el calendario, pero el “kairós” o tiempo de Dios son las manifestaciones que hace el SEÑOR, irrumpiendo en la historia humana -a veces por largos períodos-. El ser humano, a través de la historia, ha mostrado su naturaleza pecaminosa infligiendo sufrimientos y destrucción hacia los demás seres humanos, y cualquier sistema que se invente ya tiene la corrupción en su ADN, pero en el tiempo cronológico, vale decir, del ser humano a través de los siglos, estas cosas han sucedido una y otra vez. Revelan la verdad de lo que la Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23 RV60).  ¡Sólo JESÚS es nuestra única esperanza! Teniendo en mente esto del tiempo humano y el tiempo de Dios, alguien escribió: “Nuestros ciudadanos han renunciado a creer en el futuro, especialmente aquellos que viven en las partes más pobres de la ciudad. No tienen trabajo, tienen muy poca comida, y no tienen oportunidad para mejorar sus vidas. En algunos barrios de la ciudad se han desatado disturbios, pero en su mayor parte, hay demasiada desesperación para provocar disturbios. Seguramente Cristo escuchará nuestros llantos y vendrá pronto” (Roma, año 455 d.C.). Sin embargo, la Biblia dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9 RV60).
Todavía no es el tiempo de Dios. De hecho creo que la crisis en la cual estamos será superada una vez más, todavía la Iglesia del SEÑOR tiene mucho trabajo para hacer en la tierra. Sin embargo, los desastres naturales y la maldad del ser humano continuarán de manera impredecible hasta que JESÚS vuelva con sus llaves para decirnos: “¡Han fracasado, han desperdiciado todo los recursos que les presté, vengo a cerrar esto y a apagar las luces!”. Pero los cristianos nacidos de nuevo debemos aprovechar esta hora, porque la palabra “kairós”, el tiempo de Dios, también significa una nueva oportunidad que no debemos dejar pasar: Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos. Efesios 5:16 (TLA).
Ciertamente, estos días son tiempos de cosecha espiritual, nuestra esperanza está puesta únicamente en JESÚS; ¡JESÚS vendrá, en Segunda Venida, con una recompensa para todo aquel que ha aceptado el Mensaje que Él nos trajo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15 RV60). Todavía este es el Mensaje de Salvación eterna. Por lo tanto, debemos montarnos en las plataformas de las plazas, y proclamarlo a voz en cuello, ir por las calles y anunciarlo; tocar las puertas para llevarlo a las familias humanas en toda la tierra. Es muy significativo para mí, que en Apocalipsis, al final del último capítulo de la revelación divina, Dios, nos haga a esta generación la misma invitación que la ha hecho al ser humano, que se apartó de Él,  desde que perdió el Paraíso:Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Apocalipsis 22:17).
Pues bien, no sabemos ni el día ni la hora en la cual el Señor mismo, vendrá por nosotros. Esto hace que el anhelo de nuestros corazones, cuando nos reunimos como familia de Dios, y oramos, digamos como los discípulos del primer siglo y hasta cuando JESÚS retorne a poner todas las cosas en orden: “¡SEÑOR, ven pronto!”.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te doy las gracias por habernos dejado tu santa Palabra llena de promesas que nos sostienen en los momentos difíciles, nos alientas para seguir, y son un ancla segura en medio de las tormentas de la vida. Que yo no sea alguien que sabe y lee mucho, sino alguien que pone en práctica lo que ya sabe. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
A medida que los sucesos mundiales se hacen más oscuros, la promesa del regreso de JESÚS se hace más brillante.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 27 de septiembre de 2016

A pesar de todo

Lectura devocional: Habacuc 3:12-19

Vivimos tiempos difíciles y no podemos ser indiferentes, tarde o temprano nos tocará a nosotros sufrir también.
¿Qué vamos hacer cuando por todas partes vemos sólo pleitos, peleas, violencia y destrucción?
¿Qué vamos a hacer cuando vemos que los malvados maltratan a los buenos y por todas partes hacen injusticias? ¿Qué vamos a hacer cuando nuestros valores familiares son pisoteados y se da mal ejemplos a nuestros niños, precisamente por aquellos que debieran ser modelos para ellos?
¿Qué vamos a hacer cuando los poderosos se lanzan sobres sus enemigos como el águila sobre su presa?
¿Qué vamos a hacer cuando no existe respeto por las autoridades establecidas por Dios debido a que esas autoridades no respetan a los otros y se burlan de los demás, de los que están en eminencia en los distintos sectores de la sociedad?
¿Qué vamos a hacer cuando sentimos que los malos vienen contra nosotros como un huracán que llega, golpea y se va, pero son culpables de un gran pecado, no tienen más dios que su fuerza?
¿Cómo vamos a poder enfrentar la vanidad de los orgullosos que son como la muerte que siempre quiere más; son como la tumba que nunca está satisfecha?
¿Qué vamos a hacer cuando le pedimos con gritos a nuestro Dios que nos salve pero Él pareciera que no nos escucha y nuestras oraciones no pasan del techo?
Todas estas interrogantes estaban en el corazón del profeta Habacuc (alrededor del año 600 a.C.), cuando escribió el libro que lleva su nombre. Este libro nos presenta la agonía del profeta ante el sufrimiento del ser humano y la paciencia de Dios, quien no actúa tan rápido como el profeta quisiera. Dios le responde al profeta diciéndole que todos esos que los gobiernan y los mantienen esclavos, algún día les rendirán cuenta; y por fin, el profeta, encuentra la paz y hace su oración inmortal: Cuando yo escucho todo esto, me tiemblan los labios y todo el cuerpo; siento que mis huesos se desmoronan, y el que suelo se hunde bajo mis pies. Pero yo espero con paciencia el día en que castigarás a los que ahora nos atacan. Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas ni aceitunas los olivos; aunque no haya en nuestros campos nada que cosechar; aunque no tengamos vacas ni ovejas, siempre te alabaré con alegría porque tú eres mi salvador. Dios mío tú me das fuerzas; me das la rapidez de un venado y me pones en lugares altos. (Habacuc 3:16-19, NTV).
Por encima de las circunstancias que nos dominan -y no podemos esconder la cabeza en un hoyo-, el cristiano nacido de nuevo es realista, sabe que la solución es divina y no humana, por ello, descansa completamente en Dios, mientras lleno de ánimo asume su misión histórica a la luz de su destino eterno: Dios es paciente y no quiere que ninguno se pierda, así que se lanza a la conquista de los hombres y mujeres para su Señor y Salvador JESÚS, a pesar de todo.
Oración:
¡Dios mío! A pesar de todo nuestros pecados y errores, yo sé bien que los seres humanos somos parte de tu plan eterno de unirnos como una familia bajo el dominio y poder de tu amado Hijo, eso me llena de gozo y por eso tiemblo en tu presencia; si te enojas contra mi, no dejes de tenerme compasión, tu grandeza ilumina los cielos; y la tierra entera algún día te alabará en el nombre de JESÚS, amén.
Saca provecho a la situación de hoy proclamando el futuro glorioso que nos espera mañana.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 26 de septiembre de 2016

Crisis de esperanza

faular@hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 12:1-12

Los vaticinios para este año y el próximo son tan oscuros como lo han sido siempre en el largo camino que la Humanidad ha recorrido. El ser humano en su afán por explorar los misterios del futuro, por penetrar lo desconocido y saber cómo será el mañana, ha cometido muchísimos errores, y para decirlo coloquialmente: ¡No ha acertado ni con una! Se repiten los tópicos: el fin del mundo en mayo del 2011 -dijeron algunas sectas del cristianismo-. Se terminaría el 21 de diciembre de 2012, porque desde esa fecha el calendario maya lo predecía, dijeron otros. ¡Todas esas fechas, vinieros y se fueron, y aquí estamos! Con esos mismos vaticinios han fallado los famosos Testigos de Jehová varias veces, y también algunos otros de la teología del miedo.
Pues bien, toda esta angustia cósmica a que estamos sometidos, levantamiento de los pueblos en el norte de África, la represión de los dueños del poder contra los manifestantes, la reacción de la comunidad internacional ante estos hechos; el incremento del terrorismo en cualquier parte del mundo; la debacle financiera de las principales economías; el incremento de gobiernos corruptos que frenan la libertad y prosperidad de las naciones que gobiernan en su vano intento de destruir la esperanza de sus conciudadanos a ser verdaderamente libres; los millones que mueren de hambre; el retorno de enfermedades y epidemias que creíamos vencidas; la inseguridad social: uno sabe que sale pero no sabe si regresa vivo a casa, porque los delincuentes están al asecho; crisis de valores; desmoronamiento de los matrimonios y las familias y otras instituciones tradicionales. Como lo hemos afirmado, todas estas situaciones producen en nosotros una crisis de esperanza.
Existe por decirlo de alguna manera, un debilitamiento y vacilación en las convicciones, y no se ve a corto plazo una renovación de los valores que nos han sostenido por siglos. La situación personal, nacional o planetaria nos agobia. No se trata de que peligre nuestra vida, sino la vida en sí misma. Esto nos lleva a una sensación de vacío, de cansancio; estamos simplemente agotados antes de hacer nada. En lugar de vivir, sobrevivimos. Sin duda, tenemos una crisis de esperanza.
Afortunadamente, el Hacedor del ser humano tiene un plan para nosotros, comenzó en la eternidad pasada, existe en el presente, y se proyecta a un fabuloso futuro. Dios nos creó para Él, y como decía San Agustín: “Oh Dios, nos has hecho para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en ti…”.
Así como los árboles lucen secos, como esqueletos emblanquecidos en el duro invierno, reverdecen ante la inminencia de la primavera. El Dios invisible, pero presente, es según el apóstol Pablo, “la esperanza de gloria”… Dios nos ha preparado para salir airosos a pesar de los sufrimientos, las circunstancias adversas y de nuestras lágrimas. Si la angustia es la realidad de un mundo injusto y sin remedio, la esperanza de Dios es la salvación posible en cualquier instante; la salvación es el regalo que Dios nos hace; así podemos realizar el verdadero propósito de vivir en este mundo y mas allá de esta vida humana; sí efectivamente, esta es una invitación a nacer de nuevo, para poseer una fuente inagotable, y entre otras bendiciones, la esperanza: “Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5:5 NVI).
De esta manera, la esperanza en el cristiano no entra en crisis por las circunstancias inmediatas, sino que está siempre presente y se agiganta por encima de ellas, porque se fundamenta en la fe inconmovible de un Dios inmutable, siempre dispuesto a cumplir sus promesas, y con la certeza como en todas las virtudes espirituales, la esperanza vive en nosotros: “Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando.” (Romanos 12:12, NTV). La esperanza en el cristiano, nacido de nuevo, no es algo que posee, sino Alguien quien vive en él: ¡JESÚS! Así podemos enfrentar con éxito la crisis de esperanza.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Así como el sembrador planta la semilla esperanzado en su multiplicación al final de la cosecha, igualmente, ayúdame a descansar en ti y haz que mi esperanza sea viva y creciente. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La esperanza es confiar que lo que Dios me promete en Su Palabra, lo cumplirá.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

viernes, 23 de septiembre de 2016

Aquí está Dios: ¡fuera tristeza!


Francisco Aular
Lectura devocional Salmo 119:17-24
Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros. Salmo 119:24 (RV60). Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! (Filipenses 4:4 NVI)

Un niño de corta edad, que vino a pasar sus vacaciones escolares con su abuelo materno, está tratando de que éste le permita salir a dar un paseo, y no lo logra. El abuelo cristiano evangélico arcaico, vetusto, cara larga, triste, un creyente que pensaba que su fe es la religión de la tristeza y por eso se priva de todo gozo y diversión legítimos, no lo permite.
En la calle-dice al nieto-sólo hallarás maldad. Los niños son pecaminosos; los mayores están corrompidos; el ambiente es impuro y dañino; salir a la calle supone un gran peligro para nosotros los cristianos evangélicos.
Pero el nieto insiste y por fin el abuelo cede. Fuera de la casa el niño contempla un panorama totalmente distinto al descrito por el viejo: Los niños juegan felices; en el cielo azul cuelgan nubes limpias, mientras las golondrinas los circundan; el aroma del mar cercano, lo llena todo; la tarde ríe alegremente bajo el sol. En dirección opuesta camina lentamente un burro. Lleva las orejas caídas. Aunque no lleva peso alguno, camina lentamente. Tiene ojos abiertos, pero apagados. Una sombra de tristeza lo invade por completo. El niño, avergonzado, dice para sus adentros: Este burro debe tener la misma religión que mi abuelo.
Por el contrario, la Biblia dice que Dios no quiere que el ser humano viva una vida negativa y miserable. ¡Dios nos hizo para Él, para que seamos felices para siempre! Entonces, cuando el mundo vagaba en oscuridad, y en la maldad, la opresión y los temores invadían el corazón aún de los más fieles, ¡vino JESÚS!: “De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo —dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David!” (Lucas 2:9-11) Con esta acción, el relato bíblico nos dice: Aquí esta Dios: ¡Fuera tristeza!
Ciertamente, llegar a ser miembros de la familia de Dios por medio de nuestra conversión que JESÚS compara con un nuevo nacimiento (Juan 3:3), tal vez, es el asunto mas serio y mas trascendente que puede darse en curso de nuestra vida aquí en la tierra. Entre otras razones, lo es porque nacer de nuevo decide el destino eterno del ser humano. Le abre las puertas del más allá, con ello la esperanza más gloriosa que el ser humano pueda imaginar: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”  (Juan 11:25 RV60) Pero es un error creer que Dios le cierra las puertas a toda diversión sana del más acá y lo reduce a un ser tristón, aislado del mundo, de cara larga y consternado, triste y sombrío que solamente espera morirse para ser feliz. No. La verdadera conversión produce un gozo indescriptible en el que la experimenta, que los que no han nacido de nuevo, ignoran. La tristeza no pertenece a los síntomas de una verdadera espiritualidad. En un sentido estrictamente bíblico: “tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.” El gozo del Señor ha de superar a las alegrías naturales, terrenales, temporales, que sin ser necesariamente pecaminosas, proceden de otras fuentes. Las delicias de nuestra experiencia con Dios ha de superar y de influenciar, todo otro motivo de alegría en este mundo, porque tener el gozo de haber llegado a la familia de Dios (Efesios 1:5) también supone la capacidad que Dios nos de comunicación: “Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles.” (Romanos 1:16 NTV).
Justamente por predicar la Buena Noticia de la Salvación por fe en JESÚS y el arrepentimiento para con Dios,  Pablo es injustamente encarcelado y condenado a muerte por el nefasto Nerón. Si bien, el apóstol Pablo está encadenado y preso, en su espíritu, es totamente libre tanto en el ser como en el hacer, y por ello al momento de escribir la Carta a los Filipenses –por ciento, llamada la carta de la alegría- el Apóstol,  nos enseña que cuando Dios está en nuestras vidas, las circunstancias no pueden quitar la alegría de nuestra fe porque es fruto del Espíritu Santo en nosotros: “En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!” (Gálatas 5:22,23,NTV). Satanás, es el  padre de la desesperanza, el miedo, el desánimo y la tristeza crónica, y otras emociones negativas que nos paralizan. Por ello, con el Apóstol nos aferramos a la alegría de Dios en nosotros, los cristianos nacidos de nuevo, y debemos mostrarla ante un mundo en llamas: “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!” (Filipenses 4:4 NVI). Por eso, podemos decir: Aquí esta Dios: ¡Fuera tristeza!
Oración:
Amado Señor:
Bendito y alabado seas Padre, enviaste a tu Hijo y Él, vino a traer el gozo verdadero a este mundo. Teniéndolo a Él, lo tengo todo y poseo la verdadera razón para vivir. Ayúdame a proclamar la Buena Noticia de tu salvación y gozo para esta vida y la venidera. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La Biblia es la fuente para el verdadero gozo y la felicidad en esta vida.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

jueves, 22 de septiembre de 2016

Entre la soledad y la esperanza

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 71:1-9      
No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabe no me desampares. Salmo 71:9 (RV60)

Estoy en mi oficina; escribo y escribo emocionado la última parte de mi próximo libro. Pongo una idea, la estudio, la dejo o la borro. Empiezo de nuevo. Hoy estoy decidido a terminar con ese libro de una vez por todas, antes de mi cumpleaños que se aproxima. Y hasta… cosa rara en mí, cancelé mi almuerzo y me quedo trabajando, no debo perder ni un minuto, la editora me ha dado un plazo y debo cumplirlo. En eso, suena el teléfono, no lucho por contestarlo o no, porque hasta mi familia sabe que siempre respondo a cualquier llamada y a cualquier hora. Atiendo, al otro lado de la línea habla una mujer, en inglés. Me pregunta que si es la Iglesia Bautista Emanuel de Toronto, le digo que sí, “por favor -me dice-, ¡quiero hablar con el pastor!”, -pienso que esa será mi oportunidad para decirle que soy el pastor de la iglesia hispana y que no hablo bien el inglés como para darle consejería-, pero ella no me suelta: “Pastor, ¿qué cree usted sobre la salvación?” Le respondo que la salvación es una experiencia espiritual, que la Biblia llama el nuevo nacimiento, venimos a este mundo con la vida humana que es temporal, y necesitamos una nueva vida que la que Dios nos da por medio de JESÚS. Me responde “¡qué precioso, cuán grande es la gracia de Dios!”; luego dijo, “nací de nuevo hace más de sesenta años…, pero tenía otra pregunta, y otra más… “Pastor, ¿cree usted en la Segunda Venida de Cristo? Como ese es uno de mis temas favoritos se lo explico con mucho gozo: ¡Si mi amada hermana, JESÚS viene otra vez, como lo prometió! Él mismo dijo que volvería… Ella no deja que termine y exclama: “¡Gloria a Dios!”, y entonces ella me declara con mucha sinceridad, lo que yo pienso la motivó a llamarme: “¿Sabe pastor? mi esposo y yo estuvimos casados por más de cincuenta años, murió hace veintiún años…, siempre, después del almuerzo nos sentábamos a hablar de la Biblia, y sobre todo, de la Segunda Venida de Cristo…Hoy, en esta tarde, me sentí tan sola…, abrí la guía telefónica en busca de una iglesia, y llamé…, ¡y ya ve, me sale usted y ahora me doy cuenta de que no tengo por qué temer a la soledad, porque mi Señor está conmigo a través del Espíritu Santo, y un día, muy pronto, vendrá por mí…”.
No hablamos más, le dije que iba a orar… “Sí pastor” -me respondió- me llamo Dorothy”. Así lo hice. Cerré el teléfono y me di cuenta, una vez más, que como yo, ella también vive, entre la soledad y la esperanza, y nunca, aunque seamos viejos según la carne, Dios nos dejará; somos sus hijos y Él nos trata con ternura, y por eso, podemos afirmar con el salmista: “No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabe no me desampares” ¡Él cumplirá Su promesa!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Cuán preciosa es tu Palabra que nos anima, exhorta y pone alas a nuestra esperanza. Bendito seas por hacerla ancla segura en medio de las tormentas de la vida y luz en medio de la oscuridad. Ayúdame para que la Biblia, tu santo Libro, continúe siendo en mí la única fuente segura, y alimento para mi alma y mi espíritu. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Las inmensas riquezas de la verdad de la Palabra de Dios esperan ser descubiertas al oírlas, leerlas, estudiarlas, memorizarlas, meditarlas y aplicarlas.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?