martes, 20 de agosto de 2019

La chispa de la pasión por JESÚS

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Lectura devocional: Hechos 9:1-16
--¡Ve! --insistió el Señor--, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre. Hechos 9:15,16 (NVI)

Saulo de Tarso, era un judío, nacido tal vez unos diez años después de CRISTO. Los primeros cristianos, habían sido victimas de la persecución de aquel fariseo, intelectual y fanático religioso, llamado Saulo. Lo cierto es que Saulo de Tarso, tiene un encuentro personal con JESÚS, en el camino a Damasco y le dio el verdero propósito que lo guiaría hasta su muerte y más allá. De igual importancia, es que aquel “encontronazo” entre Saulo y JESÚS, acabó para siempre con el perseguidor de la Iglesia para convertirse en el perseguido más importante del Cristianismo que estaba por nacer como tal. Seguidamente, desde aquel punto del camino a Damasco, surgiría el gran Apóstol Pablo. Como aplicación en nuestras vidas recibimos esta lección: toda conversión a la fe cristiana, lleva implicito el chipazo de la pasión por JESÚS. Puedo decir, como el SEÑOR, le dijo al discipulador inicial que Él le había asignado a Saulo, Ananías: “¡Ve! --insistió el Señor--, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre. (Hechos 9:15,16, NVI).

En consecuencia, se hace necesario que todos los que somos evangelizadores y discipuladores debemos mostrar que nuestra pasión por JESÚS, incluye no dejar al nuevo convertido sin darle coherencia en su nueva fe y nutrirlo de la Palabra de Dios, hasta que la pasión por CRISTO lo consuma. Esa fue la enseñanza principal de la Primera Marcha Evangelizadora. Aquí un ejemplo de esta enseñanza. Nunca se me olvidará aquel 10 de septiembre de 1977, día de la Clausura de la Primera Marcha, habíamos tenido un culto inolvidable, más de 250 personas allí reunidas en el sótano del Templo de la Iglesia Bautista Central de Caracas. Habíamos venido desde Los Guayos hasta Las Tejerías, recogiendo a los marchistas y sus discípulos. Aquella noche, me correspondió después de dejar a mi familia en nuestro hogar de Maracay, llevar a su casa a una mujer recién convertida y sus hijos adolescentes. Como es nuestra costumbre, nos abrazamos y ella estaba visiblemente conmovida. Luego tomados de las manos con sus dos hijos, me dijo: “¡Pastor, ustedes tardaron mucho tiempo en llegar con esas buenas noticias. Por favor, no se olviden de nosotros!”… ¡Uno nunca sabe quién será esa nueva persona en CRISTO! Pero como Ananías ¡no descansemos hasta hacerla, un discípulo apasionado por JESÚS!

En resumen: ¿Cuánto cuesta servir a JESÚS? En realidad salvarnos no cuesta nada porque el SEÑOR pagó el precio por Su muerte en la cruz. Pero seguir a JESÚS y ser su discípulo, nos cuesta todo: “Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.” Nuestra pasión por JESÚS se expresa en diferentes maneras. Algunos poetas de la época de oro de la poesía española: lo dijeron así:

 ¿Qué quiero mi JESÚS?
Pedro Calderón de la Barca
Siglo XVII.

¿Qué quiero mi Jesús? Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte.
Sin tener más placer que el de adorarte,
sin tener más temor que el de ofenderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo para hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero, amable Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida
y en tus divinas llamas abrasarme.

Quiero, por fin, en ti transfigurarme,
morir a mí para vivir tu vida;
perderme en ti, Jesús, y no encontrarme.

Oración:
Padre Eterno:
¡Gracias por tomar nuestro corazones y hacernos dóciles para servirte con gozo y pasión! Algo tan maravilloso como conocerte, lleva implícito el desafío de crecer hasta la plenitud de tu conocimiento. Ayúdame a vivir para ti y morir delante de toda circunstancia de la vida, en el nombre de JESÚS. Amén.
Morir a nosotros mismos y vivir solamente para Dios es la clave del triunfo de nuestra fe.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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