sábado, 30 de enero de 2021

La confesión: un acto de admisión declarada

 DÍA 27: 40 días de oración con propósito
 (4 de enero al 9 de febrero 2021)
Operación 6*3*9 en acción:
6:00 AM. Liderazgo pastoral y su familia
3:00 PM. (Hora de la muerte de JESÚS). Su
                  patria, sus gobernantes y los del mundo.
9:00 PM.  La familia modelo de DIOS al crearla. 
 
(Basado en el libro: La hora que cambia al mundo, Dick Eastman)
Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 139:13-24
La confesión: un acto de admisión declarada
“Señor, examina y reconoce mi corazón:
pon a prueba cada uno de mis pensamientos. 
Así verás si voy por mal camino, y me guiarás 
por el camino eterno”.
Salmo 139:23,24 (RVC)
 
“El gran peligro de tener enemigos no está en lo que ellos puedan hacernos, sino en lo que nosotros nos hacemos al permitir que se desarrollen en nosotros, la dureza, la amargura y la ira”.
David Hubbard
“Antes que usted ore por un cambio en las circunstancias, debe orar porque haya un cambio en el carácter”.
John Lavender.

 

 

Me correspondió el privilegio de ser presidente de la Asociación de Pastores de mi país. Y estábamos en nuestra Asamblea Anual. Delante de mi tenía, todos mis héroes fundadores de nuestra obra denominacional; pero también muchos jóvenes pastores, la generación emergente. 
 
Noté la presencia de un siervo del SEÑOR, en la última fila. Aquel amado hermano, tenía tiempo sin reunirse con nosotros. Se había nombrado una comisión para buscarlo y también se había hecho diligencias al respecto, y verlo allí, era un motivo de alegría. Llegó el tiempo del “derecho de palabra”. 
 
El primero en pasar al frente, fue aquel amado consiervo. Nos saludó, y acto seguido dijo: “He venido a denunciar, al culpable de pasar varios años, alejado de ustedes.” ¡Todos temblamos! “¿Seré yo, pastor?... Parecía ser la pregunta que estaba en el aire; pero el hermano, -continúo con su denuncia- y haciendo acopio de su potente voz, dijo: “Mis hermanos: ¡El culpable he sido yo! ¡Yo me alejé de ustedes! “¡Ya le he pedido perdón al SEÑOR, y ahora a ustedes!”. 
 
Todos callamos, pero también todos corrimos hacia aquel amado, abrazándolo, besándolo, oramos y lloramos juntos. Qué grandioso es obedecer a la Palabra, cuando dice: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. (Santiago 5:16, RV60).
 
¿Qué es la confesión? El hermano Eastman, autor del libro “La hora que cambia el mundo”. Nos da esta definición: “La palabra griega del Nuevo Testamento que se tradujo “confesar”, significa estar de acuerdo con Dios” en lo que se refiere a la opinión de Él sobre un asunto. También significa “admitir mi culpa”. Cuando confesamos nuestros pecados, estamos de acuerdo con Dios en lo que se refiere al pecado en nuestras vidas, tal como nos lo ha revelado mediante Su Palabra por el Espíritu Santo. Confesar es admitir nuestras fallas espirituales y admitir que hemos pecado. Dicho esto, de manera sencilla, la confesión es el acto de admisión declarada.”
 
Se recomienda que cuando estamos en oración pública obviamente y por sentido común, nuestra confesión debe ser discreta. En cambio, en nuestro tiempo personal, debo abrir mi corazón a DIOS –sin ninguna reserva-, porque Él conoce de antemano, mi situación. Y debe ser, limpiado mi corazón mediante Su amor y perdón, como el salmista y rey David, clamar ante DIOS:
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu”.
(Salmo 51:10,11, RV60).
 
En definitiva, hemos estudiado el tercer paso en la oración que cambia al mundo: La confesión. He aquí algunas sugerencias para el mejor aprovechamiento de este momento en nuestra oración personal: 
1. Inmediatamente después del tiempo de espera silenciosa, pídale a DIOS que escudriñe su corazón para ver si hay algún pecado no confesado.
2. Examine mentalmente sus recientes actividades para descubrir las fallas espirituales que sea necesario confesar.
3. Confiese los pecados específicos en que usted se sienta culpable, bien contra DIOS o contra su prójimo.
4. Pida perdón. Perdone y perdónese.
 
¡Pongámonos en marcha con la confesión en la oración!
¡Adelante, siempre adelante!
 
La confesión
Francisco Aular
“Examíname, oh, Dios, y sondea mi corazón;
ponme a prueba y sondea mis pensamientos”.
Salmo 139:23.
 
Habiendo honrado a DIOS,
con la alabanza vocal,
y el silencio de mi voz.
Es hora de confesar:
que te he ofendido SEÑOR
caminando hacia mi mal,
y huyendo mi confesión…
Me acerco a ti sin dudar
atraído por tu amor.
Veo tu ternura al hablar
y en tu rostro mi SEÑOR
las huellas de mi pecar.
Muestras de tu dolor,
nadie las podrá borrar…
Como Cordero de DIOS,
tomaste allí mi lugar.
¡Compraste así mi perdón!
Ahora siento tu paz…
Lleno está mi corazón,
con la oración eficaz.
 
Perla de hoy:
La confesión es la llave que abre la puerta de nuestro corazón a DIOS y a la oración eficaz.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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