martes, 2 de febrero de 2021

LA INTERCESIÓN: un acto de intensa súplica

 DÍA 30: 40 días de oración con propósito
 (4 de enero al 9 de febrero 2021)
Operación 6*3*9 en acción:
6:00 AM. Liderazgo pastoral y su familia
3:00 PM. (Hora de la muerte de JESÚS). Su
                  patria, sus gobernantes y los del mundo.
9:00 PM.  La familia modelo de DIOS al crearla. 
Perlas del alma
(Basado en el libro: La hora que cambia al mundo, Dick Eastman)
Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1 Timoteo 2:1-8
En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad. 1 Timoteo: 2:1,2 (NTV).

“La intercesión es el corazón de la oración…De ningún otro modo puede el creyente llegar a participar de manera más completa en la obra de Dios, especialmente en la obra evangelizadora del mundo, como en la oración intercesora.”

“La oración debe ser de amplia esfera de acción: debe suplicar por otros. La intercesión a favor de otros es el sello distintivo de toda verdadera oración…La oración es el alma del hombre movida a suplicar a Dios a favor de los hombres.”

E.M. Bounds

El Nuevo Testamento deja bien claro al usar en el griego original, tres expresiones, que se traducen “vida”, a saber: “bíos” “psucé” y “zoé”. Las dos primeras, tienen que ver con la vida aquí en la tierra, con su cuerpo físico (bíos), también la vida emocional, el alma (psucé), obviamente esas dos clases de vida morirán. Pero el día maravilloso en que nos arrepentimos de nuestros pecados, y aceptamos por medio de la fe, el regalo de la salvación, o como lo llamó JESÚS, El Nuevo Nacimiento. Entonces, poseemos la ¡Vida eterna! En el griego es “zoé”. ¡Esa vida eterna “zoé” solamente la encontramos en JESÚS… ¡Es más Él mismo, es esa VIDA! Su discípulo Juan, lo explicó así:

“Y este es el testimonio que Dios ha dado: él nos dio vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. (1 Juan 5:11-12, NTV).

Hace algunos años, la hermana Ana, miembro de nuestra iglesia, era intercesora eficaz. Entró a trabajar en una casa de familia para cuidar dos niños. Ella vivía con la familia. No tardó mucho tiempo en darse cuenta de que la pareja, no era feliz, los pleitos entre ellos era un asunto diario. Lo tenían todo en cuanto a las cosas de este mundo, menos la paz en el hogar. La hermana Ana, no dejaba de orar por ellos, y me pidió que yo hiciera lo mismo. Un domingo por la mañana después del servicio la hermana Ana, quien me había explicado el problema, se las arregló para hacerme una cita con ellos. ¡No puedo decirle apropiadamente que cuando orábamos juntos por aquella pareja, la hermana Ana, rodilla en tierra clamaba con lágrimas, salvación en CRISTO “por mis patrones”, como ella los llamaba!

Llegó el día de mi visita a aquel hogar, además de la intercesión de la hermana Ana y la mía, pedimos que otros oraran también. Mientras les testificaba, acerca de que yo mismo había experimentado con JESÚS en mi vida y en nuestro hogar. El jefe de la casa me hizo una advertencia: “_Pastor, yo lo he invitado para que le hable a mi esposa porque yo tengo una educación religiosa de alto nivel y estudié para sacerdote…Pero ella, no es educada como yo en nuestra religión…” No hay problema, le aseguré; pero sí quiero que usted esté aquí con nosotros. Llegamos al punto de los tres tipos de vida, concretándome en “bíos y zoé”, como el hombre sabía griego, decía “eso es exacto”, y añadía: “¡Nunca lo había visto de esa manera!” …Llegó el momento de la decisión, ¡y los dos llegaron a CRISTO. 

Inmediatamente, el evangelio, mostró todo su poder, en fe, amor y esperanza. Se pidieron perdón, el uno al otro, delante de mí. Se abrazaron entre lágrimas, yo le pedí permiso y llamé a la hermana Ana, porque sabía que ella estaba de rodillas orando por nosotros, ya que los niños estaban en la escuela. La hermana Ana, se agregó a la escena…Y tomados de la mano, los cuatro oramos. ¡No había ojos secos en ninguno de nosotros! Entonces, la hermana Ana, entre lágrimas decía: “¡SEÑOR, gracias, yo había visto esto en mi tiempo de orar por ellos!”. ¡Eso es la intercesión que necesitamos!

Como lo afirmó, un especialista en obra misionera: “Muchos se afligen por cuanto Dios no les ha permitido servir en el campo misionero o alguna otra empresa que escogieron. Pero por medio de la fiel intercesión, pueden lograr tanto como si hubieran estado personalmente en ese campo misionero, y cosechar una recompensa tan completa como si efectivamente hubieran ido”. 

Efectivamente, mi amado intercesor, para interceder no necesitas más nada, sino tu disposición al darle un tiempo en tu horario personal, a la oración para cambiar al mundo. ¡Regálanos tus oraciones! ¡Los que estamos en primera fila de la lucha espiritual, te necesitamos! ¡En esta hora el enemigo se frota las manos porque piensa que ha logrado voltear al mundo, y los cristianos seremos perseguidos, y entonces millones de personas morirán en “sus delitos y pecados”! 

¡Gracias al SEÑOR, nosotros tenemos la vida eterna “zoé”; pero más de cinco mil millones en el mundo actual, no la tienen! ¡Yo levanto mis ojos espirituales en mi oraciones y veo más allá a los millones de perdidos, y una inmensa oscuridad de sombras y de muerte, los rodean!  

Imagínate, el miedo al Covid-19, el confinamiento, los fenómenos naturales, los conflictos por el poder, el derrumbe de las economías, la pobreza y la hambruna, las familias destruyéndose con niños aterrados, mujeres y hombres que ya no confían en nada ni en nadie. ¿Qué podemos hacer?  Como Pablo, te pido que nos regales tus oraciones porque el desafío que tenemos delante de nosotros es inmenso: 

“Mis amados hermanos, les pido encarecidamente en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que se unan a mi lucha orando a Dios por mí. Háganlo por el amor que me tienen, ese amor que el Espíritu Santo les ha dado.” (Romanos 15:30, NTV).

¡Pongámonos en marcha con este sexto paso en la oración que cambia al mundo! ¡SEÑOR enséñanos a interceder!

1. Prepárese detenidamente para la intercesión desarrollando un plan específico que incluya una oración especial por la obra de DIOS en todo el mundo y “por todos los seres humanos”.

2. Pida a DIOS una nueva compasión para estos momentos de intercesión: “Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos”.

3. ocupe se tiempo de intercesión con las cuatro peticiones bíblicas claves: (1) pídale a DIOS que envíe mas obreros a su mies; (2) que abra puertas para esos obreros; (3) que los bendiga dándoles fruto como resultado de sus esfuerzos; (4) y que les provea recursos económicos para extender Su obra.

4. Pídale al SEÑOR porque cada obrero, se dedique a la oración, evangelización y el discipulado a los nuevos creyentes:

“a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre”. (Colosenses 1:27,28, RV60).

Oración:
PADRE JUSTO:
¡DIOS del cielo, me inclino delante de tu santo nombre! ¡Enséñame a interceder con pasión como si fuera un tizón ardiente hasta consumirme en tu Reino! ¡Ayúdame a interceder por mis consiervos y amigos, nombre por nombre y delante de ti, todos los días sin desmayar! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La oración es el alma del ser humano intercediendo y suplicando ante a DIOS a favor de los seremos humanos.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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