SALUTACIÓN
Perlas del Alma
Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
“Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra.” (Hechos 4.29 RV60) “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” (2 Timoteo 4:12 RV60)
“¡Pónganse de pie por favor que este himno no se puede cantar sentado, este es nuestro himno nacional y mundial, evangélico!”…Así me presentó este himno el director del Servicio unido que celebramos en la Iglesia Bautista Central de Caracas, dentro de un evento de Evangelismo a Fondo, en septiembre de 1964. Así conocí a este precioso himno, su autor el inglés, Sabine Baring Gould (1834-1924), cuya letra en castellano corresponde al español: Juan Bautista Cabrera (1837-1916).
Como era costumbre de aquella época, ¡cantamos las cuatro estrofas! Salí del templo con la música y parte de la letra tanto en mi cerebro como en mi corazón.
No puedo decir, las miles de veces que lo he cantado en mis sesenta años de vida cristiana. Sin embargo, es el único himno con tiempo de marcha que no puedo cantar sin recordar el valor, la confianza, la fe, la esperanza y el amor con que el pueblo evangélico se ha movido a través de los siglos, y me conmueva por ello. ¡La iglesia del SEÑOR, nunca podrá detenerse y es más, nadie podrá detenerla, ni las puertas del mismo infierno¡, en su marcha, haciendo lo que es llamada a ser y hacer:
Exaltar a DIOS sobre todas las cosas, edificar a los santos, y proclamar el glorioso evangelio recibido. Ese es su mensaje, desde su nacimiento en Hechos capítulo 2, hasta cuando se reúna para siempre con JESÚS, quien dio Su vida por ella.
Siempre he pensado que la existencia de las iglesias locales es un milagro palpable de la existencia de DIOS. Es que como agencias del Reino de DIOS en toda la tierra: marcha, especialmente cada domingo es un poderoso ejército de hombres, mujeres y niños. Es un anticipo de Apocalipsis 19:6 “ Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!”.
La Iglesia del SEÑOR en términos universales, en estos momentos está siendo perseguida y martirizada, pero la respuesta es la misma de ayer, hoy y siempre: “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra.” (Hechos 4.29 RV60) “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” (2 Timoteo 4:12 RV60)
No puedo decir, las miles de veces que lo he cantado en mis sesenta años de vida cristiana. Sin embargo, es el único himno con tiempo de marcha que no puedo cantar sin recordar el valor, la confianza, la fe, la esperanza y el amor con que el pueblo evangélico se ha movido a través de los siglos, y me conmueva por ello. ¡La iglesia del SEÑOR, nunca podrá detenerse y es más, nadie podrá detenerla, ni las puertas del mismo infierno!, en su marcha, haciendo lo que es llamada a ser y hacer: Exaltar a DIOS sobre todas las cosas, edificar a los santos, y proclamar el glorioso evangelio recibido. Ese es su triple propósito, desde su nacimiento en Hechos capítulo 2, hasta cuando se reúna para siempre con JESÚS, quien dio Su vida por ella.
¡Hoy la Iglesia del SEÑOR estará marchando en sus templos y por todos los medios que nos permiten las redes sociales, y llegando con el Mensaje de la Buena Noticia de que el SEÑOR JESÚS es la única esperanza para todo el Mundo!
¡Póngase de pie y nuevamente canta este himno conmigo
I.
Firmes y adelante,
Huestes de la fe,
Sin temor alguno,
Que Jesús nos ve.
Jefe soberano,
Cristo al frente va,
Y la regia enseña
Tremolando está.
Coro:
Firmes y adelante,
Huestes de la fe,
Sin temor alguno,
Que Jesús nos ve.
II,
Al sagrado nombre
De nuestro Adalid,
Tiembla el enemigo
Y huye de la lid.
Nuestra es la victoria,
Dad a Dios loor;
Y óigalo el averno
Lleno de pavor.
-Coro-
III.
Muévase potente
La iglesia de Dios;
De los ya gloriosos
Marchamos en pos;
Somos sólo un cuerpo
Y uno es el Señor,
Una la esperanza
Y uno nuestro amor.
Coro-
IV.
Tronos y coronas
Pueden perecer;
De Jesús la iglesia
Constante ha de ser;
Nada en contra suya
Prevalecerá,
Porque la promesa
Nunca faltará.
-Coro-
IV.
Pueblos, vuestras voces
A la nuestra unid,
Y el cantar de triunfo
Todos repetid:
Prez, honor y gloria
Dad a Cristo el Rey
Y por las edades
Cante así su grey.
¡Feliz domingo del SEÑOR para todos en todas partes!
¡A todos ese ejército de hombres, mujeres y niños voluntarios!
¡Adelante, siempre adelante!
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