miércoles, 4 de septiembre de 2013

Del sufrimiento a la paz



Francisco Aular

Lectura devocional: Juan 20:19-29

Ocho días después, los discípulos estaban juntos de nuevo, y esa vez Tomás se encontraba con ellos. Las puertas estaban bien cerradas; pero de pronto, igual que antes, Jesús estaba de pie en medio de ellos y dijo: «La paz sea con ustedes». Juan 20:26 (NTV)

Una y otra vez el mundo se enfrenta al odio por medio del sufrimiento que produce la guerra. La guerra no debería ser la solución para la paz que necesitamos en este mundo, sin embargo, ya Salomón, el rey pacífico, lo había escrito: “Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz” (Eclesiastés 3:7,8). El autor resume todas las actividades de ser humano en dos extremos, el amor y el odio, la guerra y la paz. Dice el sabio que, “hay tiempo de guerra y tiempo de paz”, pero en el devenir histórico de un mundo caído, el ser humano ha tenido mucho más guerra que paz.
En efecto, según unas estadísticas de los estudiosos en la materia, desde el año 3200, antes de Cristo hasta nuestros tiempos, se han efectuado unas 15000 guerras, en las que han muerto unas 4000 millones de personas, es decir casi la mitad de nuestra población mundial actual que es siete mil millones de personas. ¿Cuánto sufrimientos hemos tenido por buscar la paz por medio de las guerras? Lamentablemente, muchas de estas guerras son de origen religioso, guerras fratricidas, entre hermanos de una misma nación, de una misma cultura y de una misma religión. Las escenas del sufrimiento de niños, mujeres y ancianos, víctimas principales de las guerras, nos revelan que el sufrimiento y el gemir de los pueblos, no lo escuchan los gobernantes que con todo el ventajismo de sus armamentos, recién comprados los estrenan contra su propio pueblo. Así se mantienen en el poder por medio de la fuerza y la guerra.
Esto ha hecho que en 5000 años, según las mismas fuentes citadas sobre el estudio de las guerras de la humanidad, sólo ha habido 292 años de paz. Por lo demás, JESÚS en su famoso discurso profético, señaló todo esto del sufrimiento humano y de las guerras interminables, con las siguientes palabras: Oirán de guerras y de amenazas de guerras, pero no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder, pero el fin no vendrá inmediatamente después. Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino. Habrá hambres y terremotos en muchas partes del mundo. Sin embargo, todo eso es sólo el comienzo de los dolores del parto, luego vendrán más” (Mateo 24: 6-8; NTV). La causa de todo este mal está en el alejamiento del ser humano de la Persona más maravillosa que ha vivido entre nosotros, ¡JESÚS! Este distanciamiento de Dios produce mucha guerras y sufrimientos, como lo dijera el profeta: “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).
El versículo de hoy, nos habla de los amados discípulos del Señor JESÚS, ellos habían sufrido al ver a su divino Maestro, padecer, morir y ser sepultado. El sufrimiento de la separación los llevó a pensar que todo se había acabado para ellos. El miedo a morir los aterró de tal manera que no se acordaban de todas las enseñanzas, milagros y prodigios que habían visto realizar en los días en que JESÚS andaba entre ellos. ¡Estaban preocupados por el futuro de sus vidas y no tenían paz! Así, las cosas, ocurrió un hecho que los hizo volver a la tarea y los llenó de valor y poder: La resurrección de JESÚS de entre los muertos. La noticia corrió entre ellos, y así, se reunieron de nuevo. De repente, ¡JESÚS atravesó las paredes y apareció en medio de ellos! El miedo, la preocupación y el sufrimiento dio pasos agigantados hacia la paz que solamente JESÚS nos ofrece. No se trata de la paz como cese del sufrimiento y de las guerras, tal y como el mundo la ofrece, sino de ese maravilloso estado de ánimo que nos lleva a depositar toda nuestra confianza en Dios, y a depositar en sus poderosas manos todo lo que somos y tenemos, nuestras preocupaciones en medio de los problemas y tormentas de la vida: “¡Tú guardarás en perfecta paz  a todos los que confían en ti;  a todos los que concentran en ti sus pensamientos!” (Isaías 26:3). ¡Las manos de Dios son poderosas para sostenernos, hoy, mañana y siempre! ¡JESÚS nos llevará de la mano del sufrimiento a la paz!
Oración:
Padre eterno, gracias por dejarnos el consuelo inmenso de tu Palabra, y la seguridad de la vida eterna en tu Hijo amado JESÚS. Tú me sacarás con tu poder y tu gracia del sufrimiento a la paz. En el nombre  de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El secreto de salir del sufrimiento a la paz es confiar plenamente nuestras preocupaciones a JESÚS y su poderosa Palabra.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

https://mail.google.com/mail/images/cleardot.gif

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tus comentarios