jueves, 27 de octubre de 2011

¿Por qué amo a Dios? (3)

Francisco Aular

Lectura devocional: Salmo 84

Un solo día en tus atrios,   ¡es mejor que mil en cualquier otro lugar! Prefiero ser un portero en la casa de mi Dios  que vivir la buena vida en la casa de los perversos. Salmo 84:10 (NTV)

¿Por qué amo a Dios? Porque la Palabra de Dios, nos dice: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan a bien” (Romanos 8:28) Entonces, ¡hermosa resolución en el versículo de hoy! No, una sola hora de culto, y salir del servicio corriendo y diciendo: “¡Ya cumplí con Dios, ahora a lo mío!”… En la vida cristiana, todo lo que hagamos para agradar a Dios, es un verdadero acto de adoración, es una manera de demostrar que lo amamos a Él, en todo lo que hagamos; y como lo escribió el Apóstol, la intención de nuestro corazón debe ser esta: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23 RV60) En efecto, el salmista emprende una peregrinación hacia Jerusalén, y saborea que su tiempo en los quehaceres de su fe en la casa del SEÑOR, es mejor que el mejor banquete que le puede ofrecer el mundo con todas sus distracciones, “Un solo día en tus atrios ¡es mejor que mil en cualquier otro lugar!” Mi esposa Mary y yo, pusimos este versículo en nuestros anillos de matrimonio, y desde el día en que nos casamos, éste ha sido el lema de nuestra familia. Y todavía en mi humilde opinión, un día del Señor fuera de su iglesia es como un día sin sol. No recuerdo en mis 48 años de nacido de nuevo, y mi familia es testigo de ello, que dije: No iré a la iglesia porque tengo algo más importante que hacer en este día. No. Si amo a Dios, tengo que amar lo que Él ama, y Dios ama a su iglesia: “…así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó así mismo por ella” (Efesios 5:25). Desde que uno nace de nuevo, el Espíritu Santo, lo bautiza dentro de la familia de Dios, su Iglesia. Usted puede medir, puede auto- examinarse y comprobar que es parte de la familia de Dios, por el amor que surge en su corazón agradecido al SEÑOR, hacia Él y las actividades del reino de Dios. ¡Nada ni nadie puede separarlo del amor de Dios hacia usted, y nada ni nadie debería poder enfriar el amor de usted hacia Dios!
¿Por qué amo a Dios? Porque Dios es nuestra única esperanza y nuestro todo: “Pues el SEÑOR Dios es nuestro sol y nuestro escudo; él nos da gracia y gloria. El SEÑOR no negará ningún bien  a quienes hacen lo que es correcto.” (Salmo 84:11 NTV). El cristiano nacido de nuevo, no anda en tinieblas, la luz que ha recibido del Señor JESÚS, le permite iluminar su camino e iluminar a otros para que lleguen a los pies de Aquel que dijo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12 RV60). También el salmista reconoce los peligros que tenían que pasar los peregrinos en su andar hacia el templo en Jerusalén. Había salteadores y criminales al acecho pero Dios es escudo que nos defiende y protege. ¡En Sus manos estamos seguros! El apóstol Pablo con esa manera tan suya, tras haber pasado por tantas pruebas, sufrimientos y lágrimas en su peregrinaje, nos dejó esta oda al amor incondicional de Dios: “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:35-39 NTV) ¡Por eso, te amo y te sirvo, mi Dios!

Oración:
Aquí estoy Señor, postrado delante de ti, en mi caminar hacia la Nueva Jerusalén, mi verdadero hogar. Allí en tu casa moraré para siempre. Señor mío, te doy gracias por la paz infinita que produce amarte y servirte. Aumenta mi fe de tal manera que nada ni nadie, ocupe ni empañe mi amor por ti. En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:
En la vida cristiana, todo lo que hagamos para agradar a Dios, es un verdadero acto de adoración, es una manera de demostrar que lo amamos a Él.

Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




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