miércoles, 9 de enero de 2013

Gracia

Francisco Aular 
 
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8,9

El doctor Francisco Lacueva en su precioso libro Doctrinas de la gracia, escribe: “Supongamos que nos hallamos sedientos, fatigados y desorientados, en medio de un desierto sin agua. Estamos abocados a la muerte. Pero llega hasta nosotros un ingeniero que descubre enseguida una corriente subterránea de agua. Logra alumbrar un pozo artesiano y el agua brota en abundancia, con poder de apagar la sed de cuantos crucen por el desierto. ¿Están ya salvos de la muerte los sedientos caminantes? Sí, pero a condición de que se acerquen a beber del agua, o que ésta les sea llevada por medio de vasijas o de canales y tuberías. Ya está conseguida la provisión de agua para todos, pero es necesario beber de ella para no morir de sed”. ¡Eso es lo que ocurre exactamente con la obra de nuestra salvación, en la Cruz del Calvario! Dios abrió para nosotros, únicamente por su Gracia, las fuentes de su salvación. Así lo afirmó el profeta Isaías: “Sacareis con gozo aguas de las fuentes de la salvación” (Isaías 12:3). Sin embargo, esta salvación no es automática por decirlo de alguna manera, es preciso que cada uno de nosotros vayamos a las aguas y las bebamos: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y lo que no tienen dinero, venid, comprad y comed, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1).
La salvación comprende la redención del ser humano alejado de Dios; y se ofrece por gracia a todos aquellos que acepten a JESÚS como Señor y Salvador, quien con su propia sangre obtuvo la redención eterna para “todo aquel que cree”, y deposita toda su confianza en Él para la salvación eterna; JESÚS dijo “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6); Venimos a JESÚS por medio del nuevo nacimiento por la cual el creyente llega a ser un hijo de Dios (Juan 1:12). El Espíritu Santo y la Palabra de Dios comienzan a hacer un cambio, una transformación (metamorfosis) mediante la convicción de pecado, a lo cual el pecador responde en arrepentimiento hacia Dios y fe en JESÚS, como su único y suficiente Señor y Salvador. Vale decir, que el proceso de la gracia de Dios en la vida del ser humano es para siempre, desde la tierra y hasta la eternidad como familia de Dios.
La salvación es el Regalo de Dios dado por su gracia al pecador. La gracia es el tributo divino para alcanzar, por su iniciativa, al ser humano pecador; gracia es el amor de Dios al planear tener a su lado, al final de los tiempos, tanto a los ángeles como a los seres humanos, y, además, hacerlos parte de su familia; gracia es el hilo escarlata que recorre el centro mismo de la revelación divina desde el Génesis hasta el Apocalipsis, en donde vemos a Dios buscando al pecador para salvarlo; gracia es la decisión de JESÚS de encarnarse para hacerse un ser humano y venir a morar con nosotros para llevarnos de regreso a Dios: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que  se había perdido” (Lucas 19:10). Gracia es ver a JESÚS humillarse hasta una muerte de cruz para tomar nuestro lugar y justificarnos delante de Dios. Gracia es ver a JESÚS tomar al ser humano pecador, hacerlo de nuevo y presentarlo delante de Dios, como si nunca hubiera pecado, “limpio y sin mancha”; gracia es la proclamación de esas buenas noticias a la humanidad para que todos tengan la oportunidad de arrepentirse de sus pecados y volverse a Dios, “el cual es amplio en perdonar”.
Ahora bien, los religiosos y legalistas a través de los siglos, han intentado opacar la gracia de Dios, imponiendo mandamientos y normas humanas basada en cómo debe vestirse, o qué se debe comer, y cuáles días guardar, pero el Evangelio de JESÚS es una fuente abierta que salta para salvación, y es por gracia. No es la amenaza de un infierno que nos espera lo que nos lleva a ser santos, sino que Dios nos hizo santos –apartados-, y la imagen de su amor eterno nos hace ser obedientes, y nos inspirar a vivir para su honra y gloria; lo digo con sinceridad de corazón, yo merezco el infierno por lo que era y soy, pero JESÚS, por su gracia me apartó para Él, y no puedo defraudarlo. ¡Esa es la gracia obrando en mí!
La gracia resumida en un solo versículo, el cual todos debemos aprender de memoria: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16

Oración:
Padre eterno:
Estoy conmovido delante de ti, tu regalo por gracia de la salvación es algo tan grande que no lo podré comprender nunca en esta vida. Permíteme decirle a los demás cómo un ser como yo encontró gracia delante de tus ojos; cómo un sediento encontró agua, y  cómo un hambriento encontró pan. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El evangelio de la gracia de Dios es el único que nos hace libres, y a partir de ahí, nos hacemos esclavos de JESÚS para poder ser útiles instrumentos de salvación para otros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

 

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