jueves, 31 de enero de 2013

Creerle a Dios o no creerle


Francisco Aular
      
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Salmo 19:1

Tenía 16 años y el Espíritu Santo puso en mí una búsqueda de Dios. Me sentía vacío y nada me satisfacía, así que me puse a investigar sobre la existencia de Dios. En aquellos días, a principio de los años sesenta, la competencia entre las dos potencias que polarizaban la opinión mundial eran la Unión Soviética y los Estados Unidos. Las dos potencias se lanzaron a la conquista espacial. Había un notable contraste en la manera en como se difundían las noticias. La Unión Soviética mantenía en secreto todo lo que hacían. Los medios de difusión de Estados Unidos no perdían la oportunidad de informar al mundo los adelantos y los fracasos de su país en la carrera espacial. Como adolescente, y en la búsqueda de Dios, no perdía oportunidad de escuchar las opiniones que los científicos tenían de Dios. Así, nos enteramos del éxito que había tenido el comandante y segundo cosmonauta  ruso Gherman Titov, al ponerse en órbita, luego de tal hecho, un periodista occidental le preguntó si esa maravillosa experiencia de ver la inmensidad de la creación le había cambiado su opinión de ateo, este hombre respondió: “En las 17 vueltas que di en el espacio sideral, alrededor del mundo, lo busqué, pero no lo encontré por ningún sitio. Decididamente, Dios no existe”.
Según puedo recordar, pocos días después, el astronauta Allen B. Shepard, a bordo de su nave Mercury, salió también al espacio, y a su regreso se le preguntó si él y su familia, antes de emprender aquella gran aventura se habían sentido obligados a orar como no lo habían hecho antes. Él respondió: “Oramos como de costumbre. Para mí y para mi familia, Dios no es un recurso de para casos de emergencia, sino la experiencia de todos los días”. En cuanto a mí, por aquel tiempo, resolví leer la Palabra de Dios y estudiarla, puedo decir con certeza, que desde entonces, ella me ha iluminado el camino por donde he andado.
Hoy en día, la mayoría de los científicos del Centro Espacial de Houston son cristianos y miembros responsables de sus iglesias del área en donde viven y trabajan. He tenido la oportunidad de conocerlos personalmente y escuchar a algunos de ellos la valiosísima opinión que tienen acerca de la Biblia, de Dios y de JESÚS, eso lo estimo en gran manera, pero debo confesar que, después de viajar por unos casi cincuenta años en la nave de la fe, y ver y vivir la gloria de Dios por mí mismo, mi fe no se sostiene en las opiniones de los demás, sino en las verdades eternas de la Palabra de Dios. Igualmente miro la creación y exclamo con la sencillez de la fe del rey David, hace más de tres mil años: Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.  Definitivamente, David le creyó a Dios, y yo, también.
Oración:
Padre eterno:
Al saber que me has amado antes de que existiera, y aun, antes de la fundación de este universo, puedo confiar plenamente en tu misericordia y dejar a un lado mis temores para gozar de tu compañía para siempre. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El diseño de la creación proclama que existe un Maestro Diseñador. Créele a Dios y vive por Él y para Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

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