lunes, 1 de agosto de 2016

¡No te rindas!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Hebreos 12:1-7
Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1
Estamos al inicio de la XXXI Olimpiada, será un evento multideportivo internacional a celebrarse en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil, entre 5 al 21 de agosto de 2016. En efecto, el evento de las Olimpiadas, lo disfruto mucho al verlos en compañía de mi familia, toda la vida. Sin embargo, este gran evento deportivo –no lo he sentido tan promocionado como en otras oportunidades- tal vez porque la situación mundial, y la del país receptor no son óptimas en esta edición. Sin embargo, la ciudad de Río de Janeiro en Brasil se dispone a recibir este evento que visita por primera vez a América del Sur. Grandes lecciones uno aprende al ver el desempeño de los atletas que patrióticamente representan a sus respectivos países. Una frase que escucharemos de los directores técnicos de cada pupilo en la cancha, será: ¡No te rindas!
Esto lo entendemos mejor si estudiamos un gran momento del cual fui testigo al verlo por la televisión. Un hombre va entrando al estadio azteca de la ciudad de México en 1968. Se llama John Stephen Akhwari; las luces del estadio se habían apagado; las multitudes habían aclamado al campeón de aquella competencia de los Juegos Olímpicos México 68, hacía una hora. John Stephen Akhwari, representaba a su país Tanzania, como competidor olímpico, y tenía la esperanza de llevarse alguna medalla de retorno a su país, pero se lesionó en la carrera, su pierna sangraba copiosamente, pero el hombre se amarró un pañuelo; se notaba que el dolor era tan fuerte porque no lo disimulada al dar un paso tras otro. Así entró a la pista del estadio, sólo quedaban unos cuantos espectadores en las gradas, respetuosamente se pusieron de pie y lo apladieron, cuando Akhwari terminó de cruzar la meta. Los médicos y enfermeros lo atendieron allí mismo, cuando le preguntaron por qué había seguido corriendo a pesar del dolor y el peligro de perder la pierna,  Akhwari, respondió: “Mi país, no me envió a diez mil millas de distancia para iniciar la carrera. Me envió a terminarla”…
¡No te rindas! No ha nacido todavía un hombre de la estatura espiritual en el Cristianismo después de JESÚS, como Saulo de Tarso, conocido mejor como el Apóstol Pablo. Sin duda el Apóstol, conocía las disciplinas deportivas dentro de aquellos juegos deportivos que se conocían como las Olimpiadas. Aquí el siervo de Dios, compara a la vida del cristiano nacido de nuevo con un maratón, al decir: Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Ciertamente en el ámbito humano como le ocurrió a John Stephan Akhwari, podemos sufrir, caernos, ser interferido, más sin embargo, cruzar la meta como lo hizo el gran apóstol Pablo es nuestro propósito:”He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida.” (2 Timoteo 4:7,8,NTV).
 ¡No te rindas! Porque JESÚS no recorrió la distancia entre el cielo y la tierra, para que nada más iniciemos la carrera cristiana, sino que nos dio el poder para terminarla con gozo.
¡No te rindas! porque tenemos aún una carrera por delante. No hemos llegado a la meta todavía, y no es asunto de rapidez solamente, hay que descubrir el poder vivificador de la lentitud y la paciencia en el recorrido.
¡No te rindas! Por los años que llevas en el SEÑOR; la iglesia y la obra del reino de Dios te necesitan. No eches en cara tus muchos años de gloria pasadas porque no son nada comparado con la gloria y el galardón que nos espera. Lo mejor está por venir.
¡No te rindas! Por las pruebas, los sinsabores, los problemas y las circunstancias de esta vida temporal. Dios no nos garantiza un camino de rosas sin espinas, pero sí nos dice: “Estoy con ustedes hasta el fin del mundo”. Así que sigue corriendo “con paciencia” hasta el triunfo final. ¡No te rindas!
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Cuán hermoso es descansar en Ti! Entender que el tiempo que pasaremos en esta vida es tan breve y lleno de mucho sufrimiento. ¡Nada que valga la pena sale por casualidad; nuestra salvación y libertad te costaron tu preciosa sangre y vida! ¡Tu muerte en nuestro lugar fue parte de tu plan de salvación para nosotros! Ahora nos encontramos en la carrera hacia nuestra plenitud en Ti. La guerra está ganada, pero cada uno tiene que luchar y vencer sus propias batallas. ¡No me rendiré y viviré para tu gloria! Ahora es necesario el esfuerzo constante en tu gracia para salir de este mundo habiendo corrido la carrera de la fe exitosamente; haber sido testigo tuyo y llevar a muchos a tu salvación. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de  hoy:
En el calendario de Dios siempre es demasiado temprano para jubilarse.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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