viernes, 19 de agosto de 2016

Cartas a un Timoteo (4) La marcha triunfal

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 126
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmo 126:6 (NVI)
Amado Timoteo:
Nuevamente mi corazón se llena de gozo al escribirte. Gracias por tus respuestas a las cartas anteriores, en dónde te expuse: “Así nacimos”, “Como empezamos” y “39 años por Venezuela y el Mundo”. Ayer recibí una noticia que me alegró en gran manera, que estarás con nosotros el próximo año en Barquisimeto los días 17-19 de agosto de 2017, para nuestra gran celebración de los 40 años de la Marcha Evangelizadora. ¡Allí te espero! Desde luego, que hemos celebrado las las tres décadas anteriores, pero en aquella ocasión cuando cumplimos los 20 años fue muy especial, nos llevamos a 22 marchistas canadienses y ellos, regresaron impactados. Recuerdo bien que una tarde caminamos hasta el Monumento del Campo de Carabobo, cercano a nuestro Campamento, sede de la celebración. Le otorgamos el merecido respeto a los héroes de la patria venezolana y de la Gran Colombia. Y tuve la ocasión de predicar un mensaje lleno del gozo del Señor y el entusiasmo de aquella gran celebración.
Igualmente, la asistencia al evento fue tan monumentas que el director del Campamento me decía todos los días: “¡Fran por favor, ora porque no colapsemos! En efecto, unos 900 inscritos y los visitantes del área, se sumaban cada noche y pasábamos los 1.000. El doctor Luciano Jaramillo, entonces Director de Sociedad Bíblica Internacional, fue nuestro predicador invitado. Nuestro hermano Luciano, salió de aquel evento  tan gozoso que me dijo: “Hermano Francisco, estos marchistas se me han metido en mi corazón, gracias por invitarme a ser parte de esto…” ¡Gloria al Señor!
Bueno en aquella ocasión dedique el poemario: Primicias del Alma, y leí el poema: “La marcha triunfal”. Allí el soñador que lo escribe, tiene una visión de la patria nueva, como la tuvo el salmista en el Salmo 144:12-15. Se fue hasta los el umbral de la eternidad futura…Habrá un desfile al final cuando hayamos logrado alcanzar la visión clara del cumplimiento de la Gran Comisión. Allí veremos la recompensa de habernos invertido en el Reino de Dios, “sin reservas, sin retiradas y sin lamentos”. Habrá llegado el momento en que sobre las cenizas de un mundo destrozado por el pecado, surgirá un cielo y una tierra nuevos. Se hará un llamado a las “naciones que hayan sido salvas” (Apocalipsis 21:24, RV60), para que anden eternamente bajo la Luz del Cordero de Dios, nuestro amado JESÚS. Se hará una marcha triunfal, y allí desfilaremos entonando esta canción a nuestra amada patria terrenal y celestial:
“Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. La higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor; levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.” (Cantares 2: 10b-13, RV60).
Un marchista es ante todo, un embajador del amor, la fe y la esperanza.
Timoteo amado: ¡Ponte en Marcha! Participa de nuestra marcha triunfal.
Con mucho afecto,
Francisco
La marcha triunfal
(A la manera de Rubén Darío)
Francisco Aular
¡Ya viene la marcha!
¡Ya viene la marcha! Ya se oyen los cantos
gloriosos.
La Biblia se anuncia a todos los vientos;
Ya se siente el coro de los "pies hermosos"...
Ya pasan debajo del Arco de Carabobo
Ornado con sangre de la libertad,
los arcos triunfales con heroicos nombres que
escucharon sonar las trompetas,
la gloria solemne del estandarte de las siete estrellas,
levantada por manos robustas de atleta.
Se escucha el ruido de los cascos de briosos
corceles en la lejanía,
y los timbaleros
con ritmos marciales el paso le marcan:
el arpa, el cuatro y las maracas;
y se oye más cerca las voces de niños,
hombres y mujeres en su algarabía.
¡Así pasan los bravos marchistas
debajo los arcos triunfales!
"¡Marchad cristianos fieles hasta el fin!"
de pronto levantan sus voces,
y sale del coro,
un canto sonoro,
y nuevamente se llena de gloria
el Campo de Carabobo,
se envuelve en trueno de oro
mil voces cantándole a Dios.
Atrás quedaron las luchas y las divisiones
que el enemigo en el campo sembró.
Hoy es día de triunfo y los áureos sonidos
anuncian el movimiento
triunfal de la gloria.
Este pueblo valiente está agradecido
alzando sus manos al cielo,
y gritando a coro: ¡Llegó la Victoria!
Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los marchistas al niño:
-Ved cómo marchan, los del setenta y siete
llenos de gratitud, rodeados de cariño-
Las marchistas adornan sus cabellos con flores
Ahora el camino parece de rosas
y el sol ilumina sus caras hermosas
recordando al pasado con sus esplendores.
Los hombres marchando evocan la Primera;
honor al que se ha ido y honor a los fieles
a los que mantuvieron el alto la bandera:
¡Clarines! ¡Laureles!
Las nobles hazañas de tiempos gloriosos,
desde su estatura de ser los pioneros
saludan a los nuevos frutos copiosos:
-romperán los odres por ser vino nuevo-.
Las trompetas marchistas resuenan;
y las voces al cielo se elevan...
Sin la ayuda de Dios, no hacemos nada,
nuestro Comandante hasta hoy trabaja,
y engalana las glorias pasadas...
Y al Señor que hoy ilumina las nuevas
victorias ganadas,
y aquel grupo de jóvenes fieros;
que ante el clamor que salió del infierno,
se lanzaron con la Biblia en la mano,
desafiaron a la lluvia y al sol del verano,
el miedo, el hambre y la estrechez...
pusieron sus ojos sólo en el Eterno,
y fueron a la conquista de la nación,
el continente y el mundo,
y volvieron trayendo sus frutos fecundos,
¡Y hoy que celebramos esta fecha inmortal!
Me uno al cortejo,
y al áureo sonido,
Saludan las liras que tengo en el alma
y que tocan la
Marcha Triunfal...
En ocasión de los 20 años de la
Marcha Evangelizadora
Campo de Carabobo, agosto de 1997
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Cuán grande eres SEÑOR! Pero miras al ser humano y lo amas y lo invitas a participar en tu reino, en el ahora y en la eternidad futura. Ayúdame SEÑOR a soñar y esforzarme en tu gracia, para la transformación de mi Patria y el Mundo. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de  hoy:
Las lágrimas de hoy en el proceso de la extensión del Reino de Dios en la tierra es la siembra para la gran cosecha y la alegría que nos espera.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?


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