martes, 19 de marzo de 2024

Quinta palabra, antes de la Cruz: TRAICIÓN

Francisco Aular

faular@hotmail.com

MIÉRCOLES, 20 de marzo de 2024

Lectura devocional: Juan 13:21-30

Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu y declaró: —De cierto, de cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar.  Entonces los discípulos se miraron unos a otros, dudando de quién hablaba. 

Juan 13:21,22 (RVR1995)

 

Treinta piezas de plata

Letra y música

Ira Stanphill

(1914-1993); traducción:

Francisco Liévano 

(1930-2022)
Himnario de Suprema alabanza # 81

I
No hay satisfacción
en riqueza mundanal,
si se niega al Salvador.
Esta vida es sólo un sueño terrenal,
cuando andamos sin amor.

CORO:
Treinta piezas de plata
dieron por Jesús,
treinta piezas de plata por él,
quien es la luz,
yo también tengo
culpa de su muerte cruel,
y te ruego oh Dios
me perdones por ser tan infiel.

II
Su trono de gloria
me ofrece el Salvador,
si abandono el mundo cruel;
él orando al cielo pedía la protección
para la humanidad.

III
Su mansión de mármol
dejó mi Redentor,
por salvar al hombre vil;
mas yo despreciaba su incomparable
amor, fui hundido en males vil.

 

Tuve la bendición de haber llegado a la Misión Bautista Emanuel al Este de Caracas, en agosto de 1963.  Las hermanas Burgos: Anita, Graciela y Susana, —ellas eran de Colombia—, provenían de un hogar cristiano y estaban firmes en la sana doctrina. Al asistir a la misma congregación, algunas veces, Anita Burgos nos invitó a su casa, después del culto de la mañana. Luego, nos íbamos cantando al culto de la tarde-noche.

 

El trío de jóvenes varones que nos congregábamos en la Misión: Luiz Magín Alvares, Adonis Rodríguez y yo, compartimos con las hermanas Burgos, no solo las delicias de la cocina, sino un tiempo de compañerismo espiritual que incluía también la música de los eventos especiales. 

 

Una de esas tardes, escuché por primera vez el himno: Treinta piezas de plata. ¡Quedé fascinado con la música y la letra! ¡Allí mismo copié la letra! En aquellos años, yo estaba acostumbrado a señalar la traición de Juda; pero el coro de himno, también me incluyó: “yo también tengo
culpa de su muerte cruel, y te ruego oh Dios me perdones por ser tan infiel”. ¡Nunca he olvidado ese himno y muchas veces lo canto, mientras trabajo! La vida nos separó a Anita Burgos y sus dos hermanas. Nunca más supe de ellas. ¡Pero en esta hora honro sus memorias, lleno de gratitud  por ese tiempo dedicado a un nuevo creyente como lo era yo!

 

Por otro lado, en varias ocasiones a lo largo de lo que he escrito he repetido las últimas palabras de mi padre, y otros moribundo que he atendido en el final de sus vidas. 

 

Al acercarnos en estas fechas en que la Cristiandad celebra las Siete Palabras de JESÚS en la Cruz, me uno de todo corazón a estas celebraciones solemnes. Tradicionalmente, las celebramos desde Su entrada triunfal en Jerusalén, la limpieza del templo el lunes, el martes fue un día de controversias y desafío a la autoridad de JESÚS; el miércoles fue de descanso. El jueves fue un día de humillación y traición, sin embargo, hubo la ofrenda inmortal del amor de María al ungir el cuerpo de JESÚS; ese mismo día jueves en el aposento alto y al Getsemaní, donde fue traicionado y entregado por Judas Iscariote. 

 

¿Quién es el hombre en la historia que más le gustaría conocer? Un gran teólogo e historiador, respondió: “Judas Iscariote, me gustaría ver al hombre que, habiendo caminado con JESÚS, oído y visto ser y hacer lo que hizo; aquel hombre que horas antes había mirado el rostro del SEÑOR, cuando le lavaba los pies, pudo después traicionarlo”.

 

De todas maneras, cualquiera de nosotros pudiera reaccionar igual que los discípulos. Cuando JESÚS, habló y dijo que uno de ellos lo traicionaría. Cada uno preguntó: “¿Seré yo, Señor?”. (Mateo 26:22). ¡El ser humano se mueve muy cerca de la contradicción, de la paradoja porque es débil y pecador! La posibilidad de la traición estaba en la vida de cada hombre del aposento alto. Más tarde en aquella noche, ellos se espantaron y huyeron y lo dejaron solo. Jeremías había escrito, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”. (Jeremías 17:9).

 

En los días que vivimos todo está lleno de contradicciones, lo relativo tomó el lugar de lo absoluto; lo malo destronó a lo bueno; lo amargo a lo dulce y lo pasajero a lo eterno. Hombres y mujeres que vinieron, vivieron y murieron sin descubrir el verdadero propósito de sus vidas. Algunos defienden a Judas, y menosprecian a JESÚS, Sus discípulos y a Su Iglesia. Judas cargado por su culpa, en vez de buscar arrepentimiento, el amor y el perdón de JESÚS, se suicidó. 

 

En consecuencia: ¿Qué podemos decir de nosotros mismos, estamos andando bajo el amor y perdón de DIOS? ¿Se nos hace difícil amar y perdonar a otros? ¿Si se nos ofrece un cristianismo barato de ganancias deshonestas, qué haríamos? ¿Venderíamos a JESÚS treinta piezas de plata, o por menos? Morir sin DIOS, lejos de la iglesia es doloroso. Pero lo más triste y una contradicción sorprendente es morir sin DIOS dentro de la Iglesia.

 

De cualquier forma, el epitafio de Judas todavía esta siendo escrito sobre muchas otras vidas: “¿Seré yo, Señor?”.


¡Adelante, siempre adelante!


Oración:

PADRE NUESTRO:

“¿Seré yo, Señor?”. Te confieso la contradicción de andar sin el cuidado debido a lo que represento como tu hijo y te pido humildemente que me des tus fuerzas para serte fiel hasta el final de mis días. SEÑOR yo quiero ser como tú fuiste. En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:

¿Venderíamos a JESÚS por treinta piezas de plata, o por menos?

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