martes, 31 de mayo de 2011

¡Upernikao!: “Somos más que vencedores”

Francisco Aular

Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37 (NVI)

Mi epístola favorita de las trece cartas paulinas es Romanos. Romanos es la obra teológica principal de Pablo, hoy en día se le daría un doctorado solamente por esta carta. Aquí tenemos las ricas enseñanzas paulinas de la justificación por la fe, además, sistematiza las doctrinas sobre el evangelio, sobre quién es el hombre, quién es Dios, quién es JESÚS, y, quién es el Espíritu Santo. Todo eso, en un ensayo teológico magistral de 16 capítulos.
La hoja de mi Biblia que tengo marcada -y casi desgastada por el uso- es la del capítulo 8: 28-39, como dirían los jóvenes, con lo que escribió Pablo, ¡se botó!, estos versículos me inspiran, me alientan y me desafían a vivir la vida cristiana, no en mis propias fuerzas, sino en mi unión con JESÚS, ¡nada ni nadie podrán separarme de su amor! Aquí, Pablo escribe a los hermanos romanos, y no les oculta el elevado costo de la gracia de Dios. Habrá sufrimientos y muerte en el futuro para los seguidores de JESÚS, ¿eso fue solamente en el pasado?, no. Lamentablemente, hoy los cristianos están siendo perseguidos,  encarcelados, torturados y asesinados por sus enemigos gratuitos, especialmente en los países musulmanes y comunistas. No obstante, lo eterno está por encima de lo temporal: ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: “Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!” (Romanos 8:35,36).
Pablo ve a JESÚS, no como el Juez que ciertamente Él es, sino como el amoroso Señor y Salvador de los seres humanos, y así lo señalará, más adelante: Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él, sea la gloria por los siglos. Amén (Romanos 11:36 RV60, mayúsculas mía). Es pensando en la victoria del cristiano por la conquista de JESÚS al morir y volver a vivir, que el Apóstol exclama: “¡upernikáo!”, y ha sido traducido al castellano por cuatro palabras: “Somos más que vencedores”.
En efecto, cuando el ser humano abre sus espacios interiores a Dios, por medio de la fe en JESÚS, y acude a la Palabra y a la oración; cuando siente que sus soledades han sido inundadas por la presencia divina; cuando percibe que su desvalimiento e indigencia, sufrimientos y circunstancias, quedan contrarrestados por el poder y la riqueza de Dios; cuando el verdadero discípulo de JESÚS descubre que habita en él por la fe que posee y que le da solidez, la muerte no es el fin, sino el medio para el triunfo definitivo; es entonces, cuando se adueña de la verdad, y se despoja del temor a los hombres y a las circunstancias, y se rinde al SEÑOR que sirve, se da cuenta que además de Todopoderoso es también Todoamoroso; tiene la seguridad de que Dios es “su” Dios,  el SEÑOR es “su” Padre, que su Padre lo ama y lo envuelve, se compenetra con él y en él, y lo acompaña no solamente en el más acá, sino también en el más allá; Dios es su fortaleza, su seguridad, su certidumbre, su todo, y por tanto, su liberación total…, entonces: ¡uperninikáo!: “somos más que vencedores”.

Oración:
Señor no busco el sufrimiento ni el martirio, eso sería una enfermedad, pero si es por tu causa que me toca, dame el valor que le das a los doscientos mil, que en este año están sufriendo y muriendo por Ti; ayúdame a vivir y morir en la certeza que soy “más que vencedor”. En el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:
Experimentamos paz y no pánico, cuando sabemos que “somos más que vencedores” en el poder de Dios.

Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?

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