miércoles, 18 de mayo de 2011

El retorno de JESÚS

Francisco Aular                                            

Sobre todo, quiero recordarles que, en los últimos días, vendrán burladores que se reirán de la verdad y seguirán sus propios deseos. Dirán: « ¿Qué pasó con la promesa de que Jesús iba a volver? Desde tiempos antes de nuestros antepasados, el mundo sigue igual que al principio de la creación». 2 Pedro 3:3,4 (NTV)

No me burlaré este próximo sábado 21, cuando no se cumpla lo que Harold Camping y su gente anda gritando a los cuatro vientos de este planeta: ¡El fin del mundo! Básicamente, con todos los cristianos de todos los siglos, creemos en el retorno del Señor JESÚS, y con ello, el final de la historia como la conocemos, tal evento será un hecho. Nos diferenciamos en la forma de cómo será ese magno evento. También creemos que es una temeridad ponerle fecha a ese gran acontecimiento, pues, el Señor dijo: “Sin embargo, nadie sabe el día ni la hora en que sucederán estas cosas, ni siquiera los ángeles en el cielo ni el propio Hijo. Sólo el Padre lo sabe.” (Mateo 24:36 NTV)
En los días del apóstol Pedro, quién había andado con el Señor JESÚS en Su ministerio terrenal; había visto Su pasión y muerte en el Calvario; y testigo valioso de Su resurrección y había recibido todas las últimas enseñanzas, durante cuarenta días en que JESÚS resucitado, compartió con Sus discípulos; también había sido un triste testigo de la despedida de su amado Señor –recordará que las despedidas nunca son alegres-, sí, Pedro había sido testigo de la ascensión del Señor: “Viéndolos ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos” (Hechos 1:9) Todavía en la mente del apóstol, resonaba la voz angelical diciendo: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo JESÚS, que ha sido tomado de vosotros, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11)
Sin embargo, unos cuarenta años después de aquellos acontecimientos, había gente que se burlaba de aquellos discípulos, testigos de todas esas cosas. Pedro, explica dos razones por las cuales, debemos entender, la tardanza del Señor en no regresar en aquellos días, como Sus apóstoles mismos lo anhelan y esperaban. Es Su paciencia y Su tiempo; la verdad es que Dios no tiene un calendario como los nuestros, ni tampoco un reloj en Su muñeca, porque el tiempo de Dios no es el mismo tiempo humano: “Sin embargo, queridos amigos, hay algo que no deben olvidar: para el Señor, un día es como mil años y mil años son como un día. En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido, quiere que todos se arrepientan.” (2 Pedro 3:8,9 NTV) ¡Tiempo y paciencia divinos son los espacios que nos separan del retorno del Señor JESÚS!
El retorno de JESÚS, será en el tiempo de Dios Padre, y no el nuestro. Eso, sí, ojalá le quede claro que esta venida del Señor, será en dos gloriosos eventos: El arrebatamiento y Su segunda venida. En el primer evento, Él no pondrá Sus pies en la tierra, sobre aquellas nubes que le ocultaron en Su ascensión, convocará a los Suyos, a su Esposa, la Iglesia. En el segundo evento, Él vendrá con los Suyos, pondrá sus pies sobre la tierra y  juzgará a este mundo burlón e indiferente que ha preferido ignorarlo que recibirlo en sus corazones y con Él, el regalo de la salvación; aún sabiendo que la vida humana es breve, se convierten en ignorantes voluntarios: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche” (2 Pedro 3:10)
Es nuestra responsabilidad, pese a las burlas, cárceles y aun la muerte, proclamar Su mensaje pase lo que pase, ¡JESÚS vuelve! Es tiempo de búsqueda de Dios, no únicamente para salvarlos del fuego eterno; sino también para agradecerle Su amor y esperanza, y convertirnos en Sus fieles aliados para alcanzar a este mundo para Su honra y gloria, antes de Su retorno. Sí, el evento que se aproxima sin mucho aspaviento, ni señales será, el arrebatamiento de la Iglesia, son millones de millones que han aceptado esta verdad, y que hemos oído con nuestro espíritu y el alma, la voz clara, segura y eterna de nuestro amado JESÚS, que nos dice: “Ciertamente vengo en breve”, y llenos de fe, les decimos: Amén; sí, ven Señor JESÚS” (Apocalipsis 22:20)

Oración:
Mi amado Padre Celestial:
Me conmueve esta verdad de tu pronto regreso, o tal vez, de mi pronta ida hacia ti. Bendito seas amado Padre, esta verdad me coloca en el verdadero propósito para vivir, soy nada más un extranjero con visa de residente en este mundo injusto; esta verdad me consuela en las diversas pruebas que como ser humano participo; esta verdad me estimula para anunciar este mensaje a lo que no han conocido a mi amado JESÚS como Señor y Salvador. ¡Bendito eres mi Dios! En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:
¿Qué haría si JESÚS volviera hoy? Haría lo mismo de todos los días, servirle. Sin esperar nada más porque me ha dado todo.

Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?




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