miércoles, 21 de diciembre de 2022

¡OTRA VEZ NAVIDAD! (1-2)

Francisco Aular

perlasdelalma@gmail.com

JUEVES, 22 de diciembre de 2022

Lectura devocional: Lucas 1:26-38

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Lucas 1:31-33 (RV60)

 

¿Quién tuvo en Mente la Natividad de JESÚS? Una celebración como ésta como en todo lo que vemos en la Encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad, estuvo en la Mente de DIOS -desde el principio en la eternidad pasada-, y por ello, cuando Adán y Eva obedeciendo a la “serpiente antigua” (Satanás) se apartaron de DIOS, el Creador se dirigió al impostor y le dijo: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Génesis 3:15). Este versículo es conocido como el “Proto-Evangelio”. Sin embargo, esta profecía se cumplió cuando el ángel le dijo a María: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.” (Lucas 1:31, RV60). 

 

¡JESÚS es el Nombre sobre todo nombre! Y Todos estos acontecimientos proféticos son partes del ambiente de la Natividad del SEÑOR. ¿Cuál es el ambiente de aquella primera Navidad? ¿Es importante que celebremos la Navidad? Creo que sí, ya que tanto el primer Evangelio escrito por Mateo, un judío, como el escritor y médico Lucas, un gentil, dedicaron mucho espacio para contarnos la historia de la Natividad del SEÑOR JESÚS. 

 

Todos los grandes especialistas y filólogos biblistas, nos señalan que ambos escribieron originalmente en griego. Y desde ese idioma el relato ha sido traducido actualmente a muchísimo idiomas. ¡Gracias al SEÑOR nosotros disfrutamos a la Palabra de DIOS, en nuestro idioma español!

 

La Navidad está llena de recuerdos imborrables. Es admirable, que una sociedad materialista, secular y global como en la que estamos viviendo, no haya sido capaz de acabar con el amor, la fe, la esperanza, y aún la ilusión de estas fechas. El SEÑOR nos dijo que no solo de pan y del bienestar material vivirá el ser humano. Porque el ser humano además de cuerpo y alma, es también espíritu, y por eso, aunque sea de manera superficial, necesita alimentarse de una fiesta del espíritu, como lo es la celebración de la verdadera Navidad. La Navidad nos lleva al relato bíblico y nos pone en contacto con los secretos de DIOS para salvar al pecador y volverlo a una relación con Él.

 

En efecto, cada año al llegar diciembre, los relatos de la Palabra de DIOS sobre la Navidad desfilan ante nosotros con todo su contenido espiritual, humildes y verdaderos. Si tuvimos el privilegio de venir al mundo en un hogar en donde la Biblia ocupaba su verdadero lugar, entonces, estamos familiarizados con esos relatos desde que tuvimos conciencia, y los recordaremos años tras años, contándolos a nuestros hijos y nietos; esos relatos son seguros, aleccionadores e inmortales, ente los más resaltantes encontramos: La fascinante Anunciación del ángel a la virgen María; la vigilia de los pastores cuidando sus rebaños, y de repente la aparición de los ángeles que no pudieron callar el Nacimiento de JESÚS, y alabaron a DIOS, diciendo: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14); el nacimiento de Juan el Bautista; el sueño de José confirmando que un milagro había ocurrido en el seno virginal de María; el nacimiento de JESÚS en un lugar de pobreza extrema, un pesebre fue su cuna; el asombro y gozo de los pastores al verificar la realidad de la noticia y de las profecías; la circuncisión de JESÚS; el descanso definitivo de Simeón porque el Espíritu Santo le había revelado de que no moriría sin tener en sus brazos al Mesías prometido; y las acciones de gracias de Ana, la ancianita que permanecía en el templo desde hacía ochenta y cuatro años, orando y ayunando en espera del Mesías; años más tarde, la estrella con su fulgor que apareció en el cielo para guiar a los tres sabios que vinieron desde lejanas tierras para adorar a JESÚS; la matanza de los niños decretada por el rey Herodes; la huída a Egipto, y el posterior regreso a Jerusalén: “Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él” (Lucas 2:40 RV60).

 

Oración:

“Venid, fieles todos, 

a Belén marchemos,

de gozo triunfantes,

henchidos de amor.

Y al Rey de los cielos

Humilde veremos.

Coro:

Venid, adoremos,

Venid, adoremos.

Venid, adoremos

A CRISTO el SEÑOR.

(ENHP, #296, CBP, El Paso, TX, 1967)

Perla de hoy:

El nombre profético de JESÚS, es Emanuel “DIOS con nosotros”.

¡Celebrémoslo! 

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