martes, 28 de julio de 2020

“¡Fran, ¿por qué no viniste antes?!”

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: 
“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:19,20 (NVI)

“¡Qué jonrón tan pertinente, bateó Boanerge!” Exclamó el hermano Miguel Camaripano –el conserje de nuestro Seminario-, cuando aquel jovencito de unos 17 años, Boanerge De Armas, conectó el batazo y nos trajo con ello la victoria, en el último tiempo del juego de aquella tarde. Estábamos perdiendo, el hermano Miguel era el lanzador-además el hacía los bates y las pelotas-, pero en aquel momento en el cual tenía a Boanerge en tres y dos, sería el lanzador ganador también. Todos sabíamos que Boanerge podía ser la diferencia entre la derrota y la victoria; pero también al hermano Miguel, no era fácil de batearlo. 

Vino la última oportunidad, ¿qué pasaría?, ya nos habían llamado a cenar, y la hermana Carmen de Camaripano, nuestra cocinera y esposa del lanzador de aquella tarde, no le gustaba que llegáramos tarde a las comidas. Vino el lanzamiento por todo el centro y Boanerge le puso el bate que la elevó fuera de la cerca. Todos coreábamos, imitando a un famoso narrador del beisbol venezolano. Sonia Mejías Moreno que nuca se perdía un juego, estaba en la grada y  empezó, a voz en cuello: …“¡y la bola, se vaaa, se vaaa y se fue!”…Boanerge corría las bases, y en medio de la algarabía de los ganadores y la tristeza de los perdedores me acerqué al hermano Miguel para decirle que él había lanzado un gran juego, y fue cuando el dijo: “¡Qué jonrón tan pertinente bateó Boanerge!”

Boanege y sus padres, fueron mis compañeros de estudios en el Seminario Teológico Bautista de Venezuela. Recién gradudado del Seminario en 1973, fue llamado a ser misionero en la Isla de Margarita, se casó con una preciosa mujer: Luz Marina, tan de corazón misionero como él. Pero, según confesión que me hiciera, estaba todo confundido en su campo misionero que necesitaba ayuda. Yo había preparado todo un material de oración, evangelización y discipulado que había titulado “Visión discipular” … Así que  fui a la Isla de Margarita con ellos en febrero de 1977. Como era el carácter de Boanerge, no solo que me atendía fijamente cuando yo pasaba las diapositivas en el viejo proyector, sino que orábamos y le aclaraba los detalles. Cuando llegó el día de despedirnos, él y Luz Marina, me acompañaron al puerto… Los miré desde la cubierta, Boanerges, gritó: “¡Francisco ¿por qué no viniste antes?!”. Precisamente, ocupado en su ministerio, no estuvo a mi lado en aquella I Marcha Evangelizadora, 15 de agosto al 10 de septiembre de 1977.

Me llené de inmenso gozo cuando lo vi llegar al Adiestramiento Nacional de la Segunda Marcha Evangelizadora (agosto-septiembre de 1978) y desde allí, lo teníamos a marchar con nuestro lema de aquel año: “¡Por cada uno, diez!” Recuerdo que una tarde a la orilla del Lago de Maracaibo, en los Jovitos, oramos porque DIOS le había enseñado en aquella Marcha cómo orar, evangelizar y hacer discípulos”; su visión de una Isla de Margarita para CRISTO estaba en sus inicios.

También Boanerge y yo, estuvimos juntos en lo que fue el nacimiento de los misioneros voluntarios, en nuestro Curso intensivo de liderazgo bautista para la evangelización de Venezuela (CILBEV), en 1979. Boanerge, viajaba desde la Isla de Margarita, al oriente del país, hacía Valencia, al centro de la nación, mas de 18 horas de viaje por Ferry y carretera. Durante 10 semanas, pero llegaba lleno de gozo porque los principios aprendidos se tornaban carne en la practica en su ministerio; de ese entrenamiento, surgió la visión de los Misioneros Voluntarios; luego vino esa década explosiva de los años ochenta con la oración, la evangelización y el discipulado; luego Panamá, en donde él y su inseparable Luz Marina, y sus dos niños en aquella época, simplemente, brillaron.

El 13 de noviembre de 2017, recibí la noticia de la partida para estar con el SEÑOR, del amado Boanerge. Y le escribí la Perla del Alma: “¡Boanerge, nos vemos en la mañana!”. El legado de Boanerge de Armas Ibarra, en la oración, la evangelización, el discipulado y la plantación de iglesias, en nuestra nación venezolana y otros países, ha sido grande: la Casa de los Profetas y la Fundacion que llevan su nombre siguen en Anaco, Anzoategui, Venezuela, sus hijos, llevan adelante con sus propios ministerios, parte del legado de su padre. Amados discípulos se extienden en una red discipular por Venezuela y el mundo que ya es casi imposible, contarlos. 

Sin embargo, Jesús Bolívar, Pablo Jorgez, Enrique Montoya, Arturo Aray, Daniel Robayo Quintero, y Boanerge, leímos juntos muchas veces, al finalizar un evento: “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”. (Lucas 17:10, RV60). 
En verdad, como en toda reseña, existe un límite. Nos quedamos sin decir muchas cosas. Pero entre las muchas escenas que acompañaran de este amado discípulo, es aquel grito de gratitud: “¡Fran, ¿por qué no viniste antes?!”.
¡Adelante, siempre adelante!

Oración:
Amado PADRE:
Mi amado SEÑOR, aquí estamos llenos del gozo de tu Espíritu para seguir en este privilegio de servirte tanto a ti como a tu pueblo. Teniéndote a ti, lo tenemos todo. Ayúdanos a orar, evangelizar y discipular a nuestra generación. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
“Así también ustedes, cuando hayan 
hecho todo lo que se les ha ordenado, 
digan: “Somos siervos inútiles, no hemos 
hecho más que cumplir con nuestro deber”.
Lucas 17:10 (RVC)
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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