martes, 3 de diciembre de 2019

¿Es la Navidad pagana? (1 de 2)

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Lucas 1:26-38
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. (RV60)

­­­­­­­­­­Tengo delante de mí un librito que una secta está distribuyendo por millones en el mundo. Los miembros, como en la mayoría de las sectas, siguen ciegamente a sus líderes y lo que estos proclaman, sus medias verdades, entre ellas, atacar las bases mismas de la fe verdadera como lo es la divinidad de JESÚS. No es de extrañarnos, pues es una secta que ha derivado en religión meramente humana y que como muchas de esas religiones, practica una salvación por obras, por lo cual podemos aplicarle lo dicho por JESÚS de los fariseos: ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito pero se tragan el camello (Mateo 23:24. NVI). Para sectas como ésta es esencial abstenerse de la celebración de algunas fiestas cristianas, entre ellas, la Navidad. Este sacrificio los ayuda -según ellos-, a mantenerse apartados y perfectos para que DIOS, los salve. Actualmente, escucho de algunos cristianos evangélicos que no están celebrando la Navidad, y con ello están haciendo eco a los enemigos de esta gran celebración. Nadie niega que la Navidad se haga en muchos lugares sin guardar el verdadero significado, pero, humildemente pienso que, el remedio no es eliminarla, sino rescatar para el Cristianismo su verdadero significado.

Los que hemos emigrado a otros países, entre las cosas nuevas que nos encontramos son las celebraciones nacionales. ¿Cómo decidir cuáles practicar y cuáles no?

·      Primero, averiguar si tal fiesta va en contra de los principios bíblicos que nosotros hemos escogido como nuestra única norma de fe y práctica. ¡No celebro!
·      Segundo, investigar, según la Biblia, si esa celebración es neutral, es decir ni buena ni mala. ¡Puedo o no celebrar!
·      Tercero, aunque la celebración en cuestión no aparezca en la Biblia es “celebrable”, sino contradice sus principios y valores. ¡Sí la celebro!

Los judíos que nos han heredado el Antiguo Testamento, tienen hasta el día de hoy muchos días de fiestas y celebraciones. Algunas de ellas muy específicas, y que son de ley celebrarlas para su salvación. Con la venida del SEÑOR JESÚS se abrió el principio amplio de la gracia de DIOS. Cubre tanto al pueblo judío como a nosotros los gentiles y ahora somos un solo pueblo. ¡En la salvación por gracia, entramos nosotros que éramos paganos! Antes de CRISTO, teníamos que hacernos judíos y con todo sería una salvación de segunda clase! En efecto en esta era de la gracia, la salvación es de primera clase para “todo aquel que cree” ya no depende de ritos y fiestas: “No permitan, pues, que nadie los juzgue por lo que comen o beben, o en relación con los días de fiesta, la luna nueva o los días de reposo.” (Colosenses 2:16 RVC). La salvación es el Regalo de DIOS en la Persona de JESÚS: Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.  La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo”. (Efesios 2:8,9,NTV). “¡Gracias a Dios por este don que es tan maravilloso que no puede describirse con palabras!” (2 Corintios 9:15 NTV) Creo que es legítimo que celebremos con mucho gozo y gratitud tan hermoso Don de DIOS.

Con esto en mente es propicia la ocasión para recordar en estos días, aunque sea brevemente, los orígenes de la celebración de la Navidad. Primeramente, debemos notar que el cristianismo surgió teniendo como marco histórico el Imperio Romano, cuando éste se hallaba en la plenitud de su poder, y eso constituía el mundo civilizado de entonces. Como dice el historiador Latourette: “Puesto que el cristianismo tuvo su nacimiento, sus primeros triunfos y su primera plaza fuerte en el mundo grecorromano, fue profundamente afectado por este mundo. En su organización y su modo de pensar se conformaba en parte con él”. (Kenneth Scott Latourette, Historia del Cristianismo, Tomo 1. El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1967, p. 51).

¡El Cristianismo surgió en medio de aquel paganismo reinante prácticamente desde la caída de Adán! Por ello, buscar el paganismo dentro de la celebración de la Navidad, encontrarla no le llevará mucho tiempo. La Navidad es una celebración que todavía está luchando para abrirse paso en medio de este mundo perdido y bajo el poder del maligno. Desde luego esa lucha espiritual, es cierta también con la Natividad del SEÑOR y sus otros actos salvíficos consecuentes con este hecho. Ahora bien, si hemos sido salvos por fe, la gracias de DIOS, nos hace libres para nuestra decisión de celebrar este acontecimiento, o no. Sin embargo, al conmemorarla recordando el nacimiento de aquel niño judío llamado Yeshúa, no se quedó allí: todavía estamos en el proceso de ver completo el cumplimiento o panorama total de las profecías predictivas, entre ellas: “Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Isaías 9:6,NTV).

Perdómeme que sea reiterativo en este punto: El celebrar la Navidad, no le añade nada a su salvación; pero celebrarla, tampoco le quita nada a dicha salvación, la cual es por fe y no por obras. Como DIOS me hace libre a través de CRISTO, yo decido unirme a las profecías bíblicas –tenemos muchos versículos- de esta magna celebración cristiana-familiar  y le digo con todo mi ser:

¡Feliz Navidad con JESUCRISTO en su corazón!

Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
De todos los goces del espíritu, nada se puede comparar con el hecho maravilloso de la Encarnación de tu Hijo JESÚS. Nada se puede comparar con esa Natividad. Gracias por todos los dones que con Él nos diste, especialmente la Vida Eterna. Como ofrenda de gratitud te ofrezco mi vida para tu servicio. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No se tiene el verdadero significado de la Navidad si JESÚS, el Cumpleañero, no está en el corazón de los que celebramos.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo

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