miércoles, 3 de mayo de 2017

Patria

Lectura devocional Salmo 137:1-8

En efecto, Dios es el autor de todos los grupos étnicos y lenguas y delegó su autoridad para mantener a la sociedad en orden, al hogar, al estado,  a los gobiernos y a las escuelas. Así, la historia de la humanidad, formó, bajo la soberanía divina, a las diferentes naciones, sin embargo, escogió guardarse para sí una nación, con la cual ha tratado a través de los siglos: Israel. En el desarrollo de la historia de la salvación, el pueblo judío juega un papel importantísimo, en realidad, desde el mismo inicio de la historia, como la conocemos; así será hasta el final. Desde la venida de JESÚS, todos los cristianos nacidos de nuevo –tanto judíos como gentiles- formamos ahora la Israel espiritual, la Iglesia integrada por ambos pueblos: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación.” (Efesios 2:14). En efecto, en Cristo-JESÚS, se ha formado una nueva relación, en donde tanto judíos como gentiles hemos nacido de nuevo, y ahora somos parte de la  Iglesia triunfante, la Esposa del Rey de reyes y Señor de señores para siempre en la Patria Celestial. ¿Cómo puede ser esto? El Apóstol los describe como un poder divino, benéfico y eterno, del cual no debemos avergonzarnos: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” (Romanos 1:16, RV60).
No hay que olvidar que todavía, nosotros estamos en la era presente que comenzó en Génesis y termina en el Apocalipsis. Somos cristianos nacidos de nuevo, y el concepto de patria terrenal es importantísimo. Esto lo apreciamos mejor en el texto de hoy del Salmo 137 tenemos aquí una poesía que es una oda a la patria, es un lamento del alma, allí respiramos la nostalgia de la patria lejana, el gemido del que ha sido despojado por la violencia de sus hogares y de su nación; vemos el lamento de los de los que han salido al exilio, esperando volver.
Los judíos que fueron llevados cautivos, habían presenciado los horrores de sus compatriotas asesinados en las calles y en las plazas; sus esposas y hermanas violadas y sus hijos degollados; la barbaridad de ver a su amado templo destruido y los muros de Jerusalén derribados. A los más jóvenes se los llevaron cautivos, dejando ellos en el suelo patrio a sus seres amados. Sin duda, por el camino, de sus gargantas sollozantes, salían las hermosas canciones que desde la niñez solían cantar en sus hogares, en el trabajo y en el templo. Pero llegó el momento de guardar silencio, en medio de las burlas de sus opresores “sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas, y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría diciendo, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sión. ¿Cómo cantaremos cantos de Jehová en tierra de extraños?” (Salmo 137:2-4, RV60).
Así aprendemos, que la patria es el lugar en donde nacimos, tuvimos el amor de nuestros padres, abuelos y otros familiares que iluminaron nuestro andar en la inocencia. Patria es recordar lo que nos fascinó en otro tiempo, que enardeció nuestro corazón al escuchar el nombre de nuestros héroes y sus esfuerzos por darnos una nacionalidad; el sollozo en nuestras gargantas al cantar la canción nacional, mientras los colores de nuestra bandera tremolaban en el viento. Patria son los valores que nos enseñaron nuestros padres y abuelos: El temor y obediencia a Dios, el agradecimiento, la amabilidad, el valor de la amistad, el amor al prójimo, la conciencia del deber, el coraje cívico, la cortesía, el respeto a los demás y a nosotros mismos, la educación, la compasión, la importancia de la iglesia y apoyo a sus planes, los momentos de felicidad y esperanza; en fin, todo lo bueno, lo puro y lo noble.
Pues bien, mi familia y yo, hace 27 años que vinimos a una nueva patria, Canadá, que abrió sus brazos para recibirnos. Por aquellos días, -a principios de diciembre de 1990-, de la habitación de mi hijo mayor, Daniel, salieron las notas de una canción que oí por primera vez; mi corazón se llenó de recuerdos mientras la oía y las lágrimas fluyeron sin esfuerzo alguno. El autor de la canción es el panameño Rubén Blades y su canción se ha vuelto el segundo himno nacional. En ese entonces, Panamá estaba bajo la dictadura del general Manuel Antonio Noriega, y Ruben Blades está conmovido. Confieso que moriré, recordando a la patria lejana, no con un sentimentalismo vago, sino como el que sueña que tarde o temprano ¡florecerá la esperanza y afinaremos el arpa, el cuatro y las maracas, y volveremos a cantar!
En momentos como estos, el alma se quebranta y quejumbrosa ora a Dios, porque nuevamente la patria sea como lo dijera don Rómulo Gallegos en Doña Bárbara: “Tierra ancha y tendida, toda horizontes como la esperanza, toda caminos como la voluntad. Tierra propicia para el esfuerzo, como lo fue para la hazaña, tierra de horizontes abiertos, donde una raza buena, ama, sufre y espera”. ¡Eso y mucho más es patria!
Patria
Ruben Blades
Hace algún tiempo
me preguntaba un chiquillo
por el significado
de la palabra patria
me sorprendió con su pregunta
y con el alma en la garganta
le dije así: Flor de barrio, hermanito
Patria, son tantas cosas bellas
como aquel viejo árbol
que nos habla y renueva
como el cariño que guardas
después de muerta la abuela
Patria son tantas cosas bellas
son las paredes de un barrio
de su esperanza morena…
Es lo que lleva en el alma
todo aquel cuando se aleja
son los mártires que gritan
bandera, bandera, bandera,
bandera
No memorices lecciones
de dictaduras o encierros
la patria no la define
los que suprimen a un pueblo
la patria es un sentimiento
en la mirada de un viejo
son la entera primavera
brisa de hermanita nueva
te contesto, hermanito,
Patria son tantas cosas bellas
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Creador de todo cuanto existe visible e invisible, haz que llegado el día cuando las naciones desfilen delante de ti, mi patria esté allí. En el nombre de JESÚS, amén.
Patria es el lugar en donde Dios nos puso para influir, para impactar y para cambiar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tus comentarios