miércoles, 1 de marzo de 2017

Día feliz

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 6:1-14
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Romanos 6:4 (RV60)

Todo cristiano tiene que nacer dos veces, la primera vez, nacemos de nuestros padres humanos, y nacemos en un estado de perdición, “lo que es nacido de la carne, carne es”, somos las ovejas perdidas del Señor hasta que no nazcamos de nuevo “lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”: “El ser humano sólo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo.” (Juan 1:6 NTV) De esta manera cuando nací de nuevo, busqué ansiosamente a mi familia espiritual, la iglesia. Así llegué a mi primera congregación la Misión Bautista Emanuel, en Chacaíto, Caracas. Tuve la bendición de que Dios me colocara en una pequeña congregación en donde crecí con una atmósfera espiritual de gozo, paz y amor; nuestro pastor Carlos Clark, con su bella voz de tenor nos guiaba muchas veces en la adoración dominical. Por supuesto, enseguida empecé a aprender aquellos himnos y cantarlos, usábamos: “El Nuevo Himnario Popular –que ya no es nuevo ni popular-, pero como todo lo que se publica, sigue siendo un gran himnario. Tenía 389 himnos, por supuesto nunca los canté todos, la congregación tenía sus himnos favoritos y yo, los hice mis favoritos también. Tenía un compañero de trabajo, el cual influyó mucho en mí para que yo llegara al Señor, sin embargo, él no había nacido de nuevo, se llamaba Orestes Martín Ramos, era un cubano que tocaba muy bien el instrumento típico de su país: El tres cubano. Al segundo domingo de estar asistiendo a la iglesia, Orestes con toda su familia, también vino a Cristo. De esta manera, en el trabajo ya éramos dos los cristianos nacidos de nuevo. Decidimos no ir a almorzar a nuestras respectivas casas, sino quedarnos en el trabajo para estudiar la Palabra de Dios, juntos. Así, todos los mediodías, Orestes y yo, ademas del estudio bíblico, ensayábamos y cantábamos, aquellos preciosos himnos.
Uno de aquellos himnos, se llama “Día Feliz”. Es un testimonio que nos evoca el precioso día cuando nacemos de nuevo, y aceptamos el regalo de la salvación en Cristo JESÚS, como nuestro Señor y Salvador. Este himno me ha acompañado en los momentos grandes de mi vida como cristiano nacido de nuevo, especialmente en mi vocación pastoral.
El 1 de marzo de 1964, día de mi bautismo, mi pastor Carlos Clark, lo dirigió desde las aguas bautismales en Los Chorros, al este de Caracas. Igualmente, fue el himno que cantamos aquel 5 de julio de 1974, en la ciudad de Maracay, en que por la autoridad de la Iglesia Bautista El Buen Pastor, fui ordenado y comisionado en el Ministerio Sagrado. Aquel día, once años después de iniciar mi carrera cristiana, mi amado pastor, Carlos Clark, lo dirigió. Casi no lo pude cantar, las lágrimas de gozo al recordar los momentos especiales en los cuales lo había cantado.
Pero la historia con “Día Feliz”, no termina allí. En la celebración que mi familia hizo de mis 25 años de Ministerio, aquí en Toronto, especialmente mi hija Mary Ruth, me dio una sorpresa. Al momento de aquella celebración en el templo de la Iglesia Bautista Betel de Scarborouth, y al llamarme para dirigir el himno “Día Feliz”, escuché la inconfundible voz de mi pastor Carlos Clark, él y mi amada hermana Shirley Clark, su esposa, venían por la nave central cantándolo. Al ver a mis padres espirituales, venir desde San Antonio, Texas, manejando para asistir a mis Bodas de Plata ministeriales, corrí hacia ellos y los abracé, no había ojos secos ni en nosotros ni la congregación que de pie aplaudían aquel momento inolvidable para mí.
¿Cómo nos llegó este himno? Philip Doddridge (1702-1751). Compuso este himno en su lejana Londres, y esta joya de nuestra himnología, alienta los corazones de muchos españoles y latinoamericanos en la lucha y las pruebas de la vida cristiana, entre ellos yo. ¡Bendito y alabado sea nuestro Dios para siempre! Hoy gracias al SEÑOR, estoy cumpliendo 53 años de haber obedecido a Dios a través del bautismo. ¡Toda honra y gloria al SEÑOR! Mi corazón rebosa también de gratitud a toda mi amada familia de la fe y los hombres y mujeres que se han invertido en mí para ser quien soy. Eso lo expresa mejor el himnólogo. Hoy cantemos de nuevo al himno: Día feliz
                I
Feliz el día en que escogí,
Servirte, mi Señor y Dios;
Preciso es que mi gozo en ti
Lo muestre hoy por obra y voz.
CORO
¡Soy feliz! ¡Soy feliz!
En su favor me gozaré;
En libertad y luz me vi
Cuando triunfó en mí la fe.
Y el raudal carmesí
Salud de mi alma enferma fue.
                      II
¡Pasó!, mi gran deber cumplí,
De Cristo soy y mío es él:
Me atrajo y con placer seguí;
Su voz conoce todo fiel.
                     III
Reposa, débil corazón,
A tus contiendas pon ya fin,
Hallé más noble posesión,
Y parte en superior festín.
         (CBP, NHP #112)
Oración:
Señor este es un día feliz, porque abro mi corazón y en tus manos lo pongo. Te imploro el perdón de mis pecados. Lléname de ese amor vivo y eterno que es tu amor, lo celebro y lo pongo hoy “por obra y voz”; toda mi lucha pasó “de Cristo soy y mío es Él”. Así que no tengo nada que anhelar, teniéndolo a Él, lo tengo todo. Ayúdame a proclamarte hasta que llegue al “superior festín”. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Sé que hubo alegría en el cielo, el día en que llegué a JESÚS, desde ese momento vivo mi día feliz.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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