miércoles, 13 de julio de 2016

Atracción fatal

Francisco Aular
Lectura devocional: Deuteronomio 18:9-14      
No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o sea agorero, o hechicero, o encantador, o médium, o espiritista, ni quien consulte a los muertos. Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable al SEÑOR; y por causa de estas abominaciones el SEÑOR tu Dios expulsará a esas naciones de delante de ti. Deuteronomio 18:10-12 (La Biblia de las Américas)

Sin excepción, todas las prácticas ocultistas provienen del padre de la maldad: Satanás. Él es un especialista en atraer fatalmente a sus seguidores porque como dijo JESÚS, él es un ladrón: “El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10 RV60). ¿Cómo explicamos que los pueblos, aun los más antiguos, en la práctica del ocultismo incluían hasta los sacrificios humanos? ¿Cómo explicar que ahora mismo en todos los países, aun los llamados desarrollados, la atracción por el satanismo es altísima y están ofreciendo sacrificios de animales e inclusive de seres humanos, especialmente de niños? Por otra parte, la negación frente a estos actos diabólicos se acrecienta porque precisamente, como dijo un santo de la antigüedad, “la estrategia número uno del diablo es hacer ver que él no existe” Así que aquí caben otras preguntas: ¿Existe algo más allá de lo que se ve, del mundo material? Muchísimas personas obstinadamente, afirman que no. Sin embargo, son millones los que intentan ponerse en contacto con ese mundo invisible de maldad. ¿Cómo no ser parte de creencias ocultistas que definitivamente dejarán consecuencias en nuestras almas y en la de nuestros descendientes? ¿Cómo saber si esas prácticas son para nuestro bien o nuestra desdicha?
La Biblia, desde Génesis hasta su último libro el Apocalipsis, refleja que el engaño que Satanás les hace a nuestros primeros padres, es en esencia la misma promesa que se hace en las prácticas ocultistas: “Hacernos como Dios, sabiendo el bien y el mal”, y cómo el maligno atrae fatalmente para que el ser humano lo prefiera a él antes que a Dios, hasta llevarlo a la destrucción final en el lago de fuego hecho para él. Por esta razón, Dios que es puro y sin mancha, y que por naturaleza es bueno, ordena – para así protegernos-, que nos alejemos de toda práctica ocultista en cualquiera de sus manifestaciones, desde celebraciones como el atractivo “día de brujas o halloween”, pasando por el horóscopo, y hasta ser miembros de sectas ocultistas o satánicas. En la Biblia no existe la magia blanca o magia buena, más aún, el demonio utiliza los símbolos religiosos de las iglesias cristianas tradicionales, y aún, más allá, hasta los salmos y otros pasajes bíblicos para decirlos en sus ceremonias, haciendo creer a sus seguidores que son buenos. Recuerda lo que dijo el Apóstol: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz (2 Corintios 11:14 RV60). ¡No abras las puertas a los demonios! Porque te robarán tu paz, te cegarán el entendimiento,  te mantendrán muerto para Dios y vivo para ellos,  te atarán con sus cadenas, y al final matarán tu alma y te destruirán para siempre. Todavía JESÚS te dice: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10 b). JESÚS vino para destruir las obras del diablo y su atracción fatal.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te alabo en esta hora por sacarme de ese mundo de las tinieblas en que mis antepasados anduvieron y yo también. Gracias por trasladarme a tu reino de luz, fe, amor y esperanza. Mi pasado, mi presente y mi futuro están en tus manos y allí estoy seguro. Ayúdame que en esta hora de oscuridad yo pueda brillar para ti. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En esta hora, en que las mismas puertas de los infiernos se abren para atraernos, Dios tiene una sola respuesta: JESÚS, él es nuestra única esperanza, ven a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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