viernes, 29 de julio de 2011

Cuando Dios nos dice: “¡Ve!”

Mis amados y amadas:
En los próximos días, Dios mediante, salgo de viaje para Venezuela, y estaré allí durante tres semanas. No será un viaje vacacional, me esperan compromisos de predicaciones, enseñanzas que impartir y personas para evangelizar, discipular y nuevamente enviar. Obviamente, no sé lo que me espere en el camino, pero conozco al Capitán de mi nave, y en sus Manos estoy. Por estas razones, no podré escribir mis devocionales y convertirlos en “Perlas del alma” para ustedes. Si el Señor nos lo permite, estaré de regreso con estos devocionales el día lunes, 5 de septiembre. Por favor, concédanme un lugar en sus oraciones para que Dios me dé muchas oportunidades para hablar de su Palabra, oren para que pueda proclamar el mensaje con claridad, fe, esperanza y amor, como debo hacerlo.
Aprovecho también esta oportunidad para invitar a los amados de Venezuela al Adiestramiento Regional en el Campamento Bíblico Los Llanos (carretera nacional, vía Achaguas, cerca del Campamento Bethel) en San Fernando de Apure, los días 15 al 17 de Agosto y después, a la Marcha Evangelizadora en los estados llaneros de Apure y Guárico, así como en otros lugares de la nación, los días 18-25 de agosto. Recuerden esto, cada marchista que participe en el Adiestramiento debe llevar, además de sus artículos de uso personal, lencería, si le es posible, una hamaca o chinchorro, o una carpa. Esperamos a unos 300 marchistas, pero es posible que dicho número aumente. ¡Vengan también, como todos los años, respaldados en oración por muchos hermanos, y dispuestos y disponibles en todo tiempo para servir al Señor!: “Sin reservas, sin retiradas y sin lamentos.” Pueden comunicarse con la directora regional, hermana Luisa Rivas, al teléfono 04267416940.
Los espero para estrechar sus manos, darles un gran abrazo de bienvenida y servirlos.
Con mucho afecto,
Francisco Aular


Cuando Dios nos dice: “¡Ve!”
El sirviente regresó y le informó a su amo lo que le habían dicho. Su amo se puso furioso y le dijo: “Ve rápido a las calles y callejones de la ciudad e invita a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. Después de hacerlo, el sirviente informó: “Todavía queda lugar para más personas”. Entonces su amo dijo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena. Lucas 14: 21-23 (NTV)

Cuando Dios nos dice: “¡Ve!” Debemos ir
Nos encontrábamos mi esposa y yo, plantando la Iglesia Bautista Emanuel de Manassas en Virginia, Estados Unidos. Habíamos hecho varias visitas a nuestros vecinos, algunos de ellos empezaron a llegar. Como se aproximaba el Día de las Madres de aquel año, resolvimos hacer una gran cena en honor a ellas. Hicimos invitaciones tanto por escrito como verbalmente, y muchos de ellos nos dijeron que vendrían. Pedimos 50 platos de comida a un restaurante chino y resultó que unos de los dueños también era un fiel cristiano miembro de otra iglesia, y me dijo: “¡Pastor, le pondré comida para cien personas!”, así fue. Todavía recuerdo que los esposos Pedro y Sandra Batista nos ayudaron a preparar aquella cena. Pedro y yo pusimos las mesas y sillas para cien personas en el gimnasio de una escuela que rentábamos, y Sandra y Mary adornaron y compraron regalos para las madres que serían homenajeadas. Aquel salón quedó tan elegante, que humildemente pienso, que solo los de la Casa Blanca lo superarían; llegó la hora de recibir a los invitados, pero, ¡ni uno solo de los convidados llegó!, ¿qué podríamos hacer como organizadores?; ¿qué podríamos hacer con toda esa comida lista sin nadie para comerla? Fue entonces, que me vino la mente la idea: “si ellos no vinieron, ¡iremos a ellos!”. ¡Fuimos a nuestros vecinos y nos dieron muchas excusas de por qué no habían ido! Pasamos hasta altas horas de la noche repartiendo la comida. Así, no se perdió nada, ni los preparativos que habíamos hecho, ni la comida.


Cuando Dios nos dice: “¡Ve!”, debemos pagar el precio
Pues bien, en la conocida “Parábola de la gran cena” vemos que Dios ha preparado un gran banquete para todos los que están perdidos y sin esperanza en este mundo: es el banquete de la salvación. Efectivamente, Dios ha preparado un plan maravilloso de salvación para todo ser humano desde antes de la fundación del mundo. Sin embargo, el ser humano, comenzando desde nuestros padres Adán y Eva, han tenido en poco “una salvación tan grande” y con excusas de todo tipo; el ser humano permanece lejos del gran banquete, que Dios en su gracia ha preparado para él. En todo caso, en toda la historia de la humanidad, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, la invitación sigue en pie. JESÚS vino desde el cielo como el último recurso en la iniciativa de Dios de buscar a los invitados a la fiesta de la salvación. ¿Cómo lo recibimos los seres humanos? Lo tuvimos en menos, lo menospreciamos y con excusas de todo tipo, lo llevamos a la cruz. ¡No solo tuvimos excusas para no ir al banquete, sino que también asesinamos al Anfitrión! “Ve”, es la orden de Dios, y debemos ir y pagar el precio: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23 RV60). “Venir” y “Ve”, las dos caras de una misma verdad, primero venimos a Él, y luego, nos convertimos en mensajeros de la invitación de Dios al gran banquete de la salvación.


Cuando Dios nos dice: “¡Ve!”, Él, y sólo Él es prioridad
Si quieres ser mi discípulo, debes aborrecer a los demás —a tu padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas— sí, hasta tu propia vida. De lo contrario, no puedes ser mi discípulo. Además, si no cargas tu propia cruz y me sigues, no puedes ser mi discípulo” (Lucas 14:26,27 NTV). “-Pastor, al leer estos versículos me doy cuenta de que lo que Dios pide es imposible, aquí debe haber un error”, me comento un fiel miembro de mi grupo discipular. Le respondí que no. Lo que JESÚS dijo es que esos amores filiales, o por decirlo de otra manera, naturales, al lado del amor y obediencia a Él, pueden parecer como un aborrecimiento, por supuesto, Dios quiere que seamos miembros responsables de nuestra familia, pero ciertamente, Dios es primero que cualquier interés, cosa o persona en este mundo, ¡Dios es prioridad!
En esta parábola del Señor JESÚS, encontramos también estas enseñanzas: nadie puede entrar al reino de Dios sin una invitación, por eso nosotros como cristianos nacidos de nuevo debemos llevar el mensaje, sin excepción a todas las personas; por otra parte, aprendemos que sólo se quedará fuera, quien deliberadamente se niegue a aceptar la invitación.


Oración:
Amado Padre Celestial:
Gracias por tenerte por fiel e invitarme a tu banquete de salvación y darme la oportunidad de llevar esta noticia a otros. Ayúdame Señor para ir sin ninguna excusa, sin importar el precio que tenga que pagar, y hacerte mi prioridad por sobre todo otro interés, persona o cosa en este mundo. En el nombre de JESÚS. Amén.


Perla de hoy:
“Venir” y “Ve”, las dos caras de una misma verdad, primero venimos a Él, y luego, nos convertimos en mensajeros de la invitación de Dios al gran banquete de la salvación.


Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?



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