jueves, 17 de agosto de 2023

PUNTO DE NO RETORNO (2-2)

¡Bienvenidos a la familia de DIOS a todos los nuevos convertidos y reconciliados con el SEÑOR! ¡Fuimos por ustedes porque otros vinieron por nosotros primero!

Francisco Aular

faular@hotmail.com

VIERNES, 18 de agosto de 2023

Lectura devocional: Lucas 9:51-62

Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas 9:62 (RV60).

 

En uno de mis viajes a un país latinoamericano, un misionero estadounidense de nuestra Junta de Misiones Foráneas, me dio alojamiento y tanto su esposa, hijos y aquel hombre me mostraron mucho aprecio desde el primer momento que me recogieron en el aeropuerto. Nos quedaba mucha carretera al siguiente día y dormí plácidamente. 

 

Todos en la casa dormían, cuando el misionero y yo salimos hacia el Adiestramiento de la Primera Marcha Evangelizadora en aquel país. Hablamos de todo en aquel trayecto, cuando se me ocurrió una idea: —“Hermano Smith”, le dije con entusiasmo: ¿Por qué no aprovechamos este viaje, y nos contamos como fue nuestro llamamiento al ministerio? Así lo hicimos, y me tocó contar mi testimonio primero. El hermano Smith, no perdió ninguna palabra de las que dije. Entonces, le cedí su turno.

 

Levantó su voz y en un español impecable, me dijo: —“Nací en un hogar mixto compuesto por mi padre, buen trabajador pero bebedor consuetudinario. Mi madre, miembro de una de las iglesias bautistas de mi pueblo, mujer de DIOS su ejemplo y su influencia sobre mí, me llevaron a la iglesia, a la escuela primaria y secundaria. Encontré un trabajo, me gané una beca y pagué mi educación universitaria…Al graduarme de la universidad, fue muy claro para el llamado de DIOS para ser misionero en alguna parte del mundo. Sin embargo, primero debía ir al Seminario. En efecto, fui y llegué hasta el doctorado en teología.

 

El hermano Smith siguió contándome su testimonio:

—Todo estaba listo con los exámenes médicos-psicológicos. Igualmente con los requerimientos de la Junta de nuestra Convención. Les comuniqué a mis padres que los visitaría, pero esta vez sería para despedirme de ellos. Mi amada madre, preparó  mi comida favorita. Comimos y les conté los planes misioneros. Entonces, mi madre, agarró su Biblia y leyó: “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. (Lucas 9:62, RV60). Mi padre -como a menudo hacen los enfermos por el alcohol-, tenía otros planes. Se levantó de la mesa y con ira, gritaba... Mamá y yo, esperamos a que se calmara. 

 

Agarré mi maleta con algunos recuerdos de infancia que mi mamá había guardado. Ella y yo, ¡nos abrazamos y lloramos! Pero mi padre me desafió: —“¡Si quieres ir con tu DIOS, tendrás que pasar sobre mí!” Acto seguido, se tendió en el umbral de la puerta de salida. Mi madre. Biblia en mano me dijo: —“Hijo, ¡no te detengas, ve ya tienes las manos sobre el arado, no mires hacia atrás”. -Creo que el hermano Smith, se dio cuenta de mis lágrimas-, y remató diciéndome: 

—¡Desde entonces, hermano Francisco, no miro hacia atrás! 

 

 

Aquel amado misionero había llegado al punto de no retorno. Hace 46 años, en Venezuela, nosotros llegamos a esa misma determinación. Estuvimos después de la Primera Marcha Evangelizadora, en el punto de no retorno y marchamos. En aquellos tiempos y de muchas maneras por la oración, la evangelización y el discipulado, DIOS nos había estado hablando acerca de la gran obra que quería hacer desde nuestra Venezuela hacia el mundo. 

 

En aquellos años, los que estábamos al frente del Departamento de Evangelización, tuvimos que enfrentar muchas crisis y hacer los respectivos ajustes. Siendo honestos, ni yo mismo sabía adónde nos llevaría el SEÑOR, pero teníamos un corazón apasionado por la clara dirección de DIOS en lo que hacíamos, no nos importaba si nos llamaban fanáticos, tontos o locos, habíamos resuelto no defendernos -antes de tomar esa resolución ya habíamos orado por ello-, sino amar a todos los hermanos y hermanas de la obra sin distinción de ninguna clase.  De muchas maneras DIOS nos había colocado en el punto de no retorno, y por lo tanto, no podíamos dar marcha atrás.

 

El fuego divino ardía en nuestros corazones por la experiencia de obedecer y servir a DIOS, y por encima de todo, el anhelo de servir a su pueblo, manteniéndolo unido y armonioso sin importar el precio que tuviéramos que pagar por ello, esa era nuestra única autoridad y ancla segura. No podíamos fallarle a DIOS culpando a otros de nuestros fracasos, ni tampoco causar división en la obra obedeciendo al complejo de mártir; la Marcha Evangelizadora no venía para dividir, sino para unir, sumar y multiplicar. 

 

Como el supremo objetivo de nuestra vida cristiana es glorificar a DIOS y honrarlo, fue nuestro anhelo entonces y hoy también, responder al llamado divino y emprender grandes cosas para DIOS, obviamente esto lleva implícita la idea de que cuando se llegue al éxito la gente diga, "¡DIOS lo hizo!". ¡En este mismo sentir andamos!

 

Este año 2023, hemos llegado al cumpleaños número 46. Podemos cantar como Moisés después de cruzar el Mar Rojo: 

“Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios y lo alabaré. Dios de mi padre, y lo enalteceré. Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.” (Éxodo 15:2,3). 

 

En la Marcha Evangelizadora, hemos pasado 46 años de pruebas y triunfos; pero todavía no hemos llegado a la Tierra Prometida, del cumplimiento de la Gran Comisión, que es la fuerza que nos empuja; me atrevo a decir, que nos encontramos de aquí en adelante, en el vértice de una decisión: el punto de no retorno. ¡No podemos fallarle a DIOS!

 

¡Adelante, siempre adelante!

 

Oración:

PADRE CELESTIAL:

¡Hoy es día de cantarte alabanzas por lo que has hecho en medio de nosotros! Te damos gloria por el llamado que nos hiciste a participar contigo en la búsqueda de aquellos que tú ya habías escogido, por medio de la oración, la evangelización y el discipulado. ¡Haz, SEÑOR que como ayer, marchemos en tu nombre, y que tú Ángel y tu columna de fuego vayan delante de nosotros, ¡iluminando el camino por dónde hemos de andar! En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:

La oración por los perdidos sin acción evangelizadora es una ilusión.

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