domingo, 23 de octubre de 2022

SALUTACIÓN: EL BAUTISMO BÍBLICO

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 6:1-14
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Romanos 6:4 (RV60)

Todo cristiano verdadero tiene que nacer dos veces, la primera vez, nacemos de nuestros padres humanos, y nacemos en un estado de perdición, “lo que es nacido de la carne, carne es”, somos las ovejas perdidas del Señor hasta que no nazcamos de nuevo “lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”: “El ser humano sólo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo.” (Juan 1:6 NTV). 

Nací de nuevo el 11 de abril de 1963, mientras leía el Evangelio de Juan, fue impactado por esta oración sacerdotal de nuestro amado JESÚS, cuando al orar por los creyentes en Él, a través de los siglos, oró por nosotros y los que vendrán después…el SEÑOR, oró: “Pero no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”. (Juan 17:20). Entonces, conmovido en mi espíritu, arrepentido, le pedí perdón y lo invite a mi vida. 

De esta manera cuando nací de nuevo, busqué ansiosamente a mi familia espiritual, la iglesia. Así llegué a mi primera congregación la Misión Bautista Emanuel, en Chacaíto, Caracas. Tuve la bendición de que DIOS me colocara en una pequeña congregación en donde crecí con una atmósfera espiritual de gozo, paz y amor; nuestro pastor Carlos Clark, con su bella voz de tenor nos guiaba muchas veces en la adoración dominical. 

Al segundo domingo de estar asistiendo a la iglesia, Orestes con toda su familia, también vino a CRISTO. De esta manera, en el trabajo ya éramos dos los cristianos nacidos de nuevo. Decidimos no ir a almorzar a nuestras respectivas casas, sino quedarnos en el trabajo para estudiar la Palabra de DIOS, juntos. Así, todos los mediodías, Orestes y yo, además del estudio bíblico, ensayábamos y cantábamos, aquellos preciosos himnos, que aprendíamos en la iglesia. 

El 1 de marzo de 1964, día de mi bautismo, lo celebramos en un parque cerca del templo que se llama “Los chorros” a las siete de la mañana. Hacía un poquito de frío; pero no lo sentí porque mi corazón ardía del gozo por cumplir aquella primera ordenanza de las dos que celebramos en nuestras iglesias bautistas, a saber: el Bautismo y la Cena del Señor, que también la celebramos aquel día; pero en nuestro templo. El pastor Carlos Clark, lo dirigió los himnos desde las aguas bautismales y la congregación bajo las notas del acordeón de Ruth Ayllón, y las voces de los hermanos. ¡Nunca he podido olvidar ese hermoso día hasta ahora! 

No lo quiero discutir, sino remontarme al bautismo bíblico que heredamos de los primeros discípulos de JESUCRISTO. Principalmente, la orden del mismo JESÚS resucitado y que llamamos la Gran Comisión: “Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”. Amén. (Mateo 28:19,20 RVC). 

Los candidatos para bautizarse tienen que ser verdaderos discípulos del SEÑOR, convertidos de verdad, que han dejado atrás la vida pasada y hacen el pacto del bautismo para servirle al SEÑOR y a Su Iglesia con todo lo que son y hacen. 

JESÚS, se bautizó a los treinta años, y los Apóstoles, entre ellos Saulo Tarso, que después fue llamado Pablo, ya era todo un adulto que dejó todo por seguir al SEÑOR. 

Hay algo que me entristece, hoy -aun entre las iglesias bautistas- tenemos mucha prisa por bautizar, y no discipular a los nuevos creyentes para este compromiso de toda la vida. Estamos bautizando niños que no entienden el verdadero motivo sacrificial de la Vida en CRISTO: ¡Necesitamos hombres y mujeres con madurez en la vida “bíos” y en la vida Zoé! 

Se cuenta que unos pastores que estaban iniciándose para una carrera teológica, le preguntaron al presidente del Seminario sobre el tiempo que deberían dedicar a los nuevos creyentes para hacerlos fuertes en la fe…El profesor les respondió: 
—“Eso depende de lo que quieran cosechar. Cuando un campesino sale a sembrar las semillas, si quiere una cosecha rápida, siembra calabazas; pero si quiere un árbol fuerte como un roble, le llevará 200 y hasta mil años”… 

La buena preparación doctrinal tanto para el bautismo como las demás doctrinas fundamentas de la vida de santificación, llevan años… ¡Creyentes débiles y tibios en la fe, no soportarán las pruebas que vendrán en estos próximos años! ¡Algunos de ellos volverán a la cultura cristiana de un cristianismos sin CRISTO! 

En un congreso de evangelización mundial, escuché decir al hermano Billy Graham en una predicación: “La salvación es por gracia, no nos cuesta nada a nosotros; pero el discipulado nos cuesta todo.” 

Por la Palabra sé que hubo gozo en el cielo cuando vine a CRISTO, aquella tarde en mi casa en Venezuela. Sé que hubo gozo en el cielo cuando delante de la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana en Caracas, cuando bajo su autoridad el pastor Clark, me bautizó. 

Ahora, con 59 años en la fe aprendiendo cada día a ser un discípulo. Con mis ojos llenos de lágrimas, le digo al SEÑOR en esta hora de la noche, en que escribo: permíteme por tu gracia el gozo de la misión cumplida cuando escuche tu voz que me diga: 

“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.” (Mateo 25:21, RVC). 

Soli Deo gloria 

¡Feliz domingo del SEÑOR para todos en todas partes! 

¡Adelante siempre adelante! 



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