Francisco
Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1
Tesalonicenses 5:16-28
Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por
completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para
la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1
Tesalonicenses 5:23 (NVI)
¿Cómo está
constituido el ser humano?
A través de la historia se ha explicado de tres maneras: Unidimensional, “somos nada más un cuerpo”, proponen los materialistas, los ateos:
“cuando morimos se acaba todo…” Bidimensional,
“somos cuerpo y alma” los
filósofos griegos, y teologos cristianos influenciados por los primeros: “muere
el cuerpo pero sobrevive el alma inmortal”. La tercera propuesta es Tridimensional, “somos espíritu, alma y
cuerpo” viene dada la explicación por ese gran teólogo sistematizador del
Cristianismo el Apóstol Pablo, en nuestra cita de hoy de 1 Tesaloniceses 5:23:…
“espíritu, alma y cuerpo”, en griego: “pneuma,
psuke, soma”. Aquí me uno al Apóstol. ¡Eso es lo que creo, vivo y enseño!
Justamente este ser humano tripartirto, lo es porque también es espíritu. El
espiritu humano, nacido de nuevo y en la plenitud espiritual que tal hecho implica,
permitió que JESÚS, DIOS mismo hecho hombre, viniera del cielo a la tierra.
Porqué ÉL mismo es la vida eterna. Todo esto, lo entendemos mejor y empezamos a
vivirlo por medio del Nuevo Nacimiento, que transforma nuestra vida temporal en
esta tierra -vida “bíos” a Vida “Zoé”- la vida que viene del cielo, por medio
de nuestra fe en JESUCRISTO, porque lo repito, Él y solo Él, es la Vida Zoé… “Y la manera de tener vida eterna es conocerte a
ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.”
(Juan 17:3,NTV). Solo un cristiano nacido de nuevo puede poseer esta seguridad:
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque
esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25,RV60). ¡Esto hace posible que tengamos Vida,
en y después de esta vida!
Implicaciones de esta verdad
¿Por qué todos los seres humanos tenemos que nacer de
nuevo? ¿Por qué tenemos que experimentar esa nueva vida que viene de lo alto?
¿Por qué tiene que existir esa regeneración espiritual para todos los pecadores?
La Biblia dice que desde la caída de Adán y Eva en desobediencia a DIOS, todos
los seres humanos, si bien tenemos un espíritu dentro de nosotros, ese espíritu
está muerto en nuestra relación con DIOS, “y él os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y
pecados” (Efesios 2:1,2 RV60). Desde luego como seres humanos, poseemos las facultades del espíritu que
son la intuición, la conciencia y la
comunión, para poder comunicarnos con el mundo espiritual, lamentablemente,
no con DIOS. Porque cuando no hemos experimentado el nuevo nacimiento, ese
espíritu humano prácticamente está muerto para relacionarse con DIOS y con la Palabra
de DIOS como debe ser. Así JESÚS lo afirmó: “Dios es Espíritu; y los que le
adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24 RV60).
Fíjense que Pablo en nuestro versículo de hoy, enumera primero el espíritu,
después el alma, y luego, el cuerpo. Porque en el ideal de DIOS para el ser
humano, debe ser nuestro espíritu -controlado y dirigido por el Espíritu de
Dios-, quien nos guíe en este mundo y en el venidero. Por eso JESÚS le dijo a
un hombre muy religioso llamado Nicodemo, “de cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (…) lo que es nacido de
la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:3,6
RV60).
¡Nacidos espiritualmete para adorar a DIOS!
Como resultado de todo esto, se resalta esta verdad: La
principal manifestación espiritual de un verdadero nacido de nuevo es adorar a
DIOS “en espíritu y en verdad”. Esto lo hacemos primordialmente por medio de la
oración. Orar es hablar con DIOS. Sin conversación no puede haber comunión. La oración
es comunicarnos con DIOS por medio de nuestro espíritu vivificado por Su gracia
y poder. La oración es la parte esencial de la vida del espíritu. Mediante la
oración activamos todo el poder de DIOS y Sus grandes tesoros de promesas para
Sus hijos. Decía mi siempre recordado profesor, y mi compañero de oración en
mis días de seminarista, el Dr. Roy Lyon: “La oración es la llave del tesoro de
las riquezas espirituales de DIOS. Por medio de ella podemos recibir de nuestro
PADRE la unción del poder del Espíritu Santo”. Debemos ejercitar nuestro espíritu en la búsqueda
devocional de la comunión con nuestro DIOS, y mantenernos en adoración a ÉL
aquí en la tierra, por medio de la oración. Recuerde que orar es un privilegio
de todo cryente que ama a su DIOS y le sirve de todo corazón en esta tierra; en
el cielo, no oraremos, ni evangelizaremos y ni haremos discípulos… Allí en el
cielo estaremos siempre cara a cara con nuestro DIOS. Ahora la oración es
simplemente un vehículo para transportarnos a Su presencia en todo momento: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré
cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33:3,RV60). Entonces, con toda confianza podemos
afirmar: la oración es la disciplina de nuestro espíritu.
Oración:
Padre eterno: ¡Te alabo nuevamente en esta hora en mi
tiempo de comunión contigo! Ayúdame a disciplinarme y a ejercitarme en la
oración. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En nuestro tiempo de orar en
espíritu, nada es tan grande, ni tan insignificante como para no llevarlo ante
DIOS.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
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