jueves, 23 de enero de 2020

La humildad en la oración

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 2 Crónicas 7:11-22
“Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra. 2 Crónicas 7:14 (NTV).

“El que exalta así mismo será humillado”

En la Sagrada Escritura, el ser humilde delante de DIOS es muestra de real y profundo arrepentimiento: “Si el pueblo que lleva mi nombre, se humilla y ora”. Este pacto entre DIOS y el joven rey Salomón, es condicional. Si nos humillamos y oramos,Él, nos escucha nuestro clamor por la patria, por nuestro pueblo, por nuestra tierra.  En realidad la humildad es un valor humano que se le atribuye a quien desarrolla un carácter conciente de sus propias limitaciones y debilidades, y actúa en consecuencia. JESÚS quien ha vencido a Sus enemigos de todos los tiempos gracias a Su humildad y conociendo el corazón y nuestra naturaleza humana, nos advierte a nosotros Sus discípulos: “El más importante entre ustedes debe ser el sirviente de los demás. Pero aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados”. (Mateo 23:11-12,NTV). El salmista David, el rey poeta, podía enaltecerse al final de sus días de todos sus grandes logros, pero con humildad, oró que confiaba en DIOS como un niño:
Dios mío, yo no me creo más que nadie, ni miro a nadie con desprecio; no hago alardes de grandeza, ni pretendo hacer grandes maravillas, pues no podría llevarlas a cabo. Más bien, me he calmado; me he tranquilizado como se tranquiliza un niño cuando su madre le da el pecho. ¡Estoy tranquilo como un niño después de haber tomado el pecho! Israel, ¡pon tu esperanza en Dios ahora y siempre! (Salmo 131,NTV).

La escalera de Jacob, subidas y bajadas.

Jacob, tuvo un sueño y vio una escalera que subía y bajaba desde el cielo a la tierra. Esa escalera bien puede ser nuestro trabajo en la iglesia del SEÑOR, al principio cuando somos nuevos creyentes, nos esforzamos por subir la escalera de nuestro liderazgo porque sabemos que nos lleva a la presencia misma del SEÑOR, pero el verdadero servicio en el SEÑOR consiste en subir y bajar por los peldaños. Necesitamos tanto la humildad para subir como para bajar. Es decir, se sube bajando. Entre la sabiduría judía, existe un refrán: “Aunque tengas todos los méritos, si te falta la humildad, eres imperfecto”. Ciertamente, la palabra humildad no nos atrae en el liderazgo porque los motivadores personales y lamentablemente muchos predicadores, hemos caído en la trampa de predicar lo que la gente quiere oír. Se exhorta a la gente que suba la escalera e ir mucho más allá “Porque el cielo, no es el límite”. En esas congregaciones, el temor a DIOS es casi desconocido. Su dios es otro, que cómo el genio de la lámpara maravillosa de Aladino, se le ordena, se le declara, se le obliga. La palabra bíblica de la humildad se ha convertido en otros sinónimos modernos: confiar en uno mismo, el poder y fe en mi palabra, no empequeñecerse delante de otros, vivir como reyes, y dale orden al Todopoderoso para que me obedezca. ¡Nosotros tenemos que humillarnos para que DIOS obre! ¡La oración no es el camino para doblarle el brazo a DIOS sino para que nosotros nos quebrantemos delante de Su presencia y que Él pueda entrar a nuestras vidas y usarnos para Su honra y gloria!

Humildad es obediencia hasta la muerte:

Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:5-11,NTV).

Si estamos esperando que los filósofos, los políticos y demás entes de los gobernantes de este mundo, cambien al ser humano. ¡Nunca tendremos el avivamiento mundial que necesitamos! ¡Sin humillación del pueblo de DIOS no hay bendición!
“Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra. (2 Crónicas 7:14,NTV).
Oración:
SEÑOR JESÚS:
¡Estoy conmovido hasta las lágrimas que lejos he estado de tu humildad, amor, gracia para servir y aún dar mi vida por lo demás! ¡Perdóname por no ser como tu fuiste, cuando anduviste en un cuerpo como el mío! ¡Ayúdame SEÑOR! Amén.
Perla de hoy:
Humildad es exclamar como JESÚS: PADRE, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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