martes, 19 de noviembre de 2019

¡Desafío a la mayordomía total!

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com        
Lectura devocional: Gálatas 2:17-21
Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20 (NTV)

Un joven pastor recién salido del seminario, iba a atender su primer pastorado. Comentando el asunto con un anciano y experimentado obrero le dijo: “Será la iglesia de mis sueños, colega.” El anciano obrero hizo una pequeña pausa y le respondió: “Pues, haga de la iglesia, la iglesia de los ideales del SEÑOR JESÚS, colega, de lo contrario, usted tendrá una pesadilla.”

Feliz es el discípulo que inicia y desarrolla su vida cristiana en una iglesia conforme al propósito del SEÑOR JESUCRISTO al crearla en Su primera venida a esta tierra. Los que tenemos el altísimo privilegio de estar al frente del rebaño del SEÑOR por lo tanto, no rehuimos proclamar ese mensaje: “Por tanto, os doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos, pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios.” (Hechos 20:26,27 LBA) Es decir, no rebaja las demandas mínimas que el SEÑOR JESUCRISTO dejó a Sus discípulos, entre ellas el ser mayordomo total de todas las cosas que Dios le provea, mientras viva en este cuerpo humano.

Siendo que el tema de la mayordomía es muy intenso, nos conviene definir el término “mayordomía” y “mayordomo”. Según el diccionario, el mayordomo en sentido general es la persona que ejerce las funciones de superintendente y administrador principal de una casa en nombre del amo, en otras palabras, el que administra los bienes de otro. El vocablo viene del latín: maior, mayor, y domus, de casa. Desde donde se desprende que administrar es aplicar, gobernar, regir, guiar, dirigir, emplear alguna cosa con un fin determinado. De allì, que la mayordomía es el trabajo que realiza el mayordomo.  En el sentido bíblico, mayordomía cristiana es ejercer esas funciones con visión, pasión, gozo y propósitos cristianos, en el nombre de CRISTO. ¡Toda la Biblia esta llena de esta doctrina! Obviamente, la mayordomía abarca mucho más allá del aspecto financiero y por eso hablamos de la mayoromía total. Será un hecho cierto en el futuro en que un día, todos nosotros Sus mayordomos, estaremos frente a Su Tribunal, para dar cuenta de que lo que hicimos en este paréntesis de la eternidad que es nuestra vida humana, en el buen o el mal uso de nuestra mayordomía:
Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal.” (2 Corintios 5:10,NTV).

Por otra parte esta mayordomía es integral y total, cuando se ejerce a cabalidad, en plenitud, sin reservas, sin retiradas y sin lamentos en todo lo que abarca: Dones, talentos, tiempos, dinero, el ser, la voluntad, la educación y nuestra influencia por dondequiera que vayamos. En la Biblia encontramos hombres y mujeres que se dieron a DIOS con todo lo eran, lo que tenían. Como ejemplo supremo, por supuesto el mismo SEÑOR JESUCRISTO. Uno de sus apóstoles, con el corazón en la mano, escribió: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Corintios 8:9) Como dijera, Jim Eliott el misionero que murió en las playas de un río en la selva ecuatoriana, martirizado por los indígenas, Aucas: “No es ningún tonto quien le da a Dios, lo que puede perder, para alcanzar lo que es eterno.”

¡Sé, por encima de todo un mayordomo integral! Así lo aconsejó el misionero más grande, después del mismo JESÚS, el apóstol Pablo:
Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20 (NTV). Este es el ¡desafío de la mayordomía total!

Oración:
Amantísimo PADRE-DUEÑO:
¡Hoy quiero comenzar a ser un mayordomo total, dejando que tu Hijo reine en mí desde aquí hasta la eternidad futura! Sé que quieres alcanzar a muchos por medio de mi buena mayordomía de mi vida y todo lo que tengo y soy. Haz conmigo lo que según tu propósito has diseñado y ayudáme para ser ejemplo para otros. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Una buena mayordomía comienza con la entrega total al DIOS-DUEÑO.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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