miércoles, 20 de noviembre de 2019

“Da cuenta de tu mayodomía”

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com      
Lectura devocional: Lucas 16:1-16
Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. Lucas 16:2 (RV60)

Mi madre de crianza era una buena mujer, le agradezco al SEÑOR que me puso bajo su autoridad a los nueve años, pero practicaba el cristia-paganismo, es decir iba a la iglesia tradicional en que habíamos nacido, pero ella dependía del ocultismo en todo lo que hacía; y desde luego, yo andaba con ella en esas prácticas. Un buen día conocí más de la Palabra de DIOS, leyéndola en voz alta, escuhádola y dentro de la Oración Sacerdotal de JESÚS que se encuentra en Juan capítulo 17, el ESPÍRITU SANTO -baJo cuya convicción estaba en aquel momento- me llevó al versículo 20, donde JESÚS oró por Sus discípulos: “Más no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.” Entonces se abrieron mis ojos y comprendí asombrado y conmovido que ¡JESÚS, había orado por mí también! ¡Esta verdad me ha sostenido desde aquel inolvidable 11 de abril de 1963!

Como todo aquel enfermo terminal que encuentra remedio para el mal que lo mataba, nada ni nadie me detenía de contar a todos mis familiares, compañeros de trabajo y mis amigos, mi nuevo nacimiento como hijo de DIOS. Ustedes entenderán que mi madre de crianza, no pudo entender el cambio milagroso que el SEÑOR había hecho en mi vida. Sin entrar en muchos detalles, ella me dijo: “En esa iglesia te van a sacar dinero, y cuando te muera te enterrarán boca abajo…” Después de mi conversión, el ESPÍRITU SANTO me fue guiando en mi nueva vida y sabía que no podía vivir mi cristianismo sin la ayuda de otros de la misma fe, así que empecé a buscar iglesia para congregarme, fui a varias, y ahora entiendo que el SEÑOR me llevó de la mano a una congregación local, recién iniciada como Misión Bautista Emanuel. ¡Aquella iglesia sería mi hogar y mi familia grande los hermano de la Convención Nacional Bautista de Venezuela!

Así que cuando llegué a la Misión Bautista Emanuel, en el mes de agosto de 1963, en Caracas, fue por la voluntad de Dios. Aquella noche, El joven Luis Magín Alvarez Durán quien dirigía el Servicio y también recogió la ofrenda al SEÑOR, ¡yo puse un flamante bolívar en el plato de las ofrendas!... como había sigo monaguillo en la iglesia popular, y vi tantas veces a los ricos de mi barrio colocar tres centavos para DIOS en el cepillo de las limosnas, supuse que yo los había superado y además no había caído en la trampa que me había advertido mi madre de crianza: “En esa iglesia te van a sacar el dinero”…

Tres meses de convertido corrieron rápidamente porque yo no dejaba de anunciar a JESÚS, y algunos familiares y amigos, también había venido al SEÑOR. ¡Qué gozo tan grande tenía al saber que había llegado a la familia de DIOS! “Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios.” (Efesios 2:19,NTV).

Los perlistas de muchos años conmigo, saben cuanto agradezco a mi DIOS, por mi primera familia eclesiástica que el SEÑOR me dio como recién nacido por Su gracia. Ahora tenía que aprender tantas cosas de la Palabra de DIOS, y por ello, me regaló también un gran pastor al misionero estadounidense Carlos B. Clark (1923-2017), y su preciosa familia compuesta por mi “mamá” Shirley y mis hermanos: Shirley, Judy, Carlos y Juan. Así las cosas, llegamos al mes de noviembre de 1963 y el pastor Clark, nos guió en lo que conocí como la “Campaña Anual de Mayordomía” Allí por primera vez, hace 56 años, comprendí que el SEÑOR quiere hacernos Sus mayordomos, es decir, comprender que DIOS es el Dueño de todo lo que existe  y el ser humano, simplemente el administrador temporal de Su propiedad. Por eso la advertencia de la “parábola del mayordomo infiel”: Dios nos dice: “Da cuenta de tu mayordomía…”

“Entera consagración” fue el himno que aprendimos en aquel mes. En efecto, la poeta inglesa: Frances Ridley Havergal (1836-1879), lo expresó así:
I
Que mi vida entera esté
consagrada a ti, Señor,
que mis manos pueda guiar
el impulso de tu amor.
CORO:
Lávame en tu sangre, Salvador,
límpiame de toda mi maldad;
¡Traigo a tí mi vida, para ser, Señor:
tuya por la eternidad!
II
Que mis pies tan sólo en pos
de lo santo puedan ir,
y que a tí Señor, mi voz
se complazca en bendecir.
III
Que mis labios al hablar
hablen sólo de tu amor;
que mis bienes ocultar,
no lo pueda a ti, Señor.
IV
Que mi tiempo todo esté
consagrado a tu loor,
que mis labios al hablar,
hablen de tu amor.
V.
Toma, ¡oh Dios! mi voluntad,
y hazla tuya, nada más;
toma, sí, mi corazón,
y tu trono en él, tendrás.
(NHP#94,CVP,1975)
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
¡Qué descanso espiritual me produce saber que tú eres mi amado hacedor y dueño de quien soy y lo que tengo!¡Gracias SEÑOR por revelarnos la verdad de que nada trajimos a este mundo y nada nos llevaremos! ¡Ayúdame a ser un buen administrador de mis talentos y dones que poseo al ponerlos a tu servicio! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Ser buenos mayordomos o administradores de los bienes de Dios, es vivir una vida con propósito.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

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