miércoles, 3 de julio de 2019

SALVADOR y SANADOR

Francisco Aular 
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Marcos 5:24-34
Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote. Marcos 5:34 (RV60)

Entre las interrogantes que nos preocupan como seres humanos, se encuentran estas: ¿Por qué debo sufrir tanto? ¿Porque el sufrimiento parece ensañarse conmigo? ¿Por qué a mí Señor? ¿Dónde estás SEÑOR? Estas son algunas de las preguntas que con frecuencia escuchamos de nuestros familiares, amigos y hasta de nosotros mismos cuando pasamos por momentos o circunstancias difíciles. Desde luego, nadie lo desea. Pero me adelanto en decirte, que el dolor es parte de nuestro diario vivir, en el transcurso de nuestras vidas nos enfrentamos a las enfermedades, problemas, ingratitudes, fracasos y lágrimas. Y con mucha frecuencia el ser humano llega al punto en que siente que ya no tiene fuerzas para seguir resistiendo. ¿Cuántas veces se habrá hecho estas preguntas, en doce años de sufrimientos, la mujer de nuestro relato? El sufrimiento de ella, no era solamente físico, sino también sicológico y espiritual. Ceremonialmente inmunda era excluída de la adoración pública. En otras palabras era una marginada social. Ella había agotado todos sus recursos para no padecer aquella penosa enfermedad; pero el azote, seguía allí. Sin embargo, un rayo de esperanza atravesó  los nubarrones de su sufrimiento y encendió su fe y así se abrió paso para un encuentro salvador y sanador con JESÚS. ¡Cuán grato debio sonar la voz del SEÑOR en sus oídos!, cuando le escuchó decir: “Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote”. (Marcos 5:34,RV60).

El sufrimiento, por muy grande que sea para un cristiano nacido de nuevo, nunca debe hacernos olvidar que somos hijos de DIOS. Es más el dolor puede hacer que nosotros nos elevemos a un plano superior en nuestra relación con nuestro Padre: “Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables”. (1 Pedro 5:10). ¡JESÚS, vino a sanarnos no solo físicamente, sino espiritual, y sus contemporáneos lo vieron actuar como DIOS mismo! Porque ellos pedían señales para saber Quién era ÉL, y DIOS les concedió, que lo vieran en acción: salvando, sanando y haciendo muchos milagros.

Por otra parte, la Iglesia del SEÑOR ha andado por más de dos mil años, a la par que sanando y curando a los que sufren, predicando la importancia de la fe, no solamente la fe que hace milagros; sino la fe que hace posible que depositemos nuestra confianza en JESÚS para nuestra salvación eterna: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:8,9,NTV). La Iglesia del SEÑOR también  nos enseña el otro lado, el sufrimiento puede ser un crisol que nos purfique de la escoria, que nos libra de todo aquello que daña nuestro carácter. Pone templanza en nuestra vida, nos ayuda a eliminar nuestro orgullo, nuestro egocentrismo que lo quiere todo para sí mismo, sin pensar en otros. Y por encima de todo el sufrimiento nos enseña a confiar en DIOS. Porque DIOS, no se pone a la vera del camino para vernos desde lejos, sino que se une a nosotros para andar a nuestro lado. “Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento”. (2 Corintios 4:17,NVI). ¡Alabado sea el SEÑOR, ÉL es Salvador y Sanador!

Oración:      
PADRE ETERNO:
¡Alabado sea tu Hijo Amado Quién nos vinos a salvar y sanar! Te pido  SEÑOR que me haga consciente en todo momento del sufrimiento de los demás y ser alguien que lleve palabra de consuelo a los que sufren. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No se dan títulos en la universidad del sufrimiento en esta vida presente, pero el aprendizaje es seguro.
Interacción:      
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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