jueves, 22 de noviembre de 2018

Una ofrenda de todo corazón

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com        
Pasaje devocional: Marcos 14:3-9
Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer. Marcos 14:9 (NTV)

El 22 de noviembre de 1963 el presidente John F. Kennedy fue asesinado por Lee Harvey Oswald en Dallas, Texas. En efecto, hoy se cumplen 55 años de su muerte. Recuerdo que seguí todas las noticias iniciales por la televisión del restaurante Splendor, que estaba situado de Reducto a Municipal de la ciudad de Caracas, al frente del Estudio fotográfico, Luz y Sombra, en donde yo trabajaba. Más de cinco décadas han pasado y la secuela de aquel magnicidio todavía se puede palpar, tanto en la política  estadounidense como en el plano internacional.

Ahora bien, tanto el presidente John Kennedy como los otros personajes históricos que han sido asesinados hubieran sabido que la muerte los esperaría en cierto lugar, nunca habrían emprendido el viaje que sería final. En cambio, el único ser humano que ha existido que sabía cuándo y cómo habría de enfrentar la muerte es JESUCRISTO, y, Él, por su propia voluntad, nació como nadie nació, vivió como nadie vivió, murió como nadie murió, pero también resucitó como nadie resucitó, y ahora esperamos su pronto retorno, cuando, desde el cielo, nos llame para irnos con Él.

Pues bien, sin duda, hace dos mil años, JESUCRISTO tuvo muchos amigos y discípulos que lo amaban, lo trataban y honraban como SEÑOR y SALVADOR, y en virtud de ello, le brindaron hospitalidad y se entregaron a Él con todo lo que eran y poseían. Entre Sus amados estuvieron tres hermanos: Marta, María y Lázaro de Betania. Hoy veremos lo que hizo María para agradecer a JESUCRISTO todo su amor y amistad, porque le entregó una ofrenda de todo corazón.

En Betania habían otros amigos que como “Simón el leproso” también le brindaban su hospitalidad. Esa es la ocasión del pasaje devocional de hoy. Faltaban tres días para que JESUCRISTO experimentara la terrible muerte por crucifixión. Él lo sabía. Y agradeció que María le trajera: Una ofrenda de todo corazón.

En aquel tiempo existía la costumbre judía de ungir con perfume a los muertos, y después quebrar el frasco y sepultarlo con el cadáver; era el mejor homenaje que se podía hacer a la memoria del muerto. El SEÑOR JESÚS hace alusión a esto, al defender a aquella mujer que lo ha honrado al quebrar el “vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio”, y verterlo todo sobre la cabeza del Señor: “Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura”. Esta preciosa historia nos muestra el amor en acción. El Evangelio de Juan, nos dice que esta mujer era María quien en todos los relatos de los Evangelios, se caracterizó por tener al Señor JESÚS como prioridad en su adoración. JESUCRISTO a pocas horas de dar Su vida por ella y por nosotros, aceptó de María: Una ofrenda de todo corazón.

Mi padre nos decía a todos en la casa: “Si van a rendir algún honor a alguien, háganlo mientras viva la persona que será honrada”, obviamente, él creía en ese tiempo, que después de la muerte no había nada. Sin embargo, el SEÑOR JESUCRISTO tenía la visión de que la Buena Noticia de la salvación por fe al pecador llegaría a todo el mundo, y con ello, el relato de lo que María había hecho por Él. ¡Hoy y por este escrito se ha cumplido una vez más, dicha promesa! Esto nos enseña que ningún esfuerzo que hagamos a favor del SEÑOR de la obra, lo perderemos. Por esa razón cualquier gesto de amor por nuestro SEÑOR y SALVADOR debe ser: Una ofrenda de todo corazón.

PADRE ETERNO:
Una ofrenda de todo corazón,
quiero darte mi amado JESÚS.
Te la entrego con todo mi amor,
¡envuelta con mi gratitud!
Rompo el frasco y libero el olor
porque sé que marchas a la cruz.
Que alivie tus heridas SEÑOR
y me perdones con la multitud.
¡Quiero contigo subir al Calvario
y sufrir allí al pie de la cruz!
Que no mueras allí solitario…
¡SEÑOR, yo quiero morir como tú!
Una ofrenda de todo corazón,
quiero darte mi amado JESÚS.
Te la entrego con todo mi amor,
¡envuelta con mi gratitud!
(Francisco Aular, 221118).
Te traigo esta oración como una ofrenda de todo corazón, en el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:
Cuando amamos al SEÑOR JESUCRISTO, ningún esfuerzo que hagamos por Él y para Él es en vano.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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