viernes, 30 de noviembre de 2018

El gustar y ver la bondad divina

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com        
Lectura devocional: Salmos 34:8-11
Probad y ved que el SEÑOR es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia! Salmos 34:8 (BLA)

Durante mi primer pastorado en la ciudad de Maracay, Edo. Aragua, Venezuela, desafié a la Iglesia Bautista El Buen Pastor a colocar una carpa para realizar una campaña evangelizadora en un barrio de la ciudad muy conocido por su peligrosidad. Hicimos todas las diligencias pertinentes con las autoridades civiles, levantamos la carpa y realizamos la campaña evangelizadora; como resultado medio de centenar de personas hicieron decisión por Cristo, entre ellos, algunos que habían sido delincuentes. Preparé a un buen grupo para cumplir con la ordenanza del bautismo y los presenté a la iglesia; yo les había enseñado que al dar su testimonio personal no contaran los detalles de los pecados de su vida pasada delante de los demás, tal vez por el nerviosismo, a algunos se les olvidó y exhibieron sus pecados pasados como si fueran hazañas, pero el hombre que nos conmovió a todos fue Alberto, había hecho muchas cosas contrarias a las normas divinas y sociales, “perdónenme” dijo entre sus lágrimas, no soy digno de estar aquí, pero cuando escuché el mensaje del amor de Dios, según Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Me arrepentí de mis pecados, y hoy me siento un hombre nuevo como producto de la bondad de Dios, sólo me queda invitarlos a todos ustedes que sigamos gustando y disfrutando el amor de Dios…”. No hubo ojos secos en ninguno de los que allí estábamos.

El rey Saúl, por celo de liderazgo y sed de poder, emprendió una persecución contra David con ventajismo, ingratitud y engaño. David huyó y se mantuvo lejos de Saúl por muchos años. Sin embargo, no hubo amargura en el corazón de David porque él llenó su corazón de Dios. En el Salmo 34, un poema de David, escrito en aquellas circunstancias de la persecución y de su exilio en un pueblo enemigo, aquel hombre de Dios no se magnifica a sí mismo contando todos sus sufrimientos, sino que se concentra en la bondad y protección de Dios: Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias.” (Salmo 34:6.LBA).

A veces cuando nos sentamos a comer, lo hacemos tan rápido que no gustamos nuestros alimentos, ni damos las gracias a quien los preparó. Mediante nuestros sentidos físicos, por medio de las bendiciones materiales y también las espirituales podemos ver y palpar esta verdad: “Probad y ved que el SEÑOR es bueno.”, y como lo esperaba el salmista, de esta manera, ayudar al alma y al espíritu a dar gloria y gratitud a nuestro amado Dios, y así, vivir dichosos: ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia!

Oración:
PADRE ETERNO:
¡Qué preciosa verdad expresó tu siervo David en este Salmo! Tú amado SEÑOR eres digno de recibir nuestra alabanza en todo tiempo y en cualquier momento por ser quien eres. He disfrutado de tu bondad toda mi vida, me has rodeado de tus bendiciones, y aún en las pruebas y el sufrimiento he sentido que mi vida tiene sentido porque al clamar a ti, respondiste librándome de mis angustias y temores. Ayúdame SEÑOR a mantenerme en una continua alabanza por tu amor y misericordias en torno a los que te temen reverentemente, en medio de los tiempos y de las circunstancias. En el nombre de JESÚS. Amén.  
¿Has gustado la bondad del Señor? Una Biblia abierta dirigiendo nuestras vidas es señal inequívoca de estar gustando Su sabor y deleite.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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