lunes, 25 de marzo de 2013

Perdón total




Francisco Aular
faular@hotmail.com      
Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades (…) Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen. Hebreos 10:17; Lucas 23:34 (NVI)

Me invitaron a una reunión de liderazgo judeocristiano. El rabino principal de la sinagoga nos dio una conferencia en el marco de la conmemoración de las víctimas de la “Noche de Cristal”, hecho que ocurrió en Alemania el 9 de noviembre de 1938 y, que marcó el inicio de los indecibles sufrimientos del pueblo judío durante la dictadura de Hitler. Todavía recuerdo dos frases que nos dijo: “Los judíos tenemos un doctorado en sufrimientos”, y la otra que nos sacudió a  todos al final de su conferencia: “Se debe perdonar, pero no se debe olvidar”.
Muy cierto es que no se debería olvidar lo que ocurrió ese nefasto día y siempre hay que tener presente de lo que es capaz el ser humano fanático y sin Dios, sin embargo, ¡cuán diferente es el ofrecimiento de la gracia divina hacia nosotros los pecadores! Respecto al más terrible de los crímenes que se haya cometido en esta tierra, cuando Pedro se puso de pie y levantó la voz de los seguidores de JESÚS, dijo: “Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor” (Hechos 3:19; NVI).  Sí, Dios nos da un perdón total por nuestros pecados. Aun el pecado más grande –el asesinato de JESÚS, el Santo y Justo- Dios quiso perdonarlo y borrarlo para siempre, y eso quiere decir, que nunca más acusará a ninguno de nosotros, los seres humanos, por la muerte del SEÑOR JESÚS, y no sólo eso, a través del arrepentimiento del pecador y la fe en esa muerte por nosotros, alcanzamos su perdón y entrada a la vida eterna.
Pues bien, hoy en día JESÚS quiere obrar de la misma manera con cualquier persona que, arrepentida, confiese su culpa y le pida perdón, y, Dios promete que nunca más se acordará de sus “pecados y transgresiones”. Pero al mismo tiempo quien no cree en esta promesa, es dejado todavía con sus delitos, culpas y pecados, y algún día tendrá que encontrarse con JESÚS, no ya como Señor y Salvador, sino como Juez. Por eso, los que hemos aceptado este Regalo de la Salvación y perdón total de nuestros pecados no podemos dejar de anunciar a los demás la gran bendición de poder encontrar únicamente en JESÚS la paz con Dios para siempre. Por eso, acepte ahora el ofrecimiento de la gracia de Dios: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6; RV60). De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos (Hechos 4:12; NVI).
Oración:
Amado Padre Celestial:
Mi espíritu, mi alma y mi corazón te alaban al comienzo de este día. Sé Tú mi Señor y Salvador y mi amigo en todo lo que haga. Tú has recreado tu imagen en mí a través de JESÚS, me has dado un perdón total; tengo paz contigo para siempre. Ayúdame a perdonar a los demás, y perdonarme a mí mismo. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
JESÚS elimina para siempre nuestro pasado culpable y nos da un glorioso futuro de amor y perdón.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?



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