miércoles, 13 de febrero de 2013

El amor es acción


Francisco Aular

Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. 1 Juan 3:18

Se ha dicho que al final del primer siglo del cristianismo, un anciano acostumbraba a visitar las congregaciones, al reconocerlo los líderes de la iglesia, con frecuencia, le daban la oportunidad de decir algunas palabras a los feligreses. Solemnemente se ponía de pie, con su báculo golpeaba el piso, mientras decía: “Ámense los unos a los otros”; y todos respondían: Amén. Aquel anciano era el apóstol Juan. Con razón es conocido como el apóstol del amor.
Cuando el apóstol afirma que los cristianos “no amemos de palabra, sino de hecho y en verdad” está diciendo que nos relacionemos de tal manera que podamos ayudarnos los unos a los otros. Ciertamente, el amor sólo puede conservarse cuando lo ponemos en acción. Será muy difícil encontrar la felicidad, si todo lo que poseemos es un monumento a nosotros mismos. En cada uno de nosotros habita tanto el deseo de amar como el de ser amados. Pero el amor es importante en la medida que nos relacionemos con los demás; sin la relación de los unos con los otros no puede circular el amor. El amor sólo fluirá en mí, si lo pongo en acción con los demás, de lo contrario se convierte en egoísmo que a la postre será como el mar Muerto, que recibe, pero no da.
Una persona que es capaz de amar, y darse sin esperar nada a cambio es la mejor imagen de nuestro Señor JESÚS. Creo que el amor nos mantiene jóvenes y llenos de ilusión, porque la juventud se mide por el esfuerzo y la actividad a favor de los demás. En el otro extremo está la ancianidad, no existe nada más bello que ver a un anciano, como el caso del apóstol Juan, sobre cuya persona flota una sensación de vida y frescor por su insistencia sobre el amor.
A veces palpamos en nosotros un amor que fluye hacia todo lo que existe y que respira, especialmente hacia el pueblo de Dios, nuestra familia espiritual aquí en la tierra. Eso se debe a que la Biblia dice: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” (1 Juan 4:16); y también nos dice que ese amor “…ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Romanos 5:5). De tal manera, que todos, sin excusa alguna, podemos amar como Dios ama.
Oración:
Señor, que yo pueda comprender y experimentar que: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará (1 Corintios 13:4-8.) En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El amor de Dios nunca deja ser y está en el corazón de sus hijos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

 

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