lunes, 15 de octubre de 2012

¡Nosotros lo hicimos!


Francisco Aular
A ti, mi fiel compañero de trabajo, te pido que las ayudes. Porque ellas, junto con Clemente y todos mis otros compañeros de trabajo, me han ayudado mucho para anunciar la buena noticia. Los nombres de todos ellos ya están anotados en el libro de la vida eterna. Filipenses 4:3 (TLA)
El doctor M. Joussef en su libro Liderazgo al estilo de Jesús, comparte con nosotros la siguiente ilustración: "Durante un banquete de celebración, el artista que recibió el primer premio pasó varios minutos dando las gracias a las personas que lo habían ayudado -sus profesores, la familia, amigos, y los catorce miembros del grupo de artistas que trabajaban con él-; cuando el ganador del segundo lugar llegó al estrado para recibir el premio, hizo un discurso muy breve: “Quiero agradecerles por haberme ofrecido este premio. También quiero decirles que lo hice yo mismo…".
Ciertamente es muy posible que el ganador del segundo premio hiciera el comentario en tono humorístico, pero sus palabras nos hacen pensar en que algunas veces, los que estamos en posiciones de liderazgo, si obtenemos buenos resultados, aunque no lo digamos explícitamente es posible que estemos pensando: "Todo esto lo hice yo mismo…".
Un sano principio de liderazgo nos aconseja que hagamos un reconocimiento a los que nos precedieron. Esos que sembraron en donde nosotros ahora cosechamos. Pero es muy triste constatar que algunos líderes fallan en eso.  Tal vez, el pasar por alto este principio se deba a algunos de los siguientes factores: Diferencia de criterios; personalidades en conflicto y luchas por el poder; todo esto, unido a la inseguridad psicológica del nuevo líder, impide reconocer las contribuciones de los demás.
El nombre del apóstol Pablo, después de más dos mil años de cristianismo, continúa siendo el más grande después de JESÚS. Sin embargo, este héroe de la fe dijo: "todos mis otros compañeros de trabajo, me han ayudado mucho para anunciar la buena noticia". Pablo, una y otra vez, reconoce que no lo hizo solo, casi puedo oírlo, cuando nos dice: "¡Nosotros lo hicimos!"
Oración:
Señor Todopoderoso:
Con humildad reconozco que no procedo de mí mismo, sino de Ti. Soy alguien porque Tú pusiste hombres y mujeres en mi camino a quienes les debo todo lo que soy, después de Ti. Hoy te doy gracias por aquellos que estaban allí cuando llegué a este mundo, mis padres y demás familiares. También allí estaba la Santa Palabra de Dios, el libro más importante del mundo, el mapa que nos has dado para que lleguemos a Ti; gracias por los que hicieron posible que llegara a mí, y por los que fueron quemados o sacrificados por su fidelidad a ella, pero la mantuvieron viva para mi generación. Allí estaba la iglesia local, la familia espiritual que Tú me preparaste para guiarme y entrenarme, gracias por los que la fundaron y lucharon por ella para que estuviera con sus puertas abiertas, y por los líderes, a cuyos pies aprendí. Gracias por mis pastores y laicos que me enseñaron que nada de lo que vale la pena hacer en la obra de Dios, puede hacerse solo. Gracias por mi esposa y mis hijos que formamos un equipo de trabajo para ti, ellos no nos escogieron como padres, pero fueron obedientes, y ahora nuestros nietos son las voces del presente y del futuro, para dar a conocer tu amor y tu gracia cuando ya nosotros no estemos. Gracias por los amados discípulos que me has dado, ellos vinieron a través de mí, pero no son míos, son tuyos. Gracias por los amigos que he ido cultivando y han estado conmigo compartiendo las diversas situaciones de mi vida. Gracias Dios mío por haberme sostenido en mis debilidades, me has enseñado que nada que valga la pena puede lograrse en el curso de una vida porque son necesarias muchas manos y voluntades para extender tu Reino; por eso, al contemplar lo que has hecho, puedo exclamar: ¡Nosotros lo hicimos! En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Cuando reconocemos a los gigantes del pasado por su inversión en nosotros y en la obra, iluminamos lo que somos y seremos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
 
 
 

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