jueves, 26 de julio de 2012

Obediencia y corona


Muy amados:
Dos asuntos que quiero hacer del conocimiento de ustedes, en búsqueda de sus oraciones al Padre por nosotros. Pedimos fuerza, valor y claridad al presenta el Mensaje de salvación. Unos cuatrocientos mil hispanos, esperan oír la voz de Dios a través de nuestras voces. Solamente, tenemos tres congregaciones hispanas en uno de los países más indiferentes en cuanto a Dios y su Palabra. Bueno, sin más, he aquí los dos motivos de esta nota:
Primero, estamos llegando a mes de la evangelización personal a través de las Marchas Evangelizadoras, durante el mes de agosto. Desde 1977, mayoritariamente jóvenes estudiantes, maestros y profesores dedican este mes a la obra evangelizadora. Este año no podré participar en ningún evento en Venezuela debido a mis problemas de salud, sin embargo, todo está listo para nuestra Primera Marcha Evangelizadora aquí en Toronto, los días 19 al 31 de agosto. ¡Gracias al Señor ayer la Embajada de Canadá en Caracas dio la visa al grupo que vendrá para ayudarnos! ¡Imposible decir con palabras el gozo que tengo al ver este sueño, este evento, hecho una realidad, tras más de veinte años trabajando aquí. Gracias a ese grupo de marchistas venezolanos, los cuales han hecho muchos sacrificios personales, entre ellos el financiero, para estar con nosotros. Oren por ello.
Segundo, todo este motivo, me lleva como escritor de Perlas del alma, a tomarme un receso, el cual será desde el 1 de agosto al 10 de septiembre. Oren por nosotros, estaremos abocados por completo a la Premarcha, Marcha y Postmarcha. En realidad, enfrento por primera vez la falta de algunos amados aquí para que me ayuden en la Premarcha, sin duda, Dios está levantando algunos, pero todos serán nuevos en algo así. Por favor, oren, oren y oren. Por ello, ¡la Marcha no es para contarla, sino para vivirla! ¡Gloria a Dios que nos permitirá vivirla otra vez como hace 35 años!
Con mucho aprecio,
Pastor y amigo,
Francisco Aular
faular@hotmail.com

Obediencia y corona

Así mismo, el atleta no recibe la corona de vencedor sino compite según el reglamento. 2 Timoteo 2:5

Con mucha frecuencia San Pablo utilizó en sus escritos las metáforas para hacer aplicaciones a las doctrinas cristianas. Una de ellas es la metáfora del atleta y su clara referencia a la obediencia cristiana. Uno puede inferir que el Apóstol estaba familiarizado con las competencias atléticas  y con los famosos juegos olímpicos, así como también los reglamentos que regían las distintas disciplinas deportivas que se practicaban en su tiempo.
Ciertamente, los juegos atléticos más importantes que había entre los griegos eran los olímpicos. Estas competencias deportivas tomaban lugar cada cuatro años, y se tenían en la llanura llamada Olimpia, a orillas del río Alfeo, en el Peloponeso en Grecia. En esta llanura había un bosque, y allí, un templo con una de las siete maravillas del mundo: La estatua de Júpiter Olímpico, hecha de oro y marfil, por Fidias, uno de los más grandes escultores de la época. También había una estatua de Minerva mirando hacia Atenas; esta diosa era la patrona de los juegos olímpicos.
Estos juegos se originaron en el año 776 A.C., y duraron hasta el año 394 D.C., cuando fueron prohibidos por el emperador cristiano Teodosio. A los juegos olímpicos se les otorgaba tal importancia, que al mismo tiempo eran regidos por reglamentos muy estrictos, y sin obediencia a ellos no había triunfo, no había corona. Había que jugar limpio.
En efecto, todo atleta tenía que hacer un voto solemne de que participaría de acuerdo al reglamento de las olimpíadas. Si alguien jugaba de mala fe lo multaban con cantidades considerables de dinero, para que sirviera de ejemplo a lo largo y ancho del lugar de las competencias, de hecho, algunas obras de arte que se exhibían; se habían adquirido por medio de las multas que se habían cobrado a los que había jugado ilegalmente.
La Biblia es el libro de los reglamentos y principios divinos que nos ha dejado Dios para que nos guiemos y la hagamos la norma de nuestra conducta. La Biblia nos dice que la salvación es un regalo que Dios nos hace en JESÚS, es imposible ganar la salvación aun, intentando jugar limpio; por eso vino JESÚS: Quien sólo vive para pecar, recibirá como castigo la muerte. Pero Dios nos regala la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor. Romanos 6:23 LBLA.
Aunque la salvación es un regalo, vivir la vida cristiana nos costará todo lo que tenemos y somos. El cristiano nacido de nuevo no vive para ganarse la salvación, porque gracias a JESÚS ya la posee, pero vive y se esfuerza en la gracia de Dios para que esa salvación sirva de ejemplo y modelo para otros. Visto de esta manera la vida cristiana normal es como una carrera que emprendemos desde el día de nuestra conversión hasta el día cuando el SEÑOR nos llame a su presencia.
La obediencia a la Palabra de Dios nos pone en la carrera y nos mantiene en ella. Como a los atletas de las olimpíadas, al final de la competencia se les premiaba, así también habrá premios al final de nuestra carrera cristiana. Habrá coronas para los que hayan vivido una vida cristiana, y ejercitado sus dones espirituales para la gloria de Dios.

Oración:
Amado Padre Eterno:
Te alabo por el día en que me hiciste parte de tu pueblo, sangre de tu sangre y hueso de tus huesos. Tu gracia me puso en la carrera cristiana en la cual me encuentro. Ha sido hermoso servirte como mi SEÑOR y SALVADOR. No tengo nada que buscar en este mundo fuera de Ti, teniéndote a Ti tengo lo más que grande que esta vida humana me pudiera dar. Como dijo uno de tus grandes hombres: “Nos has hecho para Ti y nuestro corazón estará inquieto, hasta que descanse en Ti”. Oh SEÑOR dame la gracia de terminar mi carrera cristiana con gozo. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Soy un atleta de Dios en obediencia y compitiendo según el reglamento, por su gracia, la corona me espera.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


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