martes, 10 de octubre de 2023

¡HOY MI ALMA TE ALABA SEÑOR!

Mi corazón rebosa de gratitud, por cada uno de ustedes que me regaló una oración, un gesto de amor, unas palabras de ánimo, una llamada, un escrito que DIOS puso en algunos de ustedes para mí. ¡Gracias a  mi familia, esposa, hijos y nietos! ¡Ustedes amados en CRISTO y amigos, estuvieron presentes en mi cumpleaños y eso es lo que me llevo! Aunque la distancia nos puso a muchos kilómetros, los sentí tan cerca que los pude abrazar y decirles al oído: ¡Adelante, siempre adelante!
Perlas del Alma
Francisco Aular 
perlasdelalma@gmail.com 
Lectura devocional: Salmo 9:1-10
MIÉRCOLES, 11 de octubre de 2020
Te alabaré, SEÑOR, con todo mi corazón; 
contaré de las cosas maravillosas que has 
hecho. Gracias a ti, estaré lleno de alegría;
cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo.
Salmo 9:1,2 (NTV).
 

¡Hoy mi alma te alaba SEÑOR! Porque eres mi PADRE santo y fiel, así me lo enseñó tu amado Hijo JESÚS:

“Padre nuestro que estás en los cielos, 

santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9). Soy tu hijo porque desde antes de la fundación del mundo, me escogiste con un propósito eterno y cuento con tu bendición en “los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3,4); me abriste la puerta de tu casa y me hiciste miembro de tu familia: 

“Yo por la abundancia de tu misericordia 

entraré en tu casa” (Salmo 5:7); ¿qué ha hecho posible tanta bendición y privilegios? No son las virtudes humanas que yo pueda poseer; no han sido tampoco mis buenas acciones que pueda haber hecho; lo que ha abierto la puerta de tu casa para mí ha sido tu misericordia, tu fidelidad, tu gracia y tu amor.

 

¡Hoy mi alma te alaba SEÑOR! Porque tu fidelidad y no la mía, hace que tu misericordia no tenga ni una sombra de duda. Sabes quién soy, de dónde vine y adónde voy, porque soy creación tuya: 

“Porque tú formaste mis entrañas; 

Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 

Te alabaré; porque formidables, maravillosas

 son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma 

lo sabe muy bien” (Salmo 139:13,14; RV60). Yo nací, desperté y allí estabas tú sonriéndome, porque al fin yo había llegado. ¡Ese eres tú, mi amado SEÑOR! Ningún ser humano es un accidente. Tu amor por el ser humano es firme y duradero: 

“En esto consiste el amor verdadero: 

no en que nosotros hayamos amado a Dios, 

sino en que él nos amó a nosotros 

y envió a su Hijo como sacrificio 

para quitar nuestros pecados” 

(1 Juan 4:10; NTV).

 

¡Hoy mi alma te alaba SEÑOR! Porque tu compasión y bondad nunca fallan y eres inmutable. No cambias nunca. Eres el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos. Tu amor es firme y continuo y no se ve afectado por mis emociones. Ese amor es la expresión firme de quien eres: “Dios es amor” (1 Juan 4:8; RV60); el amor tuyo hacia mí no es fruto de un premio a mi buena conducta. Aunque en gratitud a DIOS, mi conducta debe ser irreprensible. Tu amor SEÑOR es sencillamente maravilloso; es lamentable que yo haya sido tan lento para responder a tu gran amor; y más maravillado estoy porque sé que nunca voltearás tu rostro para no verme, porque me amas y más que yo a ti; nunca me podré esconder de tu amor: 

 

“Oh SEÑOR, has examinado mi corazón 

y sabes todo acerca de mí. Sabes cuándo 

me siento y cuándo me levanto; conoces 

mis pensamientos aun cuando me encuentro 

lejos. Me ves cuando viajo y cuando descanso 

en casa. Sabes todo lo que hago. Sabes lo 

que voy a decir, incluso, antes de que 

lo diga, SEÑOR. Vas delante y detrás de mí.  

Pones tu mano de bendición sobre mi 

cabeza. Semejante conocimiento es 

demasiado maravilloso para mí, 

¡es tan elevado que no puedo 

entenderlo!” (Salmo 139:1-6; NTV). 

 

¡Hoy mi alma te alaba SEÑOR! Y, reconozco que a pesar de los cambios y de las estaciones del año, y aunque yo mude y cambie mis vestiduras, Tú permaneces fiel. Sin embargo, Tú quieres que yo ame como Tú amas, que perdone a mis enemigos como Tú lo haces, que sea santo como Tú eres, que sea un ser humano de paz de la que Tú das. ¿Oh, SEÑOR, ¿cómo puedo lograr todo ello para Tu honra y gloria? Ese amor tuyo puede hacerse realidad en mí, únicamente a través de JESÚS. Ese fue el amor que lo trajo del cielo a la tierra; ese amor lo llevó a la cruz en mi lugar (Juan 3:16).

 

¡Hoy mi alma te alaba SEÑOR! Porque sé que las puertas del cielo están abiertas. Tú me invita a acercarme y a ser parte de Tu familia: 

“Así que ahora ustedes, los gentiles, 

ya no son unos desconocidos ni extranjeros. 

Son ciudadanos junto con todo el pueblo 

santo de Dios. Son miembros de la familia 

de Dios” (Efesios 2:19; NTV). JESÚS mismo me lo repite continuamente: 

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; 

si alguno oye mi voz y abre la puerta, 

entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” 

(Apocalipsis 3:20; RV60). Es verdad que este versículo está dirigido a la iglesia en lo colectivo, pero yo soy iglesia “soy alguno” en lo individual. ¡DIOS no cambia y es fiel y su invitación es para una acción inmediata! Dejémosle entrar con humildad y arrepentimiento por nuestros pecados a nuestro corazón; haz una sincera oración con tus propias palabras, y en su misericordia y fidelidad, JESÚS te oirá. Él ya pagó el precio para hacerte miembro de Su Familia. Para terminar, en cuanto a mí: 

¡Hoy llenaré mi vida de alabanzas al ETERNO, sin dejar lugar para la crítica, el enojo y el desánimo:

“Gracias a ti, estaré lleno de alegría;

cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo”.

Los brazos de DIOS te esperan. Por todo esto puedo exclamar: ¡Hoy mi alma te alaba SEÑOR!

 

Oración:

AMADO PADRE CELESTIAL:

Hoy mi alma te alaba SEÑOR y reconozco que a pesar de los cambios y de las estaciones del año, aunque yo mude y cambie mis vestiduras. Tú permaneces fiel. Ayúdame a proclamar Tu amor, Tu fe, y Tu esperanza en medio de un mundo en crisis. En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:

La adoración es una experiencia del alma, y conforme al plan eterno del SEÑOR, la persona entra en comunión con DIOS por medio de JESÚS.

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