jueves, 23 de febrero de 2023

EL AVIVAMIENTO QUE NECESITAMOS (3-3)

Advertencia a mis amados lectores, por esta ocasión esta es mi última entrega sobre un tema  que he estado esperando, el chispazo de un avivamiento, un despertar espiritual como el que se esta iniciando… por lo tanto la Perla, salió más larga de lo provisto. Humildemente: ¡Allá voy!
Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 2 Crónicas 7:11-14
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2 Crónicas 7:14)

Sin humillación de los que le servimos a DIOS, no habrá avivamiento: “Si se humillare mi pueblo¨. No me extraña para nada que el chispazo del Avivamiento que hemos estamos contemplando, primero en la Universidad y el Seminario Wesleyanos de Asbury. 

Tengo noticias que una réplica de ese movimiento se está expandiendo en varias universidades cristianas en todo Estados Unidos. Igualmente, las iglesias que fueron representadas en Asbury, enviando a sus jóvenes y adultos, han sido encendidos y están llevando ese chispazo a sus iglesias. Y, algunos que hemos orado y visto por las redes lo que allí ha estado pasando, no salgo de mi asombro. La humildad del escenario en que DIOS, ha utilizado a jóvenes ordinarios, profesores del mismo Seminario y Universidad, hablan de esto y dan gloria a DIOS. 

Vivimos en un momento en las iglesias en que vemos muchos espectáculos y poca humildad. Muchos modelos copiados del mundo, imitarlos para traer a los jóvenes a la fe de JESUCRISTO. Sin embargo, sin humillación no habrá avivamiento, eso explica, los que están allí arrodillados, los que están con la Biblia abierta, el pedir perdón y perdonar ampliamente, las lágrimas de humillación y quebrantamiento de Su pueblo, son evidentes tienen la marca divina: “Por lo tanto, muestren humildad bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo”. (1 Pedro 5:6,RVC).

En la Sagrada Escritura, el ser humilde delante de DIOS es muestra de real y profundo arrepentimiento: “Si el pueblo que lleva mi nombre, se humilla y ora”. Este pacto entre DIOS y el joven rey Salomón, es condicional. Si nos humillamos y oramos,Él, nos escucha nuestro clamor por la patria, por nuestro pueblo, por nuestra tierra.  

En realidad la humildad es un valor humano que se le atribuye a quien desarrolla un carácter consciente de sus propias limitaciones y debilidades, y actúa en consecuencia. 

JESÚS quien ha vencido a Sus enemigos de todos los tiempos gracias a Su humildad y conociendo el corazón y nuestra naturaleza humana, nos advierte a nosotros Sus discípulos: “El más importante entre ustedes debe ser el sirviente de los demás. Pero aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados”. (Mateo 23:11-12,NTV). 

El salmista David, el rey poeta, podía enaltecerse al final de sus días de todos sus grandes logros, pero con humildad, oró que confiaba en DIOS como un niño:

“Dios mío, yo no me creo más que nadie, ni miro a nadie con desprecio; no hago alardes de grandeza, ni pretendo hacer grandes maravillas, pues no podría llevarlas a cabo. Más bien, me he calmado; me he tranquilizado como se tranquiliza un niño cuando su madre le da el pecho. ¡Estoy tranquilo como un niño después de haber tomado el pecho! Israel, ¡pon tu esperanza en Dios ahora y siempre! (Salmo 131,NTV).

Jacob, tuvo un sueño y vio una escalera que subía y bajaba desde el cielo a la tierra. Esa escalera bien puede ser nuestro trabajo en la iglesia del SEÑOR, al principio cuando somos nuevos creyentes, nos esforzamos por subir la escalera de nuestro liderazgo porque sabemos que nos lleva a la presencia misma del SEÑOR, pero el verdadero servicio en el SEÑOR consiste en subir y bajar por los peldaños. Necesitamos tanto la humildad para subir como para bajar. Es decir, se sube bajando. 

Entre la sabiduría judía, existe un refrán: “Aunque tengas todos los méritos, si te falta la humildad, eres imperfecto”. Ciertamente, la palabra humildad no nos atrae en el liderazgo porque los motivadores personales y lamentablemente muchos predicadores, hemos caído en la trampa de predicar lo que la gente quiere oír. Se exhorta a la gente que suba la escalera e ir mucho más allá “Porque el cielo, no es el límite”. 

¡Nosotros tenemos que humillarnos para que DIOS obre! ¡La oración no es el camino para doblarle el brazo a DIOS sino para que nosotros nos quebrantemos delante de Su presencia y que Él pueda entrar a nuestras vidas y usarnos para Su honra y gloria!

¡JESÚS, nuestro Comandante en Jefe, es ejemplo de humildad! Aquí está lo que posiblemente era un himno en las iglesias del Nuevo Testamento:

“Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:5-11,NTV).

¡Sin humillación del pueblo de DIOS no hay bendición!

“Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra. (2 Crónicas 7:14,NTV).

Oración:
SEÑOR JESÚS:
¡Estoy conmovido hasta las lágrimas que lejos he estado de tu humildad, amor, gracia para servir y aún dar mi vida por lo demás! ¡Perdóname por no ser como tu fuiste, cuando anduviste en un cuerpo como el mío! ¡Ayúdame SEÑOR! Amén.
Perla de hoy:
Humildad es exclamar como JESÚS: PADRE, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

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