miércoles, 11 de noviembre de 2020

El día de los veteranos

Francisco Aular

perlasdelalma@gmail.com

Lectura devocional: 1 Crónicas 19:8-16

¡Sé valiente! Luchemos con valor por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios, y que se haga la voluntad del Señor. 1 Crónicas 19:13 (NTV)

 

Andaba caminando en un gran Centro Comercial en Toronto a un mes de mi llegada a Canadá en 1990, sonó la alarma y todos se detuvieron por un minuto, era el 11 de noviembre cuando se celebra el Día del recuerdo o Día de los veteranos. En realidad, y literalmente, toda la nación se detiene por sesenta segundos, exactamente el día 11 del mes 11 a la hora 11:11. Sin embargo, un día como este no solo se celebra en Canadá sino igualmente en todos los países pertenecientes a la Mancomunidad de Naciones, una organización de países con lazos históricos con el Reino Unido. Este día se ha celebrado desde el fin de la primera guerra mundial hace 102 años, oficialmente en el mes 11 del día 11 a la hora 11:11 A.M. de 1918. En homenaje a nuestros veteranos canadienses, aprendí a comprar una flor de amapola de color rojo, y ponerlo en mi ropa. 

 

Permítanme contarle la siguiente anécdota que viene al caso. En una mañana, encontrándome en la oficina de la iglesia en Toronto, vi subir a un taxi y  escuché el sonido al cerrar la puerta del auto, rápidamente me levanté y me asomé desde la ventana de mi oficina. Allí estaba él. Un anciano que el taxista había dejado pensando que todavía funcionaba, aquí en este edificio, -el servicio de cuidado diario de las personas de la tercera edad-. Hacía frío y le invité a pasar adelante. Sabía que pasaría varias horas antes de que la familia pudiera venir a buscarlo. Lo invité a sentarse enfrente de mí. –“Me llamo Jim, me dijo”, mientras se sentaba, siguió hablado: _”Nací en los años veinte del siglo pasado y serví en el ejército canadiense durante la segunda guerra mundial, cuando tenía 20 años. Luego me habló de su trabajo en el gobierno, del cual se había jubilado cuando tenía 55 años. 

 

Sus ojos azules parecían no perderse ningún detalle de mi oficina. “¿Escribes?” Preguntó. No le respondí porque no me dio tiempo, él tenía mucho que contar, me habló de su familia de sus dos hijos y cuatro nietos. Pero se detuvo a relatarme su experiencia en ejército en 1942-1944, en las costas del Mediterráneo y Normandía, posiblemente, aquel relato lo habría contado miles de veces, y por eso, me parecía que mientras él hablaba, mi imaginación viajaba con su relato; me contó con profunda tristeza la muerte de muchos de sus compañeros pero levantó la frente con orgullo al hablarme sin reparos del Regimiento Real de Toronto. 

 

Luego, me hizo vivir su júbilo al momento cuando, le informaron que la guerra había terminado…Se puso de pie y se metió la mano al bolsillo, y allí bien envuelta en una especie de pañuelo rojo, la medalla que por su valentía había ganado…Me acerqué a él, y lo abracé, y le dije lo orgulloso que estábamos, los que no habíamos nacido en esta tierra, de un héroe como él. 

 

Sentí que su pecho se infló por la satisfacción de haber sido parte de un ejército que en defensa de la democracia y la libertad había derrotado a Hitler y su temible ejército alemán. Su esposa, mucho más joven que él, vino a buscarlo en su automóvil. Ella me pidió disculpas porque sin duda, él me habría distraído de mi trabajo, pero le respondí como lo dicen por estos lados: “Jim, salvó mi día” …Vi a Jim, sonreír mientras le abría la puerta del auto, y calladamente me dijo: “¡Soy feliz!”.

 

Ahora bien, lamentablemente, las guerras no terminaron allí. Esta es la paradoja humana ¡millones han muerto por la libertad y los derechos humanos, y todavía se levantan tiranos en el mundo! Sin embargo, aquí en Canadá para celebrar este “Día del Recuerdo”, como ya lo dije. cada ciudadano luce en su solapa una flor de amapola roja ¨legión de honor”, en recuerdo de todos los que dieron su vida en los campos de batalla del mundo, especialmente en los campos de Flandes en Francia; en efecto, en aquella primavera los Campos de Flandes, lucían sus amapolas rojas para el momento de la batalla que allí se libró. Por eso, en el lado izquierdo de la solapa todos llevamos una amapola roja, y de esta manera expresar nuestro amor y solidaridad a esos monumentos andantes que son los hombres que, como Jim, lucharon en los campos europeos, y desafiaron a la muerte misma en los años mejores de su juventud.  

 

Desde luego han pasado varios años desde que Jim me visitó en la oficina, muy posible ya estará descansando en paz y aquella medalla de honor con él…Pero en este día de los veteranos, mi pensamiento se une al “toque de silencio de trompeta” que nos llama a la reflexión, al respeto y a la oración; y exclamo: ¡Gracias Jim, allí se levantan mis nietos nacidos aquí, disfrutando la libertad! ¡Gracias Jim, no luchaste en vano!

 

¿Cómo vamos a traicionar a nuestros millones de muertos en las guerras…olvidándonos de ellos? Un comandante canadiense escribió un precioso poema, desde el mismo campo de batalla. 

Aquí está, se llama en los “En los Campos de Flandes”.

En los campos de Flandes 

las amapolas se mecen,

entre las cruces, fila en fila,

que marcan nuestro lugar; 

y en el cielo, las alondras, lanzan aun

su valiente grito, vuelan,

sin que nadie las sienta 

aquí entre los cañones.

Somos los muertos.

Pocos días antes… Vivimos, 

sentimos el amanecer, vimos crepúsculos rojizos.

Amamos, y fuimos amados,

y ahora yacemos,en los campos de Flandes.

Resume nuestra lucha con el enemigo.

De nuestras inertes manos 

te lanzamos…La antorcha; 

es tu tarea mantenerla bien alta.

Si nos traicionas a nosotros que perdimos la vida

nunca descansaremos, aunque las amapolas crezcan

en los campos de Flandes.

(Tte. Cnel. John McCrae, ejército canadiensePrimavera de 1915)

Oración:

PADRE ETERNO: 

Estoy montado en los hombros de mis héroes del pasado. Hombres y mujeres que modelaron para mí, el verdadero vivir. No me hice solo. Disfruto lo que ellos hicieron por este mundo en el cual vivo. Veo a mis nietos y me deleito escuchando sus historias y disfrutando de sus éxitos en los deportes y sus estudios, y me uno a ellos en sus sueños y visiones. No tendríamos esta nación sin la lucha de los hombres de ayer y de hoy. Te imploro por las naciones que no disfrutan de su libertad, y se sienten desfallecer sin paz ni esperanza. Ayúdame a llevarles la verdadera paz, la que tu nos das. En el nombre de JESÚS. Amén

Perla de hoy:

El mejor legado para la generación más joven es el buen ejemplo que podemos dar la generación veterana.

Interacción:

¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 

¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?

¿Existe alguna lección por aprender?

¿Existe alguna bendición para disfrutar?

¿Existe algún mandamiento por obedecer?

¿Existe algún pecado por evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tus comentarios