miércoles, 15 de abril de 2020

¡Ponte en la brecha!

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Ezequiel 22:24-31        
“Y busqué entre ellos hombre que
hiciese vallado y que se pusiese
en la brecha delante de mí, a favor
de la tierra, para que yo no la
destruyese; y no lo hallé”.
Ezequiel 22:30 (RV60)

Comienzo por definir la palabra brecha,  según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):
·  Rotura o abertura irregular, especialmente en una pared o muralla.
·      Rotura de un frente de combate.
·      Resquicio por donde algo empieza a perder su seguridad
·      Herida, especialmente en la cabeza.

Las ciudades antiguas eran protegidas de sus enemigos por muros, fortalezas, vallado: cerco formado por tierra apisonada, estacas o tablas, usado para delimitar un lugar e impedir el paso a él, puentes y puertas inmensas difíciles de derribar. Pero la historia nos cuenta de casos en los cuales, se hizo una brecha o abertura en el muro y por allí pudo entrar el enemigo y vencer. Entonces, era necesario, concentrar allí en la brecha a los defensores que se pusieran como muros humanos, en un último intento de detener al enemigo.

En nuestro versículo de hoy, el profeta Ezequiel, vivió en una circunstancia paracecida a la nuestra, en estos días. Los grandes hombres de Israel habían desaparecido. La corrupción estaba por todas partes: en los gobiernos humanos, así como la persecución y la muerte a quienes no estaban de acuerdo con ellos. Aparte de esto, los hombres que DIOS había puesto para hablar Su Palabra, se habían aliado con los gobiernos de tal manera que prometían prosperidad cuando lo que venía era el castigo divino. Aunque había sacerdotes y profetas, DIOS no podía confiar en ellos, y por eso dice:
“Y busqué entre ellos hombre que
hiciese vallado y que se pusiese
en la brecha delante de mí, a favor
de la tierra, para que yo no la
destruyese;
y no lo hallé.”
(Ezequiel 22:30, RV60).
¡Ninguno de aquellos hombres daba la cara delante de DIOS, por su pueblo, y por lo tanto, la desgracia venía sobre ellos!

La gran necesidad del mundo de hoy es la necesidad de que hombres y mujeres de DIOS nos pongamos en la brecha, entre DIOS y los demás seres humanos. Lo que viene en los próximos años exigirá de nosotros, -cristianos nacidos de nuevo-, que nos pongamos a proclamar como el profeta Ezequiel, que le creamos a DIOS. La hora exige valentía moral, una renuncia intencional a toda corrupción que nos rodea y un enfilarse hacia la voluntad de DIOS, y ponerse en la brecha, pase lo que pase. En tal tarea, no se aceptan renuncias porque DIOS no patrocina fracasos. Que tengamos la valentía moral para ponernos en la  brecha, pase lo que pase. A lo largo y ancho de nuestras naciones, los cristianos nacidos de nuevo vivimos momentos angustiosos de agitación, confusión, de hambre, insalubridad y muerte. Tal vez, estemos mirando y esperando que salga otro ser humano que nos ayude, pero no vendrá. ¡Llegó el momento de ponernos nosotros en la brecha, es ahora o nunca! ¡Nadie puede detener a un pueblo que se pone en la brecha y abre caminos en donde no lo haya, derriba los muros, establece puentes y conquista su montaña para vivir para siempre en compañía de los suyos! ¡Vislumbro hambre de DIOS como nunca la habíamos visto en todas las naciones! ¡Nada de reservas! Es hora de unirnos. ¡Nada de retiradas! Todos somos necesarios para el triunfo del Reino. ¡Nada de lamentaciones! No importa el tamaño del enemigo, sea visible o invisible. Lo que sí importa es el tamaño de nuestro DIOS. Él nos llama: ¡Ponte en la brecha!

Como lo dijo el gran poeta puertorriqueño, José de Diego, en su famoso poema:
En la brecha
José de Diego.
¡Ah desgraciado, si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece,
haz como el árbol seco, reverdece,
y como el germen enterrado, late.
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
Vibra, ondula, retruena, resplandece…
Haz como el río con la lluvia ¡crece!
Y como el mar contra las rocas: ¡bate!
De la tormenta al iracundo empuje
No has de balar como el cordero triste,
Sino rugir como la fiera ruge…
¡Levántate! ¡Revuélvete! ¡Resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡muge!
O como el toro que no muge: ¡embiste!
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te alabo Padre porque eres bueno y tu misericordia es nueva cada mañana. Los únicos bienes que poseo verdaderamente son tu salvación y tu gracia para disfrutarla para siempre. Nada de lo que tengo alrededor se irá conmigo cuando salga de este cuarto y apague la luz. Hoy vengo delante de ti con una oración de intercesión por un mundo extraviado de tu voluntad. SEÑOR que te acuerdes de tus promesas de darnos una restauración espiritual si nos humillamos y buscamos tu rostro, y nos arrepentimos de nuestros malos caminos. Ayúdame a proclamar tu mensaje de vida en un mundo de muertos espirituales. Hoy me pongo en la brecha, e intercedo por la humanidad que no te conoce, delante de ti, con todo amor y respeto ante tu grandeza y soberanía. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El DIOS que sostiene al universo eternamente es el mismo DIOS que nos busca para sostenernos en el ahora y en el futuro.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

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