jueves, 29 de diciembre de 2016

El paso del tiempo

Francisco Aular
faular@hotmail.com

Lectura devocional: Salmo 90:1-12
Para ti, mil años son como un día pasajero, tan breves como unas horas de la noche. Salmo 90:4 (NTV)

Estamos viviendo las ultimas horas del año viejo y un año nuevo que viene como una página en blanco para llenarla con la historia de cada uno de nosotros. Me lo imagino como los lugares por donde anduve en este año caminando en el verano, pero ahora estamos en pleno invierno; anoche, después que nevó se creó un paisaje hermoso y sin huellas, pero, luego, yo camino sobre la nieve, y dejo mis huellas marcadas; así veo este nuevo año. Haremos historia en nuestro pasar por este nuevo año como en los anteriores. ¡Que el Padre nos ayude a cumplir con nuestra misión histórica a la luz de nuestro destino eterno con Él!
Moisés, el autor del salmo 90, compara la vida en la tierra con un día y sus horas, con una vigilia nocturna, con un torrente de aguas; la vida como un sueño, como un suspiro, como la hierba del campo. Moisés nos dice también: “Si las fuerzas nos ayudan podemos vivir setenta años, y aun llegar a los ochenta; pero no tiene sentido que vivamos tanto tiempo: esa vida de angustias y problemas pasa pronto, lo mismo que nosotros” (Salmo 90:10; LBLA). Dios le dio a Moisés la bendición de vivir mucho más tiempo de lo que él mismo había pensado: “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor” (Josué 34:7; RV60).
Ciertamente, este tiempo nuestro “bíos”, que se mueve entre los extremos de la cuna y la tumba, pasa como el vuelo del águila. Nada existe tan fantástico ni tan irreal como el tiempo, el cual nos despierta a los manantiales de la vida y luego como dijo el poeta, “nos precipita a los ríos, que finalmente van a dar a la mar que es el morir…”.
En mi oficina de trabajo, en el templo de la iglesia que alquilamos, también alquilan a una guardería infantil y a una organización de ancianos entre los setenta y noventa años, aunque, todavía pueden valerse por sí mismos, de esta manera paso varias horas del día entre la alegría de los cantos infantiles y la hermosa algarabía de los niños, y los cánticos nostálgicos de los ancianitos. Unos aprenden a vivir y los otros aprenden a morir. Es inevitable el paso del tiempo.
Andersen, el de los cuentos infantiles, decía que el tiempo pasa de tal forma que si no recordamos a Dios en nuestra juventud, puede que seamos incapaces de encontrarlo en nuestra vejez. En todo caso, para encontrarnos con Dios, siempre estamos a tiempo. Y ahora, cuando todavía puede usted encontrase con Dios, en estos últimos días del año, ¿por qué no lo hace? Justamente, tuve el privilegio de encontrarme con Dios en mi juventud, y el año que viene, estaré cumpliendo 54 años en mi andar con JESÚS. ¡Lo digo con gozo al constatar no mi perseverancia, sino la paciencia, misericordia y la fidelidad de Dios conmigo! Todavía me lleno de gozo al recordar aquellos primeros días de convertido con una nueva visión y pasión: ¡Hacer de mi andar con el SEÑOR la prioridad de mi vida! Cuando acepté el regalo de la Vida Eterna, obviamente, la Vida que nunca se acabará en JESÚS, le hice caso a Él y a sus palabras, cuando nos dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6; RV60). No intente en estos días, cuando en la cristiandad nacida de nuevo celebramos a JESÚS, desviarse con otras distracciones que el mundo nos ofrece. Justamente, JESÚS vino del cielo a la tierra para decirnos que el tiempo de Dios para la salvación del ser humano había llegado: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15; RV60), desde entonces, la tumba no es el final para el que tiene a JESÚS viviendo en él por el poder del Espíritu Santo (Apocalipsis 3:20). El mismo que engendró a JESÚS en el vientre de una virgen, el Espíritu Santo, es capaz de salvarnos y llevarnos a Dios a través de JESÚS, después de esta vida, porque, así lo afirmó el Hijo de Dios cuando dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá” (Juan 11:25; RV60) ¿Quiere usted poseer esta vida también? Si usted necesita ayuda espiritual, escríbame a la dirección que está en el encabezamiento de este devocional. Entonces, digamos como Moisés: Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.” (Salmo 90:12, RV60). De esta manera, como millones que hoy vivimos, no tendrá temor ante el paso del tiempo.
Oración:
Padre eterno:
¡Bendito sea tu Nombre por tu plan y el propósito que tienes en mente para el ser humano! Ayúdame a proclamar que hay esperanza en Aquel que nació en una cuna de paja para que nosotros viviéramos en el castillo de tu reino eterno. ¡Esta es la Navidad! En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La Palabra de Dios nos dice que habrá tormentas en nuestro breve paso por esta vida, pero Él nos protegerá e irá con nosotros mientras pasa el tiempo aquí e irá con nosotros después de la jornada.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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