martes, 4 de noviembre de 2014

Esmirna: la iglesia fiel

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Apocalipsis 2:8-11  
No tengas miedo de lo que estás por sufrir. Te advierto que a algunos de ustedes el diablo los meterá en la cárcel para ponerlos a prueba, y sufrirán persecución durante diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. Apocalipsis 2:10 (NVI)

Esmirna era una iglesia leal al SEÑOR JESÚS, cultivaba una vida devocional, doctrinal y discipular en todo lo que hacían; ellos habían aceptado el hecho de que la vida cristiana es dura. La persecución los llevaba a la cárcel y de allí a la muerte segura porque  en vez de saludar como los paganos: “El César es el Señor”, los hermanos de Esmirna, decían: “JESÚS, es el SEÑOR”, en consecuencia eran despojados de sus posesiones,  muchos de ellos provenían de las clases más bajas de la sociedad, eran pobres socialmente hablando, pero ricos en el conocimiento y la fidelidad a Dios. Algunos de aquellos miembros de la iglesia procedían del judaísmo, la religión de sus padres, pero habían descubierto la diferencia entre “bios” la vida humana, la vida temporal y “Zoé” la vida espiritual, la vida eterna, la vida que bajó del cielo en JESÚS; ellos habían experimentado dos nacimientos, pero tendrían una sola muerte, la física.
JESÚS se presenta a la Iglesia de Esmirna como:… “El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió…” (Apocalipsis 2:8). En comparación con el hecho de que nuestra fe descansa en un SEÑOR vivo y resucitado y esa es Su gloria, todas las demás distinciones para el cristiano, no tienen ninguna importancia. Debido a que Esmirna era una ciudad en la cual se efectuaban los juegos en preparación para las olimpíadas, a los vencedores se les premiaba con una corona de laureles, en semejanza a la “diadema”, la corona de los reyes. Pero al cristiano se le ofrece “stéfanos”, que es la corona de gozo y la victoria que descansará sobre su vida “Zoé” ¡Ese es el premio a la lealtad y a la fidelidad al SEÑOR! Fijése bien, el premio no es la salvación, puesto que ésta es un regalo de Dios. Sin embargo, la fidelidad es una marca distintiva del fruto del Espíritu Santo.
Todavía recuerdo cuando fui por primera vez a la Iglesia Bautista Central de Caracas, Venezuela, mi país, hace 50 años; entonces, yo era miembro de otra iglesia de la ciudad. Un joven pasó a tocar el piano; él era un joven médico recién graduado. Ustedes se pueden imaginar a cuantos eventos he asistido a esa iglesia en tantos años. Todo el tiempo, me llena de gozo aquel médico, verlo allí, al lado de su pastor como diácono de la iglesia, desde hace más de cinco décadas. Este siervo de Dios, comparte tanto su apostolado eclesiástico como su apostolado científico- por cierto uno de los mejores especialistas de cáncer en Venezuela-. Me emociono verlo como hace 50 años, conjuntamente con su familia, serle fiel al SEÑOR y a Su iglesia. ¡Eso es fidelidad al Señor y a sí mismo! ¡Eso es grande!
La vida cristiana no consiste en empezarla bien, sino en cruzar la meta al final de nuestros días en la tierra y ser coronado por el SEÑOR, cuando nos diga:…“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21). Con toda seguridad el Señor coronará, al cristiano nacido de nuevo, que puede mantenerse firme y avanzando a través del tiempo como Esmirna: una iglesia fiel.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te alabo por Tu gracia tan inmensa al darnos ese fruto del Espíritu Santo que es la fidelidad. Te doy gracias por permitirme construir mi vida humana, débil, frágil y temporal, sobre la roca firme de mi fe en Ti y Tu santa Palabra. Ayúdame Señor a gastarme en Tu servicio y nada más, que es lo único que vale, sirviendo con gozo a mi prójimo y a Tu pueblo. Amado SEÑOR que yo corone mi vida en esta tierra como la empecé llena de amor por Ti y Tu causa. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Una medida a nuestra fidelidad a JESÚS es nuestra sensibilidad al llamado a servirle en medio de Su pueblo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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