martes, 29 de abril de 2014

Mucho más que un nombre

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Hechos 26:24-32

Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. Hechos 26:28 (RV60)

Parece increíble, pero, el nombre “cristiano” aparece sólo, ¡tres veces en todo el Nuevo Testamento! (Hechos 11:26; 26:28; 1 Pedro 4:16). Esta palabra proviene del griego christianós que significa ser seguidor de Cristo, y también  se usaba en forma despectiva, cristitos o pequeños Cristos. Para la fecha, se usaba el término kaisarianós  para los seguidores de César, el emperador romano.
¿Cuál es el origen de la palabra cristiano? No vino de parte de su fundador JESÚS, tampoco de sus seguidores, porque ellos preferían palabras como “discípulos”, “santos” y “hermanos”. Si por ejemplo comparamos el número de las veces en que se usa una de estas denominaciones con respecto a las otras, sorprende que “discípulos” se utilice 271 veces y christianós, sólo en tres oportunidades. Tampoco el vocablo vino de parte de los judíos, porque ellos no reconocían a JESÚS como el Mesías, así que lo más probable es que los gentiles lo empezaron a usar para identificar a los seguidores del Señor al escuchar por primera vez predicar a Cristo a Pablo y a Bernabé –los primeros misioneros a los paganos-. Así lo revela Lucas en su relato (aproximadamente 63 d.C.): “Y se congregaron (Pablo y Bernabé) allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hechos 11:26; paréntesis mío).
La segunda vez que se usa esta palabra en el Nuevo Testamento es en Hechos 26:28, en esa ocasión el apóstol Pablo se presenta delante del rey Agripa. El Apóstol simplemente brilló en su exposición de motivos de su prisión, relató su testimonio de conversión y llamamiento de Dios al ministerio como predicador y misionero; consciente, como estaba este hombre de Dios, de su misión histórica, aprovechó la ocasión para invitar al rey a que creyera en el Señor también, entonces Agripa, responde sarcásticamente: “Por poco me persuades a ser cristiano”. ¡Cuán cerca estuvo este rey de la salvación, pero la rechazó! El rey prefirió seguir siendo kaisarianós, seguidor del César, antes que un christianós, seguidor de JESÚS.
La verdad es que JESÚS, dijo de Sí mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6; RV60). Todos los seres humanos, en un momento de nuestra existencia, tenemos que escoger la salvación o la perdición. Pablo cumplió como mensajero, pero, Agripa rechazó la invitación, sin embargo, en relación con el nombre de cristiano, vemos que el rey usó el nombre de cristiano y Pablo aceptó la designación como tal.
Más o menos por los años 64-65 D.C., Nerón el sanguinario emperador romano, empieza una gran persecución contra los cristianos, son los últimos años de su gobierno y manda a ejecutar a Pablo A y a Pedro, y muchos otros de los grandes hombres y mujeres de Dios en aquellos años. Admirablemente, poco antes de morir sacrificado, Pedro escribe sus epístolas a las iglesias cristianas esparcidas por todo aquel vasto imperio, y les dice:Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (1 Pedro 4:16; RV60). ¡Había surgido el cristianismo, y sus armas no era “responder mal por mal”, sino hacer el bien! Así, sin armas y sin ejércitos aquellos hombres y mujeres, rehusaron decir en sus lugares de martirio “César es el Señor”, y decían: “¡JESÚS es el Señor!”.
De esta manera, los discípulos de JESÚS o el CRISTO, por su nombre en griego, pagaron con sus vidas, el ser llamados christianós, o seguidores de CRISTO en vez de kaisarianos, seguidores del César. Sin embargo, la sangre derramada por los cristianos de ayer y de hoy, hace posible que aquel nombre despectivo de cristiano, sea un título de honra y gloria, y, por encima de todo, mucho más que un nombre.
Te pregunto, ¿quieres ser un cristiano nacido de nuevo? Responderás con burla como el rey Agripa, o humildemente reconocerás a JESÚS como tu Salvador y Señor. ¿Es tu turno?
Oración:
Padre eterno:
Ahora entiendo que Tú me amas y que desde antes de la creación del mundo Tú quisiste que yo fuera parte de tu familia. Señor, con humildad te pido que perdones mis pecados, me arrepiento, y te ruego que vengas a mi vida. Gracias JESÚS por salvarme y de ahora en adelante, Tú eres mi Señor y Salvador. Amén. (Si hizo esta oración con sinceridad, escríbame para enviarle un material de crecimiento espiritual).
Perla de hoy:
Ser cristiano es mucho más que un nombre, es devolver bien por mal sin opacar el brillante mañana que nos espera.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


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