viernes, 21 de septiembre de 2012

Toda la noche


Francisco Aular
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Lucas 5:5
Entre los que pasaron a mi llamado, al final del mensaje en aquel cierre de una Asamblea Anual de nuestra Convención se encontraba un hombre entre la cuarta y quinta década de la vida. Me abrazó, y con voz sollozante me preguntó: "¿Qué puede hacer un hombre que ha trabajado toda la noche y ha fracasado cuando Dios le habla como esta noche y lo envía a aguas profundas?”, “obedecer y dejarse guiar por el Señor”, le respondí.
Aquel obrero se levantó de sus rodillas, volvió a su casa, dejó lo que estaba haciendo y emprendió la vida discipular. Ser un discípulo y hacer discípulos llegó a ser el propósito de su vida. Bajo la dirección del Señor hizo grandes cosas para la obra de Dios. El ministerio fue para él un deleite, nadie ni nada pudieron detenerlo, sólo la muerte podía vencerlo y eso a medias, porque como dice la Palabra: "Sus obras siguen". Puedo decir que hoy, a más de treinta años de aquella escena, este amado hermano ha triunfado. Ahora está en la presencia del Señor; hace poco murió, pero se fue dejando tras sí, varias congregaciones fundadas y muchos discípulos, algunos de éstos, connotados líderes de la obra. ¡Alabado sea el Señor!
Es fácil cuando uno está en la flor de la vida entusiasmarse con la posibilidad de alcanzar el mundo para Cristo. Se tiene toda una vida para lograrlo o por lo menos intentarlo. Para el discípulo que como Pedro ha trabajado toda la noche y que ha fracasado, le es más difícil responder a los grandes desafíos de la fe.   Pero, ¿qué podemos hacer cuando Dios nos llama? Sólo confesar el fracaso de lo pasado: "Maestro he trabajado toda la noche; no he logrado nada. Señor tu sabes todo. Bajo tu dirección, me levanto y voy". Nunca es tarde para obedecer al Maestro y en realidad, ningún esfuerzo en la obra de Dios se pierde, porque nuestro Dios no patrocina fracasos.
Mi siempre admirado poeta evangélico venezolano José Gregorio Rivas escribió un poema que se convirtió en uno de mis himnos favoritos, allí nos habla claramente de lo que es ponerse bajo la dirección del Señor para lograr una pesca efectiva y abundante. El domingo 23 de septiembre estará cumpliendo sus 85 años, sirviendo al Señor en todo lo encomendado por él. Lo comparto:
                 Toda la noche
                        I
Toda la noche Señor la he pasado, en el mar pescando,
ni un pececillo he podido atrapar, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
                        II
Nunca he podido Señor en el mar del mundo,
almas traer a tus pies, oh Jesús, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Hoy delante de ti reconozco que un esfuerzo hecho bajo tu dirección equivale a diez mil esfuerzos hecho en mis propias fuerzas. Te confieso mis intentos meramente humanos para hacer tu obra, y me coloco bajo tu dirección; lo hago en el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No iremos muy lejos en la obra evangelizadora y discipuladora si JESÚS no es nuestro Comandante en Jefe.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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