LAS DENOMINACIONES evangélicas en muchos países hispanos, celebran el mes de la Biblia el último domingo de septiembre. Porque en Basilea, Suiza, el 28 de septiembre de 1569, Casiodoro de Reina lleno de gozo, tomó el Libro en sus manos y lleno de gratitud oró al SEÑOR.
Atrás habían quedado al menos 10 años de persecución a Casiodoro de Reina, mientras huía de un país a otro viajando con todos esos documentos que servían de base a la traducción. El imperio religioso católico romano, y los días más oscuros de la “Santa inquisición”, lo condenaron a muerte para quemarlo en la hoguera que era la penalidad por ese delito y por ser un “hereje” protestante.
¡Tener en nuestras manos la Biblia en español que ilumina, lo que somos y hacemos, eso no es poca cosa! Por cierto, este año, el último domingo es 28 de septiembre… ¡Qué gran día para una celebración como el Día de la Biblia! Esa ocasión es propicia para recordar al doctor Casiodoro de Reina, al cual DIOS usó para traducir de los idiomas originales y del latín nuestra amada Biblia hispana. 33 años después, y sin la amenaza de persecución, fue revisada por otro doctor y discípulo, Cipriano de Valera en 1602. De allí que actualmente, a esta versión bíblica, la llamamos Reina Valera.
¡Qué gran bendición en los planes del PADRE ETERNO traernos a Su salvación eterna por medio de Su Palabra en nuestro idioma español, porque: “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”. (Efesios 2:12, RV), y que desde luego, ni habíamo nacido pero DIOS y Su presciencia, ya nos tuvo en mente. Rápidamente han transcurrido 456 años de aquel hecho.
¡Tenes esta preciosa Biblia en nuestras manos y eso es un milagro divino! El versículo de hoy: Hebreos 4:12, lo dice todo. ¡Este valioso libro que tienes en tus manos literalmente ha costado, sangre, sudor, lágrimas y muerte!
DIOS y Su Providencia evitó que tanto Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, murieran y nos traspasaran a nosotros sus esfuerzos. Luego, de ello, la Biblia que tienes en tus manos, sale un costo muy superior a cuanto pagamos por ella; pero desde más de un siglo: Las Sociedades Bíblicas Unidas, hace que paguemos un precio menor para disfrutar ese tesoro espiritual y eterno: La Palabra de DIOS.
En mi caso soy deudor de la salvación de mi alma porque la Palabra de DIOS en mi idioma, me trajo ese maravilloso Mensaje que transformó mi vida. Desde luego, el trabajo del Espíritu Santo me llevó primero a la Biblia, al versículo que de oro para mí aquel día 11 de abril de 1963, para que naciera de nuevo, en Vida Zoé: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”. (Juan 17:20, RV60). ¡Alabado sea el SEÑOR! Después de mi conversión a DIOS, Él me llevó a mi familia espiritual, la iglesia local.
Como ya lo he dicho, de igual forma, ese mismo día espiritualmente vine a la familia de DIOS: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. (Juan 1:12, RV60). “Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios”. (Efesios 2:19, NTV).
El mismo Espíritu Santo, me convenció de que yo tenía que buscar a mi familia espiritual en sentido físicos, mis amados hermanos en la fe, la iglesia local. Un cristiano sin iglesia es un huérfano. Si quieres crecer en CRISTO, no podrás hacerlo solo. ¡Necesitas a tu familia!
El proceso de buscar a mi familia espiritual, me llevó cinco meses para encontrar el hogar al cual DIOS me tenía en Sus planes. Del mismo modo todo aquel que quiera ser discípulo del SEÑOR. Así llegué al hogar que DIOS tenía designado para mí: La Misión Bautista Emanuel en Chacaito, Caracas.
Eso ocurrió definitivamente el 11 de agosto de 1963, allí estaba mi familia y allí en mi familia denominacional he estado por 62 años…¡Gloria a DIOS! En ese sentido de tu perseverancia en la vida cristiana, tu Biblia y tu iglesia son el binomio de tu crecimiento espiritual.
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