martes, 24 de junio de 2025

DEL ODIO A LA PAZ

Perlas del Alma
Francisco Aular
faular@hotmail.com
MIÉRCOLES, 25 de junio de 2025
Lectura devocional: Eclesiastés 3:1-8
Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz”.
Eclesiastés 3:8 (NVI)
—“No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”.
—Mahatma Gandhi.

LA PRENSA MUNDIAL de ayer se hizo eco de esta noticia dada por el presidente de Estados Unidos, sobre la guerra de los doce días, entre Israel e Irán: “Creo que el alto el fuego es ilimitado. Durará para siempre”. —Donald Trump.

Creo que todos estamos de acuerdo con esto, la guerra no debería ser la solución para la paz que necesitamos en este mundo. Sin embargo, ya Salomón, el rey pacífico, lo había escrito: “Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz” (Eclesiastés 3:8,NVI).

El rey Salomón, el autor de Eclesiastés resume todas las actividades del ser humano en dos extremos, el amor y el odio, la guerra y la paz. Dice el sabio que, “hay tiempo de guerra y tiempo de paz”, pero en el devenir histórico de un mundo caído, el ser humano ha tenido mucho más guerra que paz.
En efecto, según unas estadísticas de los estudiosos en la materia, desde el año 3200, antes de Cristo hasta nuestros tiempos, se han efectuado unas 15000 guerras, en las que han muerto unas 4000 millones de personas, es decir casi la mitad de nuestra población mundial actual que es ocho mil millones de personas. ¿Cuánto sufrimientos hemos tenido por buscar la paz por medio de las guerras?

Lamentablemente, muchas de estas guerras son de origen religioso, guerras fratricidas, entre hermanos de una misma nación, de una misma cultura y de una misma religión. Las escenas del sufrimiento de niños, mujeres y ancianos, víctimas principales de las guerras, nos revelan que el sufrimiento y el gemir de los pueblos, no lo escuchan los gobernantes que con todo el ventajismo de sus armamentos, recién comprados los estrenan llevado por el odio que sienten hacia otros e incluso con su propio pueblo. Así se mantienen en el poder por medio de la fuerza y la guerra.

Esto ha hecho que en 5000 años, según las mismas fuentes citadas sobre el estudio de las guerras de la humanidad, sólo ha habido 292 años de paz. Por lo demás, JESÚS en su famoso discurso profético, señaló todo esto del sufrimiento humano y de las guerras interminables, con las siguientes palabras: “Oirán de guerras y de amenazas de guerras, pero no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder, pero el fin no vendrá inmediatamente después.

Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino. Habrá hambres y terremotos en muchas partes del mundo. Sin embargo, todo eso es sólo el comienzo de los dolores del parto, luego vendrán más” (Mateo 24: 6-8; NTV). La causa de todo este mal está en el alejamiento del ser humano de la Persona más maravillosa que ha vivido entre nosotros, ¡JESÚS! Este distanciamiento de DIOS produce mucha guerras y sufrimientos, como lo dijera el profeta: “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).

Al final de la vida biológica de JESÚS, Sus discípulos ¡estaban preocupados por el futuro de sus vidas y no tenían paz! Así las cosas, ocurrió un hecho que los hizo volver a la tarea y los llenó de valor y poder: La resurrección de JESÚS de entre los muertos. La noticia corrió entre ellos, y así, se reunieron de nuevo.

De repente, ¡JESÚS Resucitado atravesó las paredes y apareció en medio de ellos! Así lo reseña la Palabra: “Ocho días después, los discípulos estaban juntos de nuevo, y esta vez Tomás se encontraba con ellos. Las puertas estaban bien cerradas; pero de pronto, igual que antes, Jesús estaba de pie en medio de ellos y dijo: «La paz sea con ustedes». (Juan 20:26 NTV). Entonces, el miedo, la preocupación y el sufrimiento dio pasos agigantados hacia la seguridad y paz que solamente JESÚS nos ofrece.

Aclaro una vez más, no se trata de la paz como cese del sufrimiento y de las guerras, tal y como el mundo la ofrece, sino de ese maravilloso estado de ánimo que nos lleva a depositar toda nuestra confianza en DIOS, y a depositar en sus poderosas manos todo lo que somos y tenemos, nuestras preocupaciones en medio de los problemas y tormentas de la vida:
“¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!” (Isaías 26:3).

En conclusión, esperamos que esta paz que se ha logrado entre Israel e Irán, sea por largos días. A los que ya posee​mos la Paz de DIOS. Tengamos esta seguridad: ¡Las manos de DIOS son poderosas para sostenernos, hoy, mañana y siempre! ¡JESÚS nos llevará de la mano para que oremos y guiemos a otros del odio a la paz!

¡Adelante, siempre adelante!

Oración:
PADRE ETERNO, gracias por dejarnos el consuelo inmenso de Tu Palabra, y la seguridad de la vida eterna en Tu Hijo amado JESÚS. Tú me sacarás con tu poder y tu gracia del sufrimiento a la paz. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El secreto de salir del sufrimiento a la paz es confiar plenamente nuestras preocupaciones a JESÚS y creer a su poderosa Palabra.
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